Petróleo, de oro negro a pesadilla económica de México

El país deberá estudiar sus riesgos para hacer frente a la caída del precio del petróleo justo en el año que abre sus puertas a la inversión extranjera.

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En menos de tres meses el precio de barril de petróleo ha caído de 90 a 60 dólares. (oronegro.mx)
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Jude Weber/MILENIO
MÉXICO, D.F.- No hay que mirar muy lejos para ver el impacto de la caída de los precios del petróleo (actualmente en su nivel más bajo en cinco años) para México: simplemente se debe ver el balance comercial de Pemex, la gigante petrolera estatal. 

Se redujo a la mitad en un mes, de mil 300 millones de dólares (mdd) en septiembre a 656 mdd en octubre, y eso fue antes de que la combinación de una menor producción de México y el precio mundial del petróleo más bajo realmente comenzaran a doler.

Así que ahora sería un buen momento para tomar una fría mirada a cuánto daño podría hacerle realmente a México la caída de precios ahora que se prepara a abrir su sector petrolero a la inversión privada, lo que México podría hacer al respecto, cuál sería el mayor impacto que podría tener, y lo que podría hacer Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar.

Michael Levi, Alexandra Mahler-Haug y Shannon O’Neil precisamente han hecho eso, en un nuevo documento para el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) que analiza una serie de escenarios cada vez peores. Aunque concluyen que “se necesitaría de una conmoción prolongada y sostenida de los precios del petróleo… para afectar gravemente el presupuesto del gobierno”.

Por ahora, la línea del gobierno es que las finanzas del Estado para 2015 están protegidas gracias seguro anual de cobertura del petróleo, y los analistas estiman que incluso si hay nuevas caídas en el precio de las exportaciones de México todavía puede ser manejable.

Los Servicios para Inversionistas de Moody’s señalan que el impacto de menores precios del petróleo en México en cuentas externas será moderado, ya que el petróleo crudo representa menos del 15 por ciento del total de las exportaciones. Incluso si el precio promedio de la canasta petrolera de México cae a 60 dólares por barril (pb) el próximo año de alrededor de 90 dólares pb en 2014, las exportaciones totales caerían en menos de un cinco por ciento a pesar de la reducción de más de 30 por ciento en los precios del petróleo; encontramos también que una reducción de 10 dólares en el precio promedio de la canasta petrolera de México llevaría a una reducción neta de ingresos de entre el 0.3 por ciento al 0.4 por ciento del PIB. Suponiendo que el precio promedio del petróleo mexicano caerá cerca de 20 dólares durante 2015, el impacto potencial de los precios del petróleo más bajos en las cuentas del gobierno representaría menos del uno por ciento del PIB, una cantidad que no es insignificante, pero todavía es manejable desde la perspectiva fiscal.

Levi, Mahler-Haug y O’Neil reconocen que México puede, de hecho, soportar una “caída en los precios del petróleo graduales o moderadas” pero creen que caídas más prolongadas o bruscas en los precios del petróleo podrían afectar seriamente la situación fiscal del gobierno mexicano, aunque el escenario más difícil para la economía mexicana es el que tiene menos probabilidad de ocurrir; es posible que los legisladores tanto en México como en EU deberán tomar medidas concretas para hacer frente a estos riesgos.

A continuación un vistazo rápido del impacto previsible y los variados escenarios, elaborando diferentes resultados para caídas de los precios del petróleo más fuertes, más lentas o más persistentes: 

Las medidas concretas incluyen: ampliar las pruebas de estrés del FMI (en conmociones al PIB y cuentas fiscales); pavimentar el camino para préstamos de gobierno a gobierno si es necesario; aumentar el tamaño de la economía no petrolera de México (algo que México, para ser justos, ya ha hecho pues los ingresos petroleros alguna vez representaron 70 por ciento de las exportaciones y el 20 por ciento del PIB de México).

