Manuel Lizama: Con la pintura conozco a mi gente, mi tierra

El reconocido pintor, impulsor de la cultura del Estado, cuenta sus primeras experiencias con las artes plásticas, y sus proyectos para este año.

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Entre las medallas que ha recibido destacan la “Eligio Ancona”, “Yucatán” y “Héctor Herrera Cholo”. (Theany Ruiz/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Manuel Lizama, pintor por decisión y vocación, con 81 años de edad y 55 dedicados al arte, es uno de los exponentes más respetados de la plástica yucateca, por su profundo amor por nuestra cultura y su trabajo de continua aportación.

Con varias distinciones, medallas, reconocimientos y homenajes, el maestro Manuel se percibe como un creativo en continua construcción y aprendizaje; todo por amor al arte. Además, actualmente un espacio de la Secretaría de la Cultura y las Artes, el Salón de Creadores, lleva el nombre del pintor.

Por su parte, Antonio Mediz Bolio ha escrito sobre su trabajo, y Roldán Peniche lo define como el más calificado de los pintores yucatecos formados en el Estado, en su propia tierra, sin más maestros –una vez superadas las etapas de aprendizaje- que la voluntad y el talento.

Todo el año está presente en los espacios culturales de Yucatán y de otras latitudes, este mes participó en dos muestras y en el 2013, presentará una nueva exposición en el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (Macay) y le rendirán homenaje en el Museo de la Ciudad con “La Pieza del Mes”, dedicada a su labor.

¿Cómo descubrió su aptitud y vocación para las artes plásticas?

Desde niño siempre me gustaba contemplar la naturaleza y principalmente cuando había lluvia, por las gotas que caían de las ramas, por el colorido que iban despidiendo con la luz del sol y también porque en aquel tiempo habían unas cajitas de cerillos con pinturas del arte taurino y paisajes de otros lugares y de artistas famosos, me gustaban y las coleccioné. Eso me atrajo a la plástica y con el tiempo tomé la decisión de ser pintor de tiempo completo.

¿Cómo fueron sus primeros pasos en este camino de color?

De joven decidí viajar, por primera vez salí de Yucatán buscando los paisajes y escenas taurinas que veía en las cajitas de cerillos, cuando eso, todavía no estudiaba pintura, tenía 18 años y hasta los 20 comencé en serio. Viaje en camión, en barco y hasta en aventón, la gente de antes era menos desconfiada y así pude llegar a muchos puntos, y trabajé en varios oficios para solventar mi trayecto. Llegué hasta Estados Unidos, ahí trabajé en la recoja de algodón hasta que tuve que regresar a México por problemas con migración.

Manuel Lizama ha expuesto en Honduras, Belice, España, Austria y  Estados Unidos

¿Qué experiencias le dejó ese viaje de búsqueda?

En  Veracruz conocí a un joven de Villahermosa, Tabasco, que me preguntó a dónde iba, le dije que no tenía idea, aunque en realidad quería venir a Mérida. En el puerto de Veracruz, estaba el barco “La Flecha” que tenía planeado abordar para regresar, pero gracias a este joven y su invitación, me embarqué en otro navío con él para conocer Tabasco. Luego me enteré que “La Flecha” que iba en camino a Progreso, se hundió. De eso me enteré tiempo después, cómo es la vida.

De albañil, carpintero, recolector, ayudante de imprenta, aventurero a pintor; destino inevitable.

En Torreón trabajé en una imprenta de la cual salían varios de los dibujos que venían en las cajitas de fósforos, todavía conservo una y allí también pasó algo importante, conocí a un pintor, al que veía todos los días desde la calle, me atrajo su trabajo, porque hacía paisaje y eso me interesaba. En ese momento, desde Coahuila decidí ser pintor y regresé a Mérida para estudiar, primero pintura comercial y luego al Centro Estatal de Bellas Artes de Mérida.
Años más tarde me dedique a la docencia de las artes plásticas y artesanales durante 23 años

¿Cómo es su tránsito por las artes plásticas y proceso creativo?

He incursionado en varias disciplinas, he realizado modelado para escultura en piedra, madera y además de la pintura dedico mucho tiempo al grabado. Mi sistema es hacer una pintura para terminarla, luego para refrescar la mente me voy al grabado, como es un trabajo artesanal, me entretengo, y mientras grabo pienso en qué hacer después.

¿Qué significa para usted dedicarse a este oficio?

Siempre me ha gustado, porque es un trabajo muy ambicioso, porque lo primero, lo que se le exige al artista es dedicación, por eso laboro de una manera independiente, me tomo mi tiempo para desarrollar mis proyectos. Me da satisfacción que lo que uno hace a la gente le gusta y adquieren mi obra. Con la pintura conozco a mi gente, mi tierra, veo cómo ha cambiado mi entorno; en el caso de Mérida he notado las transformaciones y todo lo he pintado. Pienso que la importancia que tiene el trabajo del pintor, con el tiempo sirve para la memoria histórica.

¿La unión hace la fuerza, en su trabajo en colectivos artísticos?

Me gusta colaborar con la gente, al tener un grupo que apoye se puede empujar proyectos que beneficien, además se devuelve un poco de lo que se ha cosechado. En el 2013 Art’Ho cumple 25 años de haberse fundado y siete años de Los Pinceles de García Ginerés.

¿Qué está preparando para el 2013?

Me gusta colaborar con la gente, Una exposición en el Macay con 40 trabajos, dedicado a las cuestiones oníricas, dentro de la figura de la mariposa, porque según los que describen el tema onírico, los sueños son mariposas que vuelan por todas partes, entonces me he dedicado a leer poemas que tengan que ver con ellas para alimentar mi trabajo.

También me dedicarán un espacio en el Museo de la Ciudad con “La Pieza de Mes”, durante el presente mes y expondré el 5 de enero con los compañeros de Art’ Ho en el marco del Festival de la Ciudad en la Galería Pichetas y participo con ellos hasta mañana en el Festival de Artes Plásticas, que se realiza en los bajos del Palacio Municipal, donde se ofrecen pinturas de varios artistas.

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