Fidel Orantes/Agencia Reforma
MÉXICO, DF.- Aunque hoy mucha gente habla de los mayas y sus profecías, particularmente de aquella que señala al 21 de diciembre de 2012 como el final del mundo, lo cierto es que la mayoría de las personas desconocen por completo a esa civilización y su legado.

Por eso, Diego Buñuel emprendió una exploración para conocer más a fondo los secretos de esa milenaria cultura, así como para tratar de desentrañar el verdadero significado de su calendario, en El Inframundo Maya: El Verdadero Fin del Mundo, que se estrena hoy, a las 22:00 horas, por Nat Geo.

"El objetivo es entender de dónde viene y cómo empezó toda esta locura sobre el calendario maya, así como ese miedo que tiene la gente sobre el fin del mundo.

"Esa es una diferencia muy importante con otros programas. Éste es científico y de datos históricos, pero con un aspecto de aventura, porque vamos al fondo de los cenotes y hay cosas muy divertidas", explicó Buñuel en entrevista telefónica desde París, su lugar de origen.

Aunque no es una emisión apocalíptica, uno de los hallazgos que tuvo el nieto del cineasta Luis Buñuel, es que sí habrá un fin del mundo, pero no ocurrirá precisamente el 21 de diciembre. De ello, aseguró el periodista, la raza humana será responsable.

Porque así como la civilización maya tuvo su cataclismo, debido a las condiciones climáticas de hace miles de años, ese mismo fenómeno se repetirá en esta era.

"Siempre estamos hablando de qué tipo de planeta vamos a dejar a nuestros niños, esa es la frase común. Yo creo que el problema es qué tipo de niños vamos a dejar al mundo.

"Tenemos que invertir la propuesta, porque si como seres humanos no tenemos generaciones que hagan los cambios necesarios para sobrevivir, el fin del mundo sí va a pasar", agregó.

Acompañado de arqueólogos, expertos en la cultura maya y alta tecnología, como la llamada esfera de sol (un objeto para iluminar), Buñuel se sumergirá en un cementerio submarino recién descubierto, en el que hallaron miles de cuerpos de niños sacrificados.

"Es una sensación muy extraña bajar al cenote, a unos 20, 30 o 40 metros, y ver a toda esa gente que vivió hace 2 mil años; entender un poco los sacrificios y las razones culturales y religiosas por las que fueron hechos", relató el francés.

La exploración que realizó en El Inframundo Maya: El Verdadero Fin del Mundo estuvo apoyada por los únicos cuatro libros mayas que perduran hasta nuestros días: Rabinal Achil, Popol Vuh, Chilam Balam y los Anales de los Cakchiqueles.