'Desnuda' Vargas Llosa a 'El héroe discreto'

La noticia sobre un humilde transportista que se negó pagarle a la mafia da pie a la más reciente novela del Nobel de Literatura 2010.

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En la FIL de Guadalajara, Vargas Llosa desgranó el proceso creativo que lo llevó a escribir su más reciente novela. (Notimex)
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Agencias
GUADALAJARA, Jalisco.- Ante un público ansioso que abarrotó el Auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, presentó su más reciente obra "El héroe discreto", en la cual retoma personajes de otros de sus libros.

En compañía de José Miguel Oviedo y Juan Ortiz, Vargas Llosa compartió los detalles de esta obra, que narra la historia de "Felicito Yanaqué", quien es un próspero camionero de Piura, Perú, y se enfrenta a una extorsión anónima.

Sonriente, galante y seguro, el autor de "Pantaleón y las visitadoras" aseguró que retomó algunas figuras de otras obras, debido a que en su mundo literario hay dos tipos de personajes; aquellos que nacen para únicamente contar una historia y otros que dan para más.

"Los personajes secundarios, en su mayoría, aparecen para decirme que no los he aprovechado totalmente, siento de pronto que algunos personajes están ahí y tienen una necesidad, que me lleva a incorporarlos a otras historias", explicó.

Escritor realista

El autor, quien dijo no creer en las clasificaciones de escritores de literatura realista y/o fantástica, señaló que si su obra se clasificara entraría en la categoría de realista, "porque creo que nunca, jamás, alguna historia ha nacido en mi de la pura imaginación".

Confesó que en su caso la imaginación necesita trabajar siempre desde la memoria, por lo que en sus obras el punto de partida es algo vivido, escuchado, relacionado con alguien que conoce o con alguna lectura.

"Así me pasó con el 'Héroe discreto', me enteré, no recuerdo si a través de algún periódico o la radio, que un pequeño empresario de transporte, de origen muy humilde, había publicado en un periódico un aviso para la mafia en el que decía que no iba a pagar los cupos que le había metido", recordó.

Información que despertó su interés por esta persona que ponía en riesgo su empresa, su familia y su vida por una cuestión de principios, al no ceder a los chantajes.

"Sentí admiración de ese personaje y de repente me encontré tomando notas con la idea de inventar a ese personaje, que era para mí un gesto que había llegado por una pequeña información", agregó.

Dando vida a "Felicito"

Una vez iniciado el proyecto de esta novela, señaló, como en la mayoría de sus obras se dedicó a darle vida a "Felicito", cuyo nombre hace alusión a sus raíces humildes, y a quien colocó en Piura, lugar del que deseaba contar su historia.

"Así fue como encontré a este personaje y ya me fue mucho más fácil diseñar una historia alrededor de él. Lo veía pasar no sólo con saco, también con chaleco y sombrero, era una manera de mostrar que este hombrecito, en el sentido físico, ascendía socialmente; ese proceso es el que he seguido en la creación de todos mis personajes", explicó.

Entre anécdotas familiares, como la de una de sus tías que fue olvidada por contraer matrimonio con un japonés, Vargas Llosa confesó que en medio del proceso creativo de esta obra tuvo la necesidad de retomar de "Los Cuadernos de Don Rigoberto", a "Rigoberto", quien no es feliz con su modo de ganarse la vida, pero crea una especie de refugio, donde reúne sus gustos; la literatura, el arte y la cultura.

Este personaje, confesó, de cierto modo parte de su juventud en Perú, de aquellos años en los que deseaba ser escritor y en su país natal, esta parecía una profesión poco factible económicamente.

Asimismo, dijo que al escribir deja que los personajes adquieran personalidad, porque "el momento más estimulante es cuando ocurren cosas que no estaban previstas, toma iniciativas que nunca imaginé para él, pero sentí que tenía que respetar las ideas de ese personaje que ya había tomado una soberanía, y si cambiaba lo iba a agredir y sería violentado", apuntó.

Vargas Llosa se despidió de los asistentes para después ofrecer una firma de libros, para la cual los lectores formaron una larga fila que si bien circulaba lenta, les valió tener un acercamiento con el célebre escritor, considerado uno de los más importantes en lengua castellana.

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