Serrat ofrece un viaje bohemio y un brindis por la vida

En una noche inolvidable, el cantautor español interpretó 23 temas de antes y de ahora que hicieron una conexión con los meridanos.

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El cantautor español Joan Manuel Serrat durante su actuación en el Teatro Armando Manzanero de Mérida. (Luis Pérez/SIPSE)
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Luis Fuente/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El cantautor español Joan Manuel Serrat hizo un viaje bohemio y un brindis por la vida, en el majestuoso concierto que ofreció anoche en el teatro “Armando Manzanero” de la capital  yucateca, como parte de su gira 2014, en México.

Fue una noche inolvidable para quienes siguen su trayectoria desde hace unos 50 años, e imborrable para aquellos que tuvieron su primer encuentro musical en vivo con el compositor catalán, pues lo mismo que hubo adultos entre las butacas como adolescentes.

Durante dos horas, Serrat interpretó 23 temas de antes y de ahora que hicieron una conexión con los asistentes, que no dejaban de ovacionar y entonar las canciones del Nano, como popularmente se le conoce.

Apenas salió al escenario, a las 9:04 de la noche, Joan Manuel Serrat fue ovacionado de pie por el público que llenó el teatro Armando Manzanero, y más cuando abrió el concierto con “Hoy puede ser un gran día”, un himno motivacional.

"Buenas noches, bienvenidos todos a esta casa, mi casa, su casa. Muchas gracias por haber venido de una manera tan generosa y compartir esta noche con nosotros y con nuestra música. Es un gusto estar aquí, en esta tierra, estar en este maravilloso teatro entre ustedes", expresó.

"Tengo gratitud para ustedes y para todos aquellos que me permiten dedicarme a algo que a mí me divierte, a algo que me permite conocer el mundo, la gente, y encima, me aplauden y me pagan", destacó al reflexionar sobre que, a través de sus melodías, ha tenido la oportunidad de crear muchos personajes.

"Personajes que jamás en la vida seré, que jamás en la vida fui y a los que tengo que ir conociendo, porque a veces ellos nos pueden comer. Uno puede llegar a meterse tanto en el papel que puede acabar en manos del personaje y yo conozco a varios como Tarzán, quien no nació en los árboles, sino en Los Angeles, California, y se dejó atrapar por el personaje”, expresó Serrat, con el cómplice festejo y risa de los asistentes por las ocurrencias.

En seguida habló del banco que tenía a su lado y que realmente se trataba de "Benito", a quien conoció "siendo un taburete y hoy es un bebedor".

Ataviado con jeans, camisa blanca y saco negro, el cantante de 70 años entonó "De vez en cuando la vida", "Muñeca rusa" y los asistentes cantaron al unísono "Penélope" haciendo un coro monumental, mientras que Serrat recorría el escenario.

En una pausa musical, el catalán recordó que el día de muertos de 1969 fue la primera ocasión que se presentó en el Palacio de Bellas Artes, y que nunca se imaginó que sería el inicio de una historia inolvidable, pues luego recorrió prácticamente todo el país, incluso Mérida.

Luego interpretó “Hoy por ti, mañana por mí", "Romance de Curro El palmo"; hizo una pausa para traducir al español la única canción que interpretó en catalán: “Pare” (“Padre): “Por respeto a las minorías que seguramente son de Valladolid, ya que en Mérida todos hablan catalán, tengo que traducirla”, explicó al tiempo que público festeba la ocurrencia.

Luego de "Algo personal", compartió su clásico "Mediterráneo" y entonces hizo una invitación para “viajar al principio”, pero no de los tiempos, sino de “su tiempo”: "Poema de amor", "Titiritero", "Cantares" (con letra del poeta Antonio Machado) resonaron en el teatro.

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar"... Fueron, quizás, los versos más ovacionados de la noche, los que se ganaron el ‘aplausómetro’.

La primera vez que Joan Manuel estuvo en Bellas Artes, dijo, fue en su primer viaje a México, casualmente, en un Día de Muertos. De cuando recién se había inaugurado el Metro y Díaz Ordaz era presidente. "De cuando las lágrimas por Tlatelolco seguían entre nosotros y la Zona Rosa era rosa", recordó.

"Fui tomándole cariño al país. Empecé a enamorarme de las canciones de José Alfredo, de Cri Cri, del Óscar Chávez y de Lupita. Así, empezamos a llamarle “pavo” al “guajolote”, “clóset” al “armario”, y “guarura” al “guardaespaldas".

Surrealismo mexicano

"Aquel Día de Muertos fue un día fundamental en mi vida, porque este país tiene un trato especial por la muerte. La gente la mira a los ojos, baila con ella, hace dulces y se la come. En este país, el surrealismo es una forma de ser y yo me enamoré de ustedes", aseguró el intérprete español.

"Les debo confesar que desde aquel noviembre no imaginé que podía darles las gracias por haberse dejado amar como los amo, y por tenerlos dentro de mí. Gracias porque la vida es eso que se alimenta de esta cosa maravillosa que se llama amor", expresó Serrat.

Con "Un mundo raro", "Tu nombre me sabe a hierba", "Esos locos bajitos" y "Para la libertad", el artista pretendía despedirse de su público, pero ante la insistencia de “otra, otra” cantó “No hago otra cosa que pensar en ti”, una de las dos canciones a que decidió “adaptarle” un final distinto (la otra fue “Algo personal”).

Otra vez se despidió, pero la insistencia del público lo hizo volver para agitar aún más el ambiente con un canción que le habían pedido con insistencia: “Fiesta”.

Cuando el público ya abandonaba el recinto, Serrat regaló un final soñado: “Vuela esta canción, para ti Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré”, y así terminó de escribir aquella “carta de amor que se lleva el viento a ninguna parte, a ningún buzón”.

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