A sus 84 años termina la primaria con 8.4

Doña Manuelita Bernal Cruz decidió meterse a estudiar para aprender a leer y escribir a los 80 años.

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Doña Manuela Bernal Cruz dijo que su papá no la dejó ir a la escuela cuando era niña. (Notimex)
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Agencias
RINCÓN DE ROMOS, Ags.- A sus 84 años de edad, Doña Manuela Bernal Cruz concluyó y obtuvo su certificado de primaria con un promedio de 8.4, misma que curso en la plaza comunitaria "Adolfo Ruíz Cortines" de esta cabecera municipal, según publica Notimex.

La plaza comunitaria fue instalada en Rincón de Romos por el Instituto para la Educación de los Personas Jóvenes y Adultas de Aguascalientes (INEPJA), para que gente como Manuelita (como le llaman de cariño), puedan concluir sus estudios básicos y salir adelante.

La octogenaria nació el 19 de mayo de 1928 en un rancho cercano al municipio de Pabellón de Arteaga, y justo cuando tenía 80 años cumplidos decidió meterse a estudiar para aprender a leer y escribir y narro los motivos.

"Cuando era niña no fui a la escuela porque mi papá no nos dejó, nos decía que no iba a dejar que sus hijas fueran ahí para que los maestros nos pusieran a marchar como soldados", señaló.

Agregó que sus padres tampoco estudiaron, "mi mamá sólo sabía leer y escribir y mi papá ni eso", recuerda con nostalgia.

Comentó que desde pequeña le llamaba mucho la atención aprender y como no podía pues intentaba hacerlo de manera autodidacta.

"Yo conocía las letras porque las veía en unas cajitas de cerillos que había cuando era niña y las trataba de copiar, pero no las podía juntar bien para hacer palabras", narró.

Agregó que al cumplir 15 años de edad se casó y se dedicó lleno al hogar, al transcurrir los años una vez la oportunidad llegó a su puerta.

"Un día tocaron a la puerta de mi casa para invitarnos a estudiar en el INEPJA y le dije a mi esposo yo si voy a ir porque tengo ganas de que me enseñen a leer y escribir", compartió la anciana.

Mencionó que en el centro comunitario, le brindaban asesorías por parte de la maestra Wendoline Calderón Marentes.

"Los días que tenía que ir a las clases me daba prisa para hacer la comida para poder irme temprano a la escuela, cuando terminábamos de comer, mi marido me decía que te vaya bien y me traes buenas calificaciones para que seas una licenciada", recordó.

Agregó que ya avanzados sus estudios su esposo enfermo y tuvo que suspender las clases para atenderlo hasta que murió; sin embargo, su maestra la buscó para invitarla a regresar y cumplir su sueño.

"Mi asesora Wendy fue quien me animó a seguir estudiando, venía a mi casa a buscarme y me decía que era un ejemplo para que los jóvenes también continuaran con sus estudios; además, yo quería terminar de aprender a leer y escribir para poder leer las oraciones y rezarle a mi difunto esposo", compartió.

"Así poco a poco fui terminado mis materias, con el apoyo de mi asesora Wendy que fue muy paciente conmigo, me explicó libro por libro y me ayudaba a comprender lo que decían los módulos", detalló.

Finalmente, presumió que ahora ya sabe leer y escribir y no sólo eso, sino que también aprendió el manejo de la computadora.

"Ahora ya se leer y escribir, y el último examen que me faltaba lo hice en una computadora", concluyó.

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