Desplazados por búsqueda de El Chapo: 'Teníamos miedo... estábamos llorando'

En el área de las rancherías El Verano y El Limón, efectivos especiales de la Marina persiguieron al líder del cártel de Sinaloa y a sus cómplices.

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Grupos de tropas descendieron a rapel desde helicópteros y revisaron varias casas y campamentos rudimentario. (Archivo/Reuters)
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Juan Pablo Becerra-Acosta M./Milenio
DURANGO/SINALOA.- Una zona muy remota, a ocho horas de brechas desde la cabecera municipal de Tamazula, o a cuatro a partir de la cabecera municipal de Cosalá, en la sierra donde convergen Durango y Sinaloa, en el llamado Triángulo Dorado de la droga (Chihuahua, Durango y Sinaloa) es donde Joaquín El Chapo Guzmán estuvo a punto de ser capturado hace poco más de una semana. Aquí, al huir, el prófugo resultó herido en el rostro y una pierna, ya que descendió abruptamente por una barranca, de acuerdo con lo que aseguran a Milenio funcionarios del gabinete de seguridad del gobierno federal.

En él área de El Verano y El Limón (donde se concentraron los operativos federales), dos rancherías ubicadas en cañadas rodeadas de montes con vegetación abundante, separadas por kilómetros de barrancas, efectivos de cuerpos especiales de la Marina persiguieron al líder del cártel de Sinaloa y un número indeterminados de hombres que lo acompañaban en vehículos todo terreno, cuatrimotos y hasta mulas, confirmó este diario.

En la punta de dos cerros, uno próximo a El Verano, y otro