EFE
VIENA, Austria.- Conchita Wurst, la vigente reina de Eurovisión y creciente diva del pop, sigue imparable. Acaba de sacar disco, es una de las protagonistas de la edición de este año del festival de la canción y no deja de insistir en su máxima: respeto y tolerancia.

Cuando hace un año ganó Eurovisión con su tema "Rise like a Fenix", la barbuda cantante austríaca lanzó un mensaje a sus fans: "Somos imparables". Ahora, convertida en una estrella en su país, insiste en que aquellas palabras encierran un estilo de vida.

"Para mí, ser imparable es una decisión que tomé. Pensé: de acuerdo, voy a hacer lo que quiera. Hay reglas sencillas que me enseñaron mis padres: no dañes a nadie y sé respetuosa. El resto, depende de mí", explica en una entrevista Conchita, el personaje artístico creado por el cantante homosexual Tom Neuwirth.

Sobre si esa actitud de aceptar lo que uno es puede ser un ejemplo para sus seguidores, Conchita asegura que, al fin y al cabo, la cosa es sencilla.
"Todo el mundo quiere amar y ser amado. Todo el mundo quiere ser respetado. No se trata de si eres liberal o conservador. Eso nos une", resume.

"Creo que ser imparable es una decisión. Si quieres serlo, simplemente ve a donde quieras", anima la nueva diva del pop.

Su triunfo en Eurovisión, visto en su día como un reconocimiento no sólo a su talento artístico sino como un espaldarazo a los derechos de los homosexuales, convirtió a la cantante en un símbolo de la lucha por la tolerancia.

Herramienta importante

Las críticas de buena parte de la sociedad austríaca a que una "mujer barbuda" representara al país en Eurovisión se transformaron en una oleada de elogios tras su triunfo, que incluso sirvió para animar el debate político sobre los derechos de los homosexuales.

Pese a ello, Conchita niega que sea una persona con poder para transformar la sociedad.

"No me atrevería a decir que he hecho el mundo más tolerante o más abierto de mente. Hay mucha gente que tienen mucha más influencia en la sociedad que yo", afirma.

La cantante confía en que la oleada de apoyos a favor de la tolerancia que llegaron tras su triunfo (ha cantado frente al Parlamento Europeo y en la sede de la ONU en Viena) no sea una moda pasajera.

"No creo que sea una moda. Siempre hablaré sobre mis creencias, así es cómo veo la vida", cuenta Conchita, que el domingo cantó en la Ópera de Viena en una gala en la que se unieron lo lírico y la música pop.

Contra la homofobia, señaló, lo mejor es que se sepa quienes son los gays, las lesbianas, los transexuales, los bisexuales y cualquier otra orientación sexual.

"Creo que hacerlo visible es una herramienta tan importante para explicarle a la gente lo que significa, de lo que va todo esto", pidió.

Encantada

Según Conchita, es la ignorancia lo que crea rechazo. "Mucha gente no sabe porque no está en contacto con la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). "Y, algunas veces, eso se convierte en miedo".

En ese sentido, la cantante recuerda que ha estado en la ceremonia de entrega de los Golden Globes y ha visto mucho movimiento en torno a la comunidad LGBT y muchas películas que tocan temas de orientación sexual.

En lo puramente artístico, está encantada con "Conchita" el disco con doce temas que lleva su nombre y que salió a la venta el pasado día 15.

"Es algo enorme. Lancé mi álbum el pasado viernes y estoy en el número 1 de Austria y en muchos top 10 de Europa y del mundo. Me siento tan agradecida y tan honrada. Y mis seguidores son los mejores. Aceptar mi trabajo como lo hacen es el mejor regalo que le pueden hacer a un artista", declara emocionada.