¿Por qué enloquecen las mujeres en los conciertos?

A diferencia de las fanáticas de décadas atrás, las chicas gritan sin limitaciones cuando tienen de cerca a su ídolo.

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Un concierto es una experiencia verdaderamente intensa para las chicas que acuden a ver a su estrella favorita. (Excélsior)
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José Carreño Figueras/Excélsior
MÉXICO, D.F.- Las imágenes pueden ser impresionantes: una, o varias, o muchas adolescentes, manos en las mejillas o frente a sí en el momento de gritar durante un concierto o una aparición de... ¿Justin Bieber, Marc Anthony, One Direction, Tom Jone, The Beatles, Elvis, Frank Sinatra? Mmmmh...

Y la pregunta será siempre ¿por qué gritan? ¿Qué le ven?

La respuesta puede ser cualquiera. Incluso la afirmación de que es lo mismo que los varones vemos en los espectáculos deportivos. Algo primitivo, tribal, catártico.

“Es una sensación muy excitante”, dijo JC Chasez al diario The Washington Post. Y algo debe saber: es parte del grupo N’Sync, uno de esos quintetos -¿o sextetos?- de jóvenes que más o menos bailan y cantan al unísono pero que parecen drogar a millares de jóvenes mujeres.

El mismo diario se preguntó, sin embargo, cuál es la razón de que adolescentes y jóvenes mujeres concentradas en un salón de conciertos o un estadio “expresen su éxtasis colectivo con el más alarmante sonido al alcance de sus cuerpos? ¿Por qué gritan?”.

La respuesta puede ser porque pueden, porque no hay convenciones sociales que les impidan gritar en esos momentos de entusiasmo cercanos a la histeria.

Cuestión ritual

La investigadora Michele Janning, citada por The Washington Post, subrayó que el gritar es una reacción corporal a un estímulo, y tal vez sólo a partir del siglo 20 y en sociedades muy determinadas pudo comenzar la libre expresión de esos sentimientos.

Claro que hay una diferencia entre las adolescentes con calcetines de tubo y falda larga que se desgañitaban por Frank Sinatra y Elvis Presley en los años 40 y los 50, con las jóvenes que hoy liberadas de muchas de las limitaciones de sus predecesoras gritan y sí, se desgañitan, en los conciertos de One Direction o quién sabe quién más.

Ciertamente hay una cuestión ritual, o más o menos esperada. Pero de acuerdo con la investigadora australiana Sarah Baker, es una reacción que hace que la experiencia de ir a ver al o los ídolos es “una experiencia intensamente real para las chicas envueltas y el público en general”.

Después de todo, el recuerdo del concierto de Elvis, de Los Roling o de One Direction no sería lo mismo sin el ululante coro de gritos femeninos discordantes, disonantes, entusiastas, extáticos que los acompañaba. O los acompaña.

Dejarse ir

Y de acuerdo con Rachel Simmons, autora estadunidense del libro 'The curse of the good girl' (La maldición de la buena chica) es, en cierta forma, un punto de liberación. 

“En su vida diaria, cuando no van a conciertos, las muchachas no tienen mucha posibilidad de gritar... un concierto ofrece un oasis de las reglas diarias acerca de ser buenas chicas. Gritar se trata de dejarse ir y dejar los confines de ser una complacedora autoconsciente.”

Claro, eso dice la dama que también afirma que los hombres hacen lo mismo en los estadios deportivos: “No sería correcto que los hombres lo hicieran en cualquier otro lado. Pero un acto deportivo sanciona el evento.”

¿Será por eso que el colectivo “eeeeh p*to” tuvo tanto éxito?.

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