'No hemos terminado de entender a los mayas'

Adriana Velázquez, delegada del centro INAH en Quintana Roo, asegura que no está dicho todo sobre los mayas pues sigue cambiando su propia historia.

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La arqueóloga Adriana Velázquez inauguró el curso de Culturas Prehispánicas que ofrece el Museo de Historia Mexicana de Monterrey. (Gustavo Mendoza Lemus/Milenio)
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Agencias
MONTERREY, Nuevo León.- Los testimonios de los antiguos mayas sobreviven en lo espeso de la selva de la Península de Yucatán, y cada año se revelan nuevas pistas.

En entrevista con Milenio, la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet, delegada del centro INAH en Quintana Roo, expresa cómo los mayas antiguos siguen cambiando su propia historia, pues aún no está dicho todo sobre ellos.

La arqueóloga visitó Monterrey para inaugurar el curso de Culturas Prehispánicas que ofrece el Museo de Historia Mexicana, donde expuso que nuevas investigaciones arrojan la presencia de población en lo que hoy es Quintana Roo desde hace 10 mil años.

Incluso, aseveró que las ciudades mayas poco o nada tenían de amigables con su medio ambiente, y que el ritual humano también era practicado por ellos, contrario a lo que se pensaba hasta hace una década.

"Ha cambiado mucho la percepción sobre los mayas en los últimos 50 años", dijo.

¿Por qué sigue causando tanta expectación una civilización como los mayas?

Por su puesto que es una civilización extraordinaria, no la hemos acabado de entender y una prueba de ello es que cada día hay nuevos hallazgos y nuevas cosas que cambian las ideas que teníamos como "buenas" de ellos; aparte es la selva, es un poco lo escondido, su entorno, creo que es por eso además del arte exquisito que desarrollaron. Por todo eso siguen llamando la atención.

Como ejemplo, fue el descubrimiento el año pasado de un complejo que han bautizado como "La Gran Ciudad".

Sí, incluso tuvimos varios ahorita, estamos trabajando en una zona cercana a la frontera con Belice, que se trata de un hallazgo reciente; y Chactún, muy cerca de los límites con Quintana Roo.

¿Todavía faltan por descubrir otras ciudades de gran tamaño en la zona maya o ya se descubrieron todas?

Fíjate que esto se decía hace 10 años, pero en 1995 se descubrió una ciudad enorme que bautizamos como Ichcabal, cerca de la Bacalán, cerca de Quintana Roo, y que es tan grande como Calakmul; entonces creo que sí, que siguen grandes ciudades perdidas en la selva".

¿Cómo ha sido el trabajo en Ichcabal por ejemplo, donde por una parte está el deseo de excavar la zona pero por otro lado están cubiertas de selva y formando un ecosistema del que dependen animales y asentamientos humanos?

Es uno de los grandes problemas del INAH, en encontrar un balance entre el desarrollo, las necesidades de crear nuevos espacios para la agricultura y la necesidad de preservar estas zonas, entonces es un trabajo de todos los días tratamos de encontrar los mejores arreglos para que se preserven estas áreas, su patrimonio, tanto cultural como natural, y que alrededor las comunidades queden beneficiadas de su presencia. Es, en verdad, un reto complicado.

¿Qué tanto beneficio, o perjuicios, crean los programas norteamericanos sobre los mayas, que tuvieron su punto más alto quizás en el 2012?

Hay una gran variedad, tanto de cosas buenas como malas. Algunos sí son muy especulativos, están muy dados a fantasear; quizás el único beneficio que traerían es que ayudan a centrar la atención en los mayas, pero generalmente tienen ideas equivocadas sobre el colapso, sobre el calendario.

Un comentario generalizado es que los mayas se extinguieron.

Nada más equivocado, ahí siguen en sus comunidades.

Otro comentario repetitivo radica en su extinción a causa de la falta de agua.

Nosotros creemos que es la conjugación de muchos factores, entre los que están un cambio en el medio ambiente, una expansión sin precedente en las zonas de cultivo que por supuesto creó un impacto muy fuerte en la vegetación, los problemas socio políticos fueron creciendo, pero la prueba está en que no sólo no se extinguieron, sino que recompusieron su sistema socio político y prueba de ello es Chichén Itzá, Mayapán, y las ciudades de la costa que recibieron a los españoles con una población enorme.

¿Qué tanta presión reciben las zonas arqueológicas de la Península por el cambio de uso de suelo en terrenos cercanos?

Son zonas sujetas a muchos intereses de todo tipo, tanto político como turístico, incluso de desarrollo, y dada la gran cantidad de zonas arqueológicas, sí están sujetas a una enorme presión y en esta tarea el INAH no puede hacerlo solo, sino ocupamos la ayuda de los gobiernos municipales, estatales y de las dependencias federales.

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