Llamando a los hombres buenos

Eve Ensler, activista social y dramaturga, autora de 'Los monólogos de la vagina', vino a México a promover una causa específica.

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'No creo que nadie estaría escuchándome si los Monólogos de la Vagina no hubieran ocurrido'. Eve Ensler. (Foto: Internet)
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Susana Moscatel/Milenio
MÉXICO, D.F.- Apenas ayer llegaste a México y estuviste muy ocupada. ¿Nos cuentas de tu día?

Ayer fue un día impresionante. Siempre descubro esto en México, las cosas pasan muy rápido y hay tantas mujeres tan increíbles y las cosas se organizan. Llegamos y nos reunimos con treinta de las más fuertes activistas y sobrevivientes en El jardín de la tercera edad y era una situación hermosa. El lugar y las mujeres eran como un círculo cálido y las mujeres hablaron de por qué se pondrían de pie para Un billón de pie, que será el próximo 14 de febrero. Ese día mil millones de mujeres que han sido violadas y golpeadas alrededor del mundo saldrán de sus trabajos, oficinas, casas, escuelas y bailarán.

Eres evidentemente muy emocional al respecto, pero no te detienes. Debes vivir en una montaña rusa emocional...

¡Soy una criatura emocional! Así se llama mi nueva obra. No me da pena ser emotiva. Creo que cuando dejamos de serlo, nos convertimos en personas sin relación con la realidad y ahí es cuando somos capaces de hacer cosas verdaderamente terribles. Creo que si todos fuéramos emocionales todo el tiempo y nos permitiéramos sentir lo que sentimos, nos sentiríamos más conectados. No tengo miedo de sentir empatía y no tengo miedo de sentir compasión. No tengo miedo de sentir lo que otros están sintiendo. Así que si sientes eso serás emocional. Creo que muchos vamos por la vida y no vemos a la mujer que está vendiendo en la calle como esclava; y no vemos a la mujer al lado nuestro que tiene moretones, y no vemos mujeres que han sido violadas. Y seguimos cortando y cortando nuestro corazón. Creo que después de sobrevivir el cáncer, que fue algo muy difícil, mi corazón está abierto y no ofrezco disculpas por ello.

Recuerdo hace más de doce años que tuvimos comunicación acerca del tema de Ciudad Juárez. Y tristemente cada vez que interpretamos ese monólogo veo los números de ese entonces y veo los de ahora y quiero llorar. La situación no ha mejorado...

Creo que algunas cosas sí han cambiado. Mira, aquí estás con un programa de televisión. Aquí estoy hablando. Tuvimos mucha prensa que vino a escuchar nuestras preocupaciones. Creo que la violencia contra la mujer ya está siendo registrada en nuestros conscientes. Pero lo que no hemos hecho todavía, como mujeres, es ser peligrosas. No hemos dicho que este tema nos importa tanto que estamos dispuestas a ir a cualquier extremo para detenerla. No hemos dicho que nos levantaremos y nos aseguraremos que nada se interpondrá en nuestro camino para erradicar esta violencia. Aún estamos muy bien portadas. Somos amables. Y creo que el tiempo para eso acabo.

Tuve la oportunidad de leer tu nuevo monólogo y haces un llamado a “los hombres buenos” para que hablen…

Es que sabes, ¡hay tantos hombres buenos! Tantos hombres que son tiernos, que aman a sus hijas, aman a sus madres, aman a sus esposas. Pero son silenciosos. Si estuvieran tan preocupados por acabar con la violencia como lo están por los deportes, entonces el mundo cambiaría.

¿Qué tan importante ha sido Los monólogos de la vagina para que puedas seguir adelante con tu causa?

Han sido muy importantes. No creo que nadie estaría escuchándome si Los monólogos de la vagina no hubieran ocurrido. Era activista antes y el éxito de la obra ha sido la gasolina de este movimiento y me ha permitido tener esta voz. También ha recaudado noventa millones de dólares que han ido a grupos locales alrededor del mundo.

El frente en México

Llamada en varias ocasiones “un tesoro nacional”, la luchadora social Rosi Orozco, quien fue una de las impulsoras de la ley contra la trata de personas, también es parte de este movimiento.

¿Cómo fue tu acercamiento con Morris Gilbert y con Eve Ensler?

Muy agradecida. Yo no tenía el gusto y ellos me buscaron. Me siento honrada y además con una gran responsabilidad de que el 14 de febrero realmente las mujeres y los varones de buen corazón respondan a este llamado, pues va a cambiar mucho de lo que sucede en México. Pues va a cambiar a través de lo que es una acción muy noble y bonita como bailar por las mujeres y las niñas de México.

Lo decías sobre el escenario. Se pueden hacer muchas cosas desde otro lado que no sea la curul. ¿Has visto que esta conciencia se convierta en hechos?

Sí. Cada vez más hombres me dicen: “Rosi, la verdad es que yo no entendía el tema. Avergonzados. Uno de ellos que era policía me dijo: la verdad es que cuando yo estaba en Ciudad Juárez, yo permitía que los miembros de toda mi corporación estuvieran con mujeres, hoy tengo una hija y estoy tan avergonzado de haberlo permitido. Porque además me doy cuenta hoy cómo todo está ligado al crimen organizado”.

Es emocionante que este movimiento se manifieste a través de la cultura, ¿no?

La cultura puede cambiar naciones enteras. Una canción, un baile el 14 de febrero, tiene más fuerza que toda la crítica y que todos los gritos desde las curules.

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