Con instituto mantendrán legado de Alfonso Reyes

Se cumplen 55 años de la muerte del escritor y diplomático mexicano; el plantel escolar con su nombre ofrecerá sus servicios en EU, Brasil y China.

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Alfonso Reyes fue nominado cuatro veces al premio Nobel de Literatura, pero aunque no lo ganó sí recibió muchos otros premios que dan cuenta de su gran categoría. (uanl.mx)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Alfonso Reyes Ochoa fue un escritor y diplomático mexicano que ejerció un notable magisterio en la cultura de su tiempo, promovió la fundación de instituciones dedicadas a la difusión del conocimiento y marcó la obra de casi todos los escritores mexicanos posteriores a él, como Octavio Paz (1914-1998) y Carlos Fuentes (1928–2012).

En honor a su legado, hace unos días, las secretarias de Educación Pública (SEP) y de Relaciones Exteriores (SRE) aprobaron la creación del Instituto Alfonso Reyes, que enseñará en el extranjero el idioma español que se usa en México.
Dicho instituto, propuesto por la Academia Mexicana de la Lengua, ofrecerá sus servicios en Estados Unidos, Brasil y la República Popular China, según dieron cuenta medios locales, publica Notimex.

Alfonso Reyes nació en Monterrey, Nuevo León, el 17 de mayo de 1889. Hijo de Bernardo Reyes (1850–1913), gobernador de Nuevo León, y figura muy cercana a Porfirio Díaz (1830–1915), tuvo una infancia rica en lecturas y experiencias vitales.

En la Ciudad de México perteneció al grupo intelectual de la Escuela Nacional Preparatoria. Junto con Pedro Henríquez Ureña (1884–1946), Antonio Caso (1883-1946) y José Vasconcelos (1882–1959) fundó “El Ateneo de la Juventud”, agrupación cultural que pretendía un México moderno y contemporáneo del mundo.

Por aquella época, destacan sus biógrafos, Reyes escribió obras como el libro de ensayos “Cuestiones estéticas”, que sería publicado en París. De los mismos años datan los estudios sobre Robert Louis Stevenson (1850–1894) y Gilberth K. Chesterton (1874–1936).

Se inscribió en la Facultad de Derecho, donde obtuvo el título profesional de abogado el 16 de julio de 1913. Tras el asesinato de su padre, aspirante a la presidencia de la República, y un tanto decepcionado de la situación nacional, viajo a Europa donde trabajó en el Centro de Estudios Históricos de Madrid, dirigido por Ramón Menéndez Pidal (1869 – 1968).

Trabajos en el extranjero

En España compartió trabajos y experiencias con Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958), José Ortega y Gasset (1883 – 1955) y Ramón Gómez de la Serna (1888 – 1963). También perfecciono su manejo de la lengua española. En 1915 terminó “Visión de Anáhuac”, que se publicó en 1917.

De acuerdo con datos de El Colegio Nacional, de 1924 a 1939 vivió como diplomático en Francia, Brasil y Argentina. En este último impulsó la obra del por entonces joven Jorge Luis Borges (1899–1986), quien puso a su consideración el manuscrito de “El Aleph” y le profesaría agradecida admiración el resto de su vida.

Entre sus ensayos de esos años se cuentan “Cuestiones gongorinas” (1927), “Simpatías y diferencias” (ensayos, 1921-1926), “Homilía por la cultura” (1938), “Capítulos de literatura española” (1939 y 1945) y “Letras de la Nueva España” (1948).

En 1939 regresó definitivamente a México, instalándose en un edificio que siempre había deseado y que él mismo hizo construir: una casa habitación integrada a una biblioteca, hoy museo dedicado a él, que lleva el nombre de Capilla Alfonsina, relata el sitio web “biografiasyvidas.com”.

A partir de entonces y hasta 1950 se encontraba en la cumbre de su madurez intelectual y escribió una larga serie de libros sobre temas clásicos, como “La antigua retórica” y “Última Tule” (1942), “El deslinde” (1944), “La crítica en la edad ateniense” (1945) y “Junta de sombras” (1949). También escribió sobre problemas mexicanos y americanos y otros temas muy variados.

Puestos y premios

Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue fundador del Instituto Francés de América Latina y del Colegio Nacional. Presidió la Casa de España en México, nombrado más tarde El Colegio de México, uno de los centros académicos de alto nivel más prestigiados del país.

Fue candidato al Premio Nobel en cuatro ocasiones, aunque nunca llegó a recibirlo; pero su constante entrega a la cultura, sus aportaciones a la literatura mexicana y la calidad de su obra le valieron numerosos premios y reconocimientos públicos.

Por ejemplo, el Premio Nacional de Literatura (1945), el de Literatura Manuel Ávila Camacho (1953) y el del Instituto Mexicano del Libro, que recibió en 1954.

En el transcurso de pocos años, Reyes sufrió varios infartos, atendidos por el médico Ignacio Chávez (1897–1979). El cuarto le costó la vida. Murió el 27 de diciembre de 1959 en la Ciudad de México.

El presidente Adolfo López Mateos (1910–1969) decretó un día de luto nacional. Sus restos reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres.

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