Si México es presionado por los precios del petróleo, enfrentará la opción de recortar el gasto (difícil, 2015 es un año de elecciones intermedias y los niveles de popularidad del presidente Enrique Peña Nieto ya se encuentran en su nivel más bajo en dos décadas para un jefe de Estado mexicano); aumentar la deuda (hay margen de maniobra, con una deuda total del 46 por ciento del PIB) o aumentar otros ingresos (pero el aumento en los impuestos del año pasado le cayó a los empresarios como una tonelada de ladrillos, y ahora buscan que algunos de los incrementos de impuestos se reviertan).

Iniciemos con la perspectiva de aumentar la deuda, la opción más atractiva para el gobierno.

El país también tiene una línea de crédito de 72 mil mdd del FMI que nunca ha utilizado. Pero, un incremento demasiado rápido de la deuda podría espantar a los inversionistas y lastimar más al ya afectado peso. Los legisladores podrían negarse a aumentar la deuda por temor a dañar la reputación de prudencia fiscal con la que cuenta el país, señalan los autores del CFR. Pero también señalan que si es necesario, el gobierno estadounidense podría prestar directamente a México, como lo hizo después de la crisis del “Efecto Tequila” de 1994, y a través de una línea swap de 30 mil mdd después de la crisis de 2008.

¿Qué pasaría con aumentar los impuestos? México tiene espacio para hacer esto, ya que su carga fiscal total es mucho más baja que la de sus homólogos latinoamericanos y los países de la OCDE. Pero los aumentos de impuestos son muy impopulares y elevar la base de recaudación de impuestos mediante la reducción del enorme sector informal de México tomará años.

¿Qué sucede con la reducción de gastos?

Reducir el gasto discrecional o, por ejemplo, los salarios de los maestros, o la infraestructura, serían una difícil decisión con la posibilidad de enardecer las protestas o serían pesadas para las perspectivas de crecimiento de México.

¿Por qué importa? Bueno, además del impacto en los mexicanos y en los inversionistas en México, esta es una cuestión relevante para EU debido a los estrechos lazos comerciales entre los dos países, creen los autores del CFR, quienes además señalan que muchos empleos en EU dependen de las exportaciones estadounidenses a México (entre 1.1 a 6 millones).

Los precios del petróleo y la migración aparentemente no tienen nada que ver uno con otro, pero si la economía mexicana fuera golpeada duramente por el desplome de los precios del crudo, podría desencadenar un aumento de personas que se dirijan al norte.

Una crisis económica como consecuencia de los precios del petróleo en México podría dañar la capacidad del gobierno para aumentar el gasto y combatir el crimen y mejorar la seguridad, eso significaría menos dinero para mejorar la infraestructura en la frontera y agilizar el paso de mil 400 millones de productos que cruzan diariamente la frontera con EU.

Incluso si sólo existe la probabilidad de que México resulte gravemente afectado por una conmoción muy severa de los precios del petróleo, el documento sostiene que EU debe estar preparado para responder. Deberá promover una ampliación en las pruebas de estrés del FMI para incluir las conmociones de los precios del petróleo, así como las conmociones del crecimiento del PIB, el déficit presupuestal, las tasas de interés y la combinación de una conmoción macro-fiscal. Los peores escenarios del documento son el resultado de mayores afectaciones a las que hay proyectado las pruebas de estrés del FMI para México, señalan los autores.

La reducción del precio del petróleo quizás no sea tan desastroso para México como se ve en el peor escenario del documento. Pero como todo boy scout sabe, es mejor estar preparado.

Y sigue a la baja...

Según información de Notimex, este lunes la mezcla mexicana de petróleo retrocedió 1.65 dólares respecto al cierre del viernes, al ofertarse en el mercado internacional en 48.20 dólares por barril, de acuerdo con Petróleos Mexicanos (Pemex).

Para la consultora Bursamétrica, los precios del crudo sumaron otra jornada a la baja presionados por la decisión de Arabia Saudita de no recortar la producción petrolera, y por las proyecciones de que la tendencia bajista continuará.

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