Agencias
MÉXICO, D.F.- Sin duda, los estímulos fiscales destinados a la producción y distribución del cine, creados durante los últimos años, benefician a los creadores y productores; sin embargo, algunos de estos personajes consideran que no es del todo favorable “depender” del gobierno, no por el miedo de perder cierta libertad creativa, sino porque de seguir por ese camino jamás se creará una industria sólida capaz de solventar el séptimo arte.

“El gobierno debe apoyar a este tema, pero más allá de dar, debe procurar que se estimule la inversión privada en el cine, eso se me hace más importante, porque para generar una industria es importante que los inversionistas y los empresarios estén dispuestos a arriesgar su dinero con nuestras historias, eso es algo básico”, explicó Fernando Rovzar, uno de los responsables del filme Después de Lucía, dio a conocer Milenio.

Y aunque numerosas historias seguirán llegando a la pantalla grande con la ayuda de estímulos fiscales como Foprocine, Fidecine y EPRO cine, creados para la producción posproducción, distribución, exhibición y promoción del cine, según los casos; hoy en día, los responsables del séptimo arte desean abrir opciones para el capital de contribuyentes, como ocurre con el Eficine (conocido como la ley 226).

“Para que eso suceda, debemos tener películas que se conviertan en negocio. Sin duda, las ventanas que el gobierno ha abierto para apoyar al cine son buenas, pero me gustaría que se abriera la puerta para la creación de más estímulos destinados al sector privado, para que se inviertan recursos y se genere un verdadero negocio con el cine mexicano”, dijo Rovzar, quien tiene en puerta las secuelas de Matando cabos y KM 31.

"Nunca es suficiente"

A su opinión se suma la de realizadores como Alejandro Lozano, quien junto a su colega Andrés Couturier llevó a la pantalla grande la cinta animada El Santos vs. la Tetona Mendoza, “cualquier estímulo que exista para apoyar la industria se agradece y mucho, pero nunca es suficiente, por eso se deben seguir impulsando estímulos como la 226, la cual ya probó que sí puede apoyar al cine desde ese rubro.

“Lo que debe ocurrir ahora es, como creadores, proponer mayores opciones para las historias, cualquier estímulo ayuda a la industria y será bienvenido, pero se debe generar mayor oferta frente al espectador, porque entre más filmes existan se alejarán los prejuicios sobre las películas mexicanas, de tal forma que se pueda sumar a la credibilidad del cine y se cree una verdadera industria”, añadió Lozano.

Si bien, el tema de la inversión en relación a la 226 entró en discusión por algún tiempo, debido a la mala calidad de algunos filmes; la realidad es que sin este estímulo muchas historias no habrían visto la luz. De ahí la importancia de dar cabida a nuevas reglas del juego para la iniciativa privada.

“El trabajo del productor es conseguir dinero en cualquier parte, sea del gobierno o privado. Esto es un tema complicado, porque los puristas podrían decir que es una industria que no funciona, pero el objetivo de los estímulos no es mantener a cineastas, sino crear una industria real”, explicó Luis Salinas, socio de Machete Producciones, la empresa de Año bisiesto y Nos vemos papá.

“De todas formas, la ley está estipulada para no solo pedir y estirar la mano, hay cláusulas que te obligan a ciertas cosas y cambiaron las reglas, antes no había trabas con productores nuevos, ahora no es tan fácil que te den dinero, que fue parte del error y del porqué se hicieron películas de poca calidad”, añadió.