Festival de la cultura 'sube' al tren de los migrantes

Un colectivo lleva a cabo diferentes actividades artísticas a bordo del tren que diariamente transporta a miles de migrantes centroamericanos.

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El Festival de 'La Bestia' se realiza dos veces por año desde el 2013, y su próxima edición se llevará a cabo del 4 al 30 de septiembre y recorrerá los estados de Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Veracruz, Hidalgo y Tamaulipas. (Imágenes de Milenio digital y festivaldelabestia.blogspot.mx)
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Milenio digital
MÉXICO, DF.- Niños, mujeres y hombres viajan a través de México a bordo del tren 'La Bestia'. Durante su travesía por el país hacia Estados Unidos, pasan hambre, frío y sufren agresiones por parte de grupos delictivos y de las autoridades migratorias.

Interesados en el viaje y los problemas de los migrantes originarios de El Salvador, Honduras y Guatemala, Ángel Hernández y el colectivo Teatro para el Fin del Mundo crearon el Festival de 'La Bestia' que se realiza dos veces al año desde 2013 en las entidades por donde pasa el tren: Chiapas, Oaxaca, Tabasco, San Luis Potosí, Hidalgo, Jalisco.

El proyecto está conformado por talleres, conferencias y espectáculos musicales y teatrales a bordo del tren que informan a las personas que viajan hacia EU sobre las medidas de protección para su travesía y la representación de situaciones que podrían vivir en 'La Bestia'.

La sexta edición del festival se realizará del 24 al 30 de septiembre y recorrerá los estados de Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Veracruz, Hidalgo y Tamaulipas.

Un viaje cultural

"El proyecto del festival se basa en una iniciativa que realizamos en 2013 llamada 'El viaje lustroso de los zapatos rotos', que consistía en la generación de memorias del recorrido de los migrantes haciendo actividades y marcando rutas con zapatos. El 'Festival La Bestia nos ayuda a extender disciplinas enfocadas a la migración de tránsito", dice Ángel Hernández, organizador del festival para Milenio.

El festival inicia en Arriaga, Chiapas, el punto de partida del tren. En ese lugar se realizó la primera edición de este proyecto en 2013.

Después de cinco emisiones, 'La Bestia' se mantiene como un proyecto independiente; no hay una institución que financie las actividades. La colaboración de artistas, gobiernos locales y albergues es crucial para que se haga el festival.

"Somos un festival independiente que tiene el apoyo de los artistas que se comprometen con este proyecto. Los albergues en los puntos de mayor afluencia también nos ayudan y los municipios de algunos de los estados; ellos colocan el equipo técnico, ayudan a conseguir los permisos de los ferrocarriles, porque se encuentran bajo supervisión de compañías extranjeras", dice.

Todo tipo de público

El festival ha permitido a Ángel conocer miles de historias de vida de mujeres y niños que atraviesan México para reencontrarse con su familia en Estados Unidos o que huyen de países violentos, donde su vida corre peligro.

Uno de esos casos ocurrió en 2014. Se trataba de un grupo de niños, en su mayoría originarios de Honduras y El Salvador, quienes buscarían a sus padres en EU. "Era una cantidad impresionante", explica Ángel.

Además de los niños, las mujeres también son importantes para el colectivo Teatro para el fin del Mundo, por lo que crearon actividades que enseñan a las migrantes a protegerse de agresiones durante el viaje.

"Es un programa comunitario y a la vez, se relaciona directamente con las migrantes. Paula Delhi, de origen argentino, lo desarrolla desde hace tres emisiones".

Violencia, un freno

Una de las dificultades a las que se enfrenta el colectivo para realizar de forma semestral las actividades artísticas es la afluencia del crimen organizado en algunos de los estados de la ruta de 'La Bestia', como Tamaulipas o Veracruz.

"Es un atropello a los grupos en resistencia. En muchas ocasiones se ven acorralados por el mismo gobierno del estado, por los criminales, por las mismas comunidades donde transitan y por la policía migrante. Es un atropello a su libertad de tránsito como seres humanos", puntualiza Hernández.

Para solucionar esta situación, Ángel dice que los albergues los ayudan a negociar con el crimen organizado, con el fin de disminuir los riesgos que representa realizar cualquier actividad en una zona controlada por delincuentes.

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