Liv Tyler, tan bella como versátil

La actriz que protagonizó la saga de El señor de los Anillos confiesa que uno de sus sueños es hacer un musical.

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Liv Tyler encarna a Meg en la nueva teleserie The Leftlovers. (listal.com)
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Agencias
MÉXICO, D.F- En dos décadas, Liv Tyler (Manhattan, 1977) se ha revelado no solo como una de las bellezas de su época, sino además como una actriz versátil y valerosa que ha trabajado con grandes directores tanto en filmes exitosos —como la saga de El señor de los anillos—, como en cintas independientes. 

Tras unos años de estar semi retirada, ahora regresa a la actuación en un nuevo nicho como protagonista de la teleserie The Leftovers (presentada en algunos países de habla hispana como Los abandonados) producida por HBO, que en su estreno ha ocupado el horario de la exitosa Juego de Tronos obteniendo excelentes críticas.

Basada en una novela de Tom Perrotta y producida por uno de los creadores de Lost. La serie de tema post-apocalíptico muestra lo que ocurre en un poblado idílico en Estados Unidos, llamado Mapleton, cuando repentinamente y de manera inexplicable desaparece del planeta una parte de la población mundial, mientras los que permanecen — los “abandonados” del título — deberán seguir viviendo con la angustia de lo inexplicable en una sociedad que se va fragmentando de modo irremediable para crear un nuevo orden.

The Leftovers fue una sorpresa en su estreno. ¿A qué se debe su éxito? ¿Son los personajes, la trama, la intriga, incluso?

Bueno, supongo que en sí, es un poco de todo. Nunca sabes cuando una serie va a funcionar, o cuándo podría ser cancelada. Parte de ello es obviamente la calidad de los guiones a partir de su origen, que es la maravillosa novela de Tom Perrotta. 

Además hay una gran química en el elenco y es una serie para un público adulto. Pero sobre todo, ahí están los personajes que conforman esta historia. Son todos muy diferentes: todos tienen algo que hace que el público consiga identificarse con ellos. Todos de un modo u otro le hablan al espectador y éste quiere saber qué pasa en esta situación extraordinaria. Me alegra que se refleje en las reacciones del público. Creo que eso es lo que hace que tu trabajo deje huella en un medio como éste.

¿Por qué hacer una teleserie en vez de cine?

Me encantó desde el guión, que es muy apegado al libro. Damon Lindelof y Tom Perrotta escribieron un guión excelente: muestra cómo personas perfectamente normales reaccionan a acontecimientos inesperados que pueden reforzar la unión de una familia o bien dividirla más. 

Lo mismo pasa con la comunidad, se abre para ir revelando cómo la tensión de una calamidad sin precedentes puede transformar la fe de las personas en cinismo, paranoia, locura o fanatismo religioso. Y eso me pareció fascinante. Por otra parte, es cierto, nunca había hecho televisión y me pareció interesante acercarme a ella con este proyecto. Es un proceso completamente distinto. Más largo, tal vez, pero puedo volver a casa todas las noches. Eso me gustó. Es algo muy diferente a todo lo que había hecho antes.

Habías estado parcialmente retirada, dedicada a la maternidad…

Es verdad, en los últimos años hice pocas películas, me volví más selectiva. La maternidad, claro, tiene todo que ver. Cuando nació mi hijo, Milo, tuve un contrato con Givenchy por varios años, lo cual me cayó de maravilla, porque no tenía que irme a ningún lado, solo hacer las campañas y algo de promoción. Eso estuvo bien, porque mi esposo y yo nos separamos y yo no quería alejarme de mi hijo. Ahora que creció y va a la escuela es más independiente, puedo hacer más cosas y por eso, cuando me llamaron para que leyera el piloto de la serie, realmente lo consideré. El material me atrapó desde el principio y me comprometí al ciento por ciento con la serie.

¿Hay una responsabilidad al ser parte del reparto de una serie?

En cierta forma, sí. Aunque somos lo que en televisión se llama un ensamble. Hay un personaje central, en este caso Kevin, que encarna Justin Theroux, pero todos los personajes que hay en la serie: su esposa, Laurie, mi personaje, Meg, y otras personas en el pueblo, todos tienen un nivel de importancia crucial para la historia. Poco a poco vas descubriéndolas.

¿Qué es lo que le gusta más de encarnar a Meg?

Su complejidad. Es un personaje riquísimo; Meg tiene un viaje fascinante desde el primer capítulo, cuando la vemos por primera vez. Es una joven a punto de casarse que no está muy convencida de querer hacerlo en el mundo en que ahora vive, y entonces se incorpora, inocentemente al principio, en una especie de secta… y lo que le va ocurriendo es muy interesante. Nunca me habían ofrecido un papel así. Tiene una carga muy humana y para todo actor esto es algo valiosísimo, es una oportunidad de oro para asomarse a una nueva perspectiva y eso a mí me gusta mucho.

¿Se podría comparar The Leftovers con algún otro trabajo en tu carrera?

No. En absoluto. Es única. Conforme vaya avanzando verás que la serie es bastante exigente para el espectador, pero lo dejará muy satisfecho, sobre todo a nivel dramático. The Leftovers no es una comedia, aunque tiene humor. No es una historia de terror, aunque tiene elementos inexplicables. No es un melodrama, pero tiene aspectos que lo son. Es muy peculiar. Para mí es como una tragedia griega, como una auténtica obra literaria. Me encanta la serie por eso. Es una gran experiencia; parte de lo que me atrae de los trabajos que hago, es que experimentas algo muy intenso. Ha sido un trabajo muy satisfactorio. El público ha respondido bien, y seguro estará encantado con lo que vaya ocurriendo a lo largo de la temporada.

¿Cómo te sientes al cumplir este año 20 como actriz?

¿No es una locura? Realmente no lo puedo creer. Era una adolescente y no sabía muy bien qué ocurría, es decir, ya había sido modelo y había hecho un papel pequeño en una película, pero cuando me invitaron a audiciones para hacer mi primera película con un rol principal —Heavy, de James Mangold— fue algo que me sorprendió, pensé, “Dios, es en serio”.

Luego vinieron más audiciones y me seguí preparando y de pronto, al año siguiente estaba en Italia, trabajando con Bernardo Bertolucci (en Belleza robada) y al año siguiente, con Robert Altman, que era una leyenda, y mientras ellos me dirigían, yo aprendí cuanto pude de esos rodajes y pensé “esto no puede ser real, se acabará en cualquier momento” y mira, aquí sigo, actuando para vivir (ríe).

¿Qué te falta hacer como actriz?

Un musical. Soy hija de un músico, y mi papá adoptivo era otro músico. Siempre crecí rodeada de rock and roll, de música, y hacer una película musical me encantaría. Es uno de los sueños que tengo. Me encantaría hacer muchas cosas pues creo que hay tanto por hacer y tantas posibilidades, que estoy siempre dispuesta a encontrar algo que me apasione, que me intrigue, que me haga desear actuar. Eso es lo que quiero.

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