Romperse los dientes y la rodilla; lo que hizo Sara García por ser 'abuelita'

La icónica 'abuelita' del cine realizó actos extremos para lograr el personaje perfecto.

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(Wikipedia)
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Agencia
MÉXICO.- Sara García tenía 45 años cuando recibió la propuesta que la consagraría como una de las glorias del cine mexicano, pero lo que tuvo que hacer para conseguirlo, se ha vuelto una de las más extremas transformaciones que cualquier actriz haría por abrirse una carrera en el complicado mundo cinematográfico.

Fernando de Fuentes le ofreció interpretar el papel de Doña Panchita, una anciana que lideraba una tradicional familia mexicana. La mayoría de los involucrados en la producción consideraban inerte la posibilidad de que, a los 45 años, la nacida en Orizaba, Veracruz un día como hoy pero hace 124 años, intentara audicionar por el personaje.  Pero ella decidió transformarse.

La hija de andaluces consiguió una peluca, se quitó otra vez los dientes, ahora 14 piezas (que se había mandado quitar para un proyecto teatral) y se hizo fracturar una rodilla para usar de “manera natural” el bastón.

García encarnó a la madre abnegada que, filmes más tarde, se convertiría en la abuelita del cine mexicano, un papel que repitió infinidad de veces.

“Pedirme a mí que hable de cine mexicano”, dice con ironía la actriz en un video. “¿Qué no habré vivido? ¿Qué no habré visto? Es como solicitar mi autobiografía y de cuántas maneras distintas me han visto a mí”, continúa mientras mira a la cámara a través del reflejo de un espejo en el que se termina de arreglar. 

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“Me han visto tierna en La gallina culeca; llorosa en Cuando los hijos se van; dulce, como en El baisano Jalil y enérgica y dominante, y al mismo tiempo cariñosa, en Los tres García. Me han visto muy viva y muy muerta.”

Fue precisamente en esa última película, dirigida por Ismael Rodríguez en 1947, en la que conoció a Pedro Infante, a quien durante una entrevista con el periodista Felix Sordo, definió como “muy aniñado y mujeriego como él solo”.

“Fui la abuelita de los tres muchachos (Abel Salazar, Víctor Manuel Mendoza y Pedro Infante), y fue ese el personaje con el que más me identifiqué y me acerqué a Pedro Infante, con quien además hice Vuelven los García, La tercera palabra y Dicen que soy mujeriego, donde su rol de la consentidora Doña Rosa “en el fondo estimula la conducta machista de ser parrandero y mujeriego”.

Aunque el crítico, investigador y promotor cinematográfico Emilio García Riera, en su libro Historia Documental del Cine Mexicano, sitúa el debut de García en el cine nacional con La soñadora (1917), dirigida por Eduardo Arozamena, otros textos afirman que su primera cinta fue En defensa propia, escrita y protagonizada por la cantante Mimí Derba.

El crítico cinematográfico David Ramón, en su ensayo 80 años de cine en México, explica lo que más tarde sería un estereotipo: “Una figura nacida sólo, ante todo y sobre todo, para la abnegación, para el llanto y para el sufrimiento. Un ser andrógino y asexual, cuya única razón de ser es ser madre…”

García, quien sólo ganó un premio Ariel en 1957 como Mejor Actriz de Reparto en La tercera palabra, falleció en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 1980. Pero su imagen nos sigue acompañando en la imagen del Chocolate Abuelita, de la marca Nestlé, un acuerdo comercial que firmó a principio de los 70 con la entonces Fábrica de Chocolates La Azteca, que la ha inmortalizado.

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