Agencias
MONTERREY, Nuevo León.- Si en el Congreso lo hicieran, no habría iniciativa que no sacaran, pero esta vez los panistas no buscaban votaciones, sino arrasar con los diputados del PRI que tuvieron la osadía de ir a meterse a su fiesta.

Si al final no hubo golpes, fue de milagro, aunque terminaron con empujones, pisotones e insultos cuando legisladores priistas intentaron entregar un documento a Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN.

Los priistas fueron arrollados literalmente por la aplanadora panista, que formó una coraza alrededor de su líder, y con una facilidad que envidiaría cualquier liniero de la NFL, le abrieron paso e impidieron que se le acercaran, pese a que estaban en un pasillo de solo metro y medio de ancho.

Los panistas empujaron, empujaron y empujaron, hasta llevar a su dirigente, sano y salvo, aunque sin lentes, hasta la escalera de escape. Todo empezó el sábado al mediodía, cuando los priistas se dieron cuenta de que en un hotel del sur de Monterrey se celebraba un aquelarre panista para conocer las reformas estatutarias del parido.

Los priistas Daniel Torres, Gustavo Caballero, Ernesto Quintanilla y José Juan Guajardo llegaron hasta ahí para demandar a Madero que haga entrar en razón a la presidenta municipal regiomontana en torno a la deuda municipal y le dé un estirón de orejas para que inicie los pagos de forma inmediata.

Los cuatro aprovecharon que el pasillo de salida era estrecho, y lo esperaron. Los del partido azul se dieron cuenta y planearon la estrategia. Como avanzada, enviaron a alguien conocido del enemigo, el legislador Luis Ángel Benavides, que muy amable estuvo con ellos platicando y hasta cargó a su colega José Juan Guajardo.

Por fin salió el líder como parte de una fila india de panistas que buscaba evadir los reclamos priistas. Cuando el diputado Daniel Torres se acercó con un documento hablándole a Madero, los azules cerraron filas alrededor de su dirigente.

“Hubieran podido hacerlo valer, no se vale discutir con golpes lo que debe ser arreglado institucionalmente, ustedes vieron, el documento lo usaba como arma”, argumentó José Alfredo Pérez Bernal, dirigente estatal del PAN.

El “arma” era una hoja de papel dentro de un legajo rojo que traía el legislador Torres. Los panistas no permitieron que se acercaran. Hombres y mujeres rodearon a Madero. Judith Díaz, José Alfredo Rodríguez y Luis Ángel Benavides lo protegieron con sus cuerpos.

Emprendió la huída

Para evitar la llegada priista, uno de los panistas, no identificado, cruzó toda la línea de combate hasta llegar al legislador Torres, a quien de un empujón envió al suelo y lo puso en riesgo de que lo arrollará el contingente de panistas, priistas y periodistas.

“Había gente muy violenta -contaría después el priista- lo que hace es evadir, me manda a una persona que me saca del camino, me tumba, y se vienen las agresiones. Cómo es posible que él no meta orden. Es una vergüenza como líder nacional”.

La aplanadora panista dio resultado, logró sacar avante a su líder, quien emprendió una huida a toda velocidad.