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Los efectos visuales y de sonido, así como la dirección de arte, están completamente a la altura . (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Toda historia lleva un protagonista, es una ley de la narrativa, pero ése protagonista puede dividirse en varios. Eso lo descubrieron a la mala los productores de “Piratas del Caribe” cuando en la cuarta película, “Navegando aguas misteriosas”, Sparrow se vió incompleto sin Elizabeth Swann y Will Turner. En la nueva entrega reviven al pirata con una nueva pareja de tórtolos, Henry y Carina, que no están a la altura pero cumplen su rol. Luego añaden unas cuantas aventuras improbables, incluyendo una parodia de “Rápido y Furioso”, y ponen las cámaras a grabar.

Borracho y decadente, el capitán Jack Sparrow es apenas una sombra de su leyenda cuando un antiguo enemigo suyo, ahora convertido en fantasma, escapa su prisión y va en su búsqueda. Ante la amenaza Sparrow encuentra unos fortuitos aliados con quienes buscar el legendario tridente de Neptuno, su única esperanza de salvarse.

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Jeff Nathanson escribió un libreto que devuelve el carisma a Sparrow e imita la éxitosa fórmula de “La Maldición de la Perla Negra”, logrando un resultado casi equiparable, pero no la distingue lo suficiente y acaba pareciendo una imitación más que una secuela. Sin embargo logra añadir suficiente humor y secuencias de acción para hacerla altamente disfrutable, como visitar a un viejo amigo.

En el lado de la dirección se extraña a Gore Verbinski, aunque el dúo de Joachim Ronning y Espen Sandberg establecen un buen ritmo narrativo y saben alternar las secuencias. Se quedan cortos en crear imágenes icónicas, alguna toma triunfal y en el manejo de la música, que su predecesor empleaba con maestría para aumentar la emoción en el momento exacto.

Johnny Depp ofrece un Sparrow idéntico al del principio, lo cual es bueno porque replica sus cualidades ofreciendo lo que nos gusta y malo porque no ha envejecido o evolucionado nada, aún cuando se supone que pasaron unos 17 años. Geoffrey Rush, en cambio, sí cambia a Barbosa, evidenciando a Depp. Javier Bardem tiene un villano obsesivo y monomaniático que no le permite explotar su talento. Los novatos Brenton Thwaites y Kaya Scodelario cumplen con su papel pero se quedan cortos ante el recuerdo de Keira Knightley y Orlando Bloom.

Los efectos visuales y de sonido, así como la dirección de arte, están completamente a la altura y son lo que realza la película para ponerla al parejo de sus predecesoras. También son la razón por la que vale la pena ver ésta película en el cine.

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