Emotivo estreno de la obra Del manantial del corazón

Recrea propuesta teatral el costumbrismo, creencias y rituales de la región en torno al nacimiento de un niño.

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Aspecto de la obra de teatro 'Del manantial al corazón', que se estrenó esta semana en el Centro Cultura Olimpo, en Mérida. (José Acosta)
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Joel González/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Cuando algo comienza hay albricias, si se trata de teatro es aún mejor, más si ese montaje es yucateco y producto de la creatividad de la dramaturga Conchi León, ya que el evento adquiere una dimensión que pone la emotividad a flor de piel, ese fue el caso de los asistentes la noche del jueves al Centro Cultural Olimpo para presenciar Del Manantial del corazón.

Alrededor de 40 personas atestiguaron el arranque de la temporada de otra de las piezas dramáticas creadas por la también actriz, quien recrea con sus imágenes y vocabulario el costumbrismo, creencias y rituales de la región en torno al nacimiento de un niño.

Este mundo perfectamente adornado de elementos yucatecos tradicionales retrata la filosofía y la fe con las que enfrenta una sociedad sus tabúes.

El reparto es conformado por Addy Teyer, Andrea Herrera y la propia autora, quienes llevan de la mano al público por los diferentes pasajes de la obra llena de simpatía y dolor;  y lo forzado de la ubicación de la puesta en escena en el escenario del recinto teatral no evitó vivir la experiencia contenida en las frases poéticas.

Sin poder avanzar de una manera definitiva tierra adentro del mundo fantástico de la obra, a consecuencia de la inefectiva iluminación y la selección poco afortunada de los diferentes elementos de utilería empleados durante la hora en que transcurre la historia, las emociones traducidas en lágrimas y risas fueron la constante como premio a la calidad del trabajo.

La música del maestro Pedro Carlos Herrera, bella y escasa, colaboró fantástica dentro de la trama que paradójicamente por momentos perdió el ritmo y la orientación.

La talentosa Conchi León al final compartió que la obra y en general la temporada de la misma está dedicada a una niña de nombre Celeste, quien falleció a los seis años en circunstancias poco claras, lo que vuelve este montaje un homenaje a la pequeña, que se convierte en la representante de todos aquellos infantes que han sido víctimas inocentes.

Hecho que la sensibilidad de la autora rescata y se convierte en la mejor definición de su quehacer teatral y el mayor reconocimiento que nos merece.

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