Cumple 137 años Isadora Ducan, revolucionaria de la danza

Pionera de la danza moderna, la bailarina y coreógrafa será recordada con dos espectáculos dancísticos en Estados Unidos.

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Isadora Duncan ha inspirado más de 40 libros, un sinnúmero de dibujos, pinturas y esculturas, películas, documentales de televisión, obras de teatro y poemas. (isadoraduncan.org)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- En el marco de su 137 aniversario de natalicio, que se cumple este lunes, Isadora Duncan, pionera de la danza moderna, será evocada con dos espectáculos dancísticos en Estados Unidos.

Según Notimex, el primero se realizará esta tarde en el cierre del XVII Festival Dionisíaco que organizó el Mary Sano Studio of Duncan Dancing en San Francisco. El evento cuenta con la participación de la intérprete María Sano, el pianista Mutsuko Dohi y la flautista Elizabeth Gaston.

Además, se contará con la asistencia del pianista Benjamin Akeala Belew y del compositor Tony Chapman, como invitados especiales, indica el portal “duncandance.org”

Por otra parte, la compañía de Catherine Galán se presentará el 31 de mayo en el Green-Wood de Brooklyn, Nueva York, con el objetivo de preservar y dar vida a las danzas de Isadora Duncan.

El programa incluye la "Grande Marche", de Duncan (1914) con la música de Franz Schubert (1797-1828), así como diversos bailes del periodo final de la bailarina y coreógrafa, apunta la página web “green-wood.com”.

Californiana de nacimiento

Angela Duncan, nombre con el que fue bautizada y que ocupó hasta 1894, nació el 26 de mayo de 1877 en San Francisco, California en Estados Unidos, de acuerdo con el sitio electrónico “global.britannica.com”.

En 1880 se trasladó con su madre y sus tres hermanos a Oakland, California, después de que sus padres se divorciaron, señala el portal “isadoraduncan.org”.

A los diez años abandonó la escuela, pero estudió de manera autodidacta en la biblioteca pública de su ciudad, bajo la tutela del poeta Ina Coolbrith (1841-1928).

Desde niña se interesó en la danza, pero rechazó la rigidez del ballet clásico y basó su baile en movimientos y ritmos más naturaleza; enfoque que defendió a lo largo de su trayectoria.

En 1894 viajó a Nueva York, donde participó como bailarina en la compañía de Agustin Daly (1838- 1899) durante dos años, indica su perfil publicado en el sitio web “biografiasyvidas.com”.

Encontró su estilo en Europa

En esa época junto a su familia se trasladó a Inglaterra, donde estudió los movimientos de la danza antigua, en los jarrones griegos del Museo Británico; basándose en este estilo dio una serie de recitales en Londres, Inglaterra.

A partir de entonces, Duncan logró el éxito y no dejó de viajar por los mejores teatros de Europa. También recorrió San Petersburgo, Rusia, donde conoció a la bailarina Anna Pavlova (1882-1931).

En 1905 se instaló en Gruenwald, Alemania, y abrió, junto a su hermana Elizabeth, la primera escuela de danza, que sobrevivió con las ganancias de sus giras. Sin embargo, tuvo que cerrar por falta de fondos.

Por ese tiempo, comenzó a obtener el reconocimiento internacional de diversas personalidades artísticas y culturales como Auguste Rodin (1840-1917), Vaslav Nijinsky (1890-1950), Gertrude Stein (1874-1946) y Antoine Bourdelle (1861-1929), este último, quien esculpió su imagen en el Théâtre des Champs- Élysées, en París, Francia.

Pierde a sus hijos

Duncan tuvo dos hijos; Deirdre, cuyo padre era el famoso escenógrafo Edward Gordon Craig (1872-1966), y Patrick, hijo de un rico heredero llamado Paris Singer (1867-1932); quienes fallecieron en 1913 en un accidente automovilístico.

Después de eso, residió en Italia con su con su amiga Eleanora Duse (1858-1924) y trabajó en la coreografía establecida en la novena Sinfonía de Franz Schubert (1797-1828) y la sexta sinfonía de Piotr Tchaikovsky (1840-1893).

Entre 1916 y 1920 participó en campañas benéfica, actuó en solitario y realizó numerosas giras por Europa y América. En 1921 llegó a Moscú, Rusia, ahí contrajo matrimonio con el poeta Sergei Esenin (1895-1925); tres años después se divorciaron.

La bailarina regresó a Europa para volver a los escenarios, pero resultó un fracaso, por lo que decidió refugiarse en Niza, Francia, donde terminó su autobiografía y comenzó a escribir “El arte de la danza”, libro que pretendía ofrecer una síntesis de sus enseñanzas.

Isadora Duncan, quien falleció el 14 de septiembre de 1927, llevó la danza a un lugar elevado entre las artes y afirmó que el baile debía ser una prolongación de los movimientos naturales del cuerpo, los cuales debían transmitir el amor a la vida.

Su estilo evitó la rigidez del ballet y defendió la idea del libre espíritu cívico, junto con los altos ideales de la antigua Grecia, como la belleza, la filosofía y la humanidad; se guió en la música de compositores clásicos y utilizó trajes con los que se sentía libre, los pies descalzos y el pelo suelto.

Es de mencionar que existen más de 40 libros sobre Isadora Duncan, un sinnúmero de dibujos, pinturas y esculturas, dos películas importantes, una docena de documentales de televisión y varias obras de teatro, así como poemas.

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