Alejandra Flores/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “Mi propuesta plástica es en el arte digital, aunque a algunos todavía les cuesta un poco de trabajo comprender como es que prefiero los pixeles a los pinceles”, asegura Octavio Paz del Razo, diseñador gráfico por oficio, y apasionado del arte.

Durante la reciente develación de su cuadro en solitario “Mar infinita”, en Victorian Galerías, Paz del Razo recibió los más diversos comentarios sobre su propuesta visual, algunos incrédulos, otros admirados, ninguno indiferente.

“Soy diseñador gráfico y ello me ha llevado a adentrarme en el trabajo diario con las computadoras, son hoy una extensión de mis manos. Durante muchos años experimenté con la pintura tradicional, ocupando pinceles, óleos, acuarelas, o acrílicos, pero un día decidí experimentar con los programas de computadora que la tecnología comenzaba a ofrecer.

Nuevas tecnologías 

“Hace diez años, en este ensayo de prueba y error, que es el manejo de las nuevas tecnologías, fui siguiendo mi camino por el arte digital. Y muchas veces fui su víctima, no te imaginas la frustración porque, a veces la maquina no soportaba tantos trazos y se perdían muchas horas de trabajo. A veces era tanto el coraje que abandonaba el arte digital, apenas naciente, porque sentía sus limitaciones, que eran también las mías, y entonces volvía al tradicional de los pinceles y mis pinturas que se convertían en mi consuelo”, aseguró.

Para Octavio Paz del Razo, la evolución de las máquinas y los programas, le permitieron dar una nueva batalla, insistió, se armó de paciencia y comenzó de cero: “esta vez los gigas que ya se habían convertido en tebas, y la alta resolución estuvieron de mi lado, lo mismo que las computadoras que en tan pocos años aumentaron la capacidad de sus tarjetas de resolución. El arte digital estaba listo y yo también me siento listo para él. Dejé mis amados pinceles y tomé cariño por los pixeles de la era digital”.

También te puede interesar: Cierra sus puertas el Edén Jardín del Arte

“Mar Infinita" es para Paz del Razo, un triunfo que se conjuga en una impresión HD de 60x100 centímetros sobre tela y en tintas de base de agua alta resolución, látex y barniz UV.

La historia de la obra se liga con el nombre de una amiga y alumna: Marlinda Estrada, “un día le pedí posar para un nuevo cuadro que yo quería hacer, ella lo dudo un poco en un principio porque no tenía idea de qué era, le mostré algunos ejemplos y decidió hacerlo. Llegué una tarde con mi equipo para comenzar a trabajar y cuando ella abrió la puerta de su casa, lucía espectacular, se había preparado al máximo para lucir hermosa, en ese momento me sentí tan comprometido con ella que sólo me quedaba hacer un trabajo profesional”, relató.

La develación de “Mar infinita” fue en realidad una fiesta pagana, amigos que se encuentran en la mirada del otro y que, rodeados de arte, se dan tiempo para hacer comunidad y declararle a la vida, el reto de crear y mantener dinámico al movimiento artístico local.