"A los que buscan no están aquí”

Luego de la incertidumbre que causó la aparición de grupos de autodefensa, en el municipio de Apatzingán regresa la calma poco a poco.

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En Apatzingán la guardia comunitaria se disolvió hace unos días ante el arribo de cientos de policías federales y militares. (Agencias)
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Leovigildo González/Milenio
APATZINGÁN, Michoacán.- Apatzingán es un pueblo con cerca de 100 mil habitantes; ha sido el centro de lucha de cárteles como La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios y forma parte del corazón de la Tierra Caliente, zona conocida así por su clima infernal. Aquí fue donde en 2006 Felipe Calderón lanzó la guerra contra el narcotráfico.

La ciudad se mantiene en calma, los estudiantes que van a la capital michoacana regresan el viernes por la tarde. Es una tranquilidad aparente ante un nuevo operativo, el cual se realizó ante el surgimiento del grupo de autodefensa que está contra Los Templarios, pero que han sido señalados de estar ligados con el cártel Nueva Generación.

Las corridas de autobuses regresaron y se encuentran de manera normal, la economía en Apatzingán solo se paró el 19 de abril, por lo que ciento por ciento de los negocios operan con normalidad. Aquí no hubo desabasto de gasolina ni la falta de víveres, a diferencia de Buenavista o Tepalcatepec.

Cientos de policías federales y militares patrullan las calles. Según algunos vecinos, ya es común que paseen sobre todo por la avenida 22 de Octubre, que atraviesa la cabecera municipal. “Revisan a todos los sospechosos, pero los que en verdad deben de buscar aquí no están”, dice una mujer comerciante de discos en el centro de Apatzingán.

A mediodía el calor es de cerca de 40 grados, por lo cual la venta de cerveza aumenta considerablemente y es común que en cualquier tienda se ofrezcan micheladas.

El principal producto que se comercializa es el limón, para lo cual hay una docena de empacadoras en el municipio, la mayoría rumbo a la salida a la comunidad de El Alcalde. También se produce mango y otros cítricos. Definitivamente es tierra de agricultores.

En diciembre de 2010, la comunidad de El Alcalde era el lugar más inseguro del país. El día 9 de ese mes, los ciudadanos quedaron en medio de un gran enfrentamiento durante al menos cuatro horas, cuando las detonaciones de granadas de fragmentación y rifles de asalto dejaron como saldo cinco policías federales y 11 delincuentes muertos. Luego de tres días el gobierno anunció que cayó abatido el capo Nazario Moreno.

De hecho, en Apatzingán quien fuera líder de La Familia Michoacana se convirtió en leyenda, pues incluso se construyeron algunas capillas para que fuera venerado como santo, las cuales posteriormente fueron destruidas por el Ejército y la Policía Federal.

Al preguntarle a la gente sobre Nazario Moreno, evitan hablar del tema, dicen que antes de su muerte se paseaba en el centro del municipio con decenas de escoltas, que era alguien a quien le gustaba exhibirse aunque para algunos la forma en que murió seguirá siendo un misterio.

Las guardias

Aquí la guardia comunitaria se disolvió hace unos días ante el arribo de cientos de policías federales y militares, luego de que se denunciara que Los Caballeros Templarios impedían que se surtieran víveres a los municipios que se levantaron contra ellos.

La diferencia de sus guardias había sido que en Apatzingán no portaban armas, solo machetes y palos. Vestían playeras con la frase “Soy Comunitario”.

Una de sus principales labores era revisar vehículos para evitar que ingresaran miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que mantiene una lucha por el territorio con Los Templarios.

El 19 de abril unos 4 mil hombres, vestidos con las playeras “Soy Comunitario”, salieron a las calles de Apatzingán armados con palos y machetes. Afirmaban ser un movimiento ciudadano contra la delincuencia.

Ese día, se paró el comercio en el municipio. Absolutamente todos los negocios cerraron, porque había amenazas de ataques. La incertidumbre provocó que se suspendieran las corridas de autobuses para la región de Tierra Caliente.

Según el gobierno de Michoacán, la manifestación fue planeada por el crimen organizado, específicamente por el cártel de Los Caballeros Templarios. Ahora eso solo queda en el recuerdo, ya que no hay una sola persona que porte playera blanca.

Los ciudadanos de Apatzingán, aún se acuerdan de aquel operativo en diciembre del 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón anunció su guerra contra el narcotráfico. Ocho mil militares se hicieron cargo de la seguridad en el estado, algo muy parecido a lo sucedido la semana pasada.

De lo extraño a lo común

Desde ese año se acostumbraron a ver a militares en las principales avenidas, en las brechas, en prácticamente todo el municipio. Aunque no fue permanente, pues “a veces solo venían unos días y luego todo regresaba a la normalidad”, explica un vendedor de periódicos en los portales del centro.

Para ellos el panorama es el mismo. El hombre recuerda que en agosto de 2012 hubo un fuerte enfrentamiento en el que se hicieron bloqueos con vehículos incendiados, una técnica que adoptó la delincuencia para evitar la presencia de más fuerzas militares.

“Tras esos hechos llegaron cientos de federales”, pero a los 15 días se fueron, dice. Por eso, no le extrañaría que eso vuelva a pasar en esta ocasión.

Desde 2009 se han registrado decenas de enfrentamientos con la Policía Federal, que durante el sexenio anterior fue la principal corporación que combatió a La Familia y posteriormente a Los Caballeros Templarios, aunque eso ha cambiado en los meses que lleva la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Los tres enfrentamientos que se registraron en marzo fue con elementos del Ejército.

Aunque hay normalidad, aún se puede respirar la tensión que provocan los decenas de policías federales y militares que patrullan en la ciudad, porque Apatzingán sigue siendo el bastión de muchos cárteles.

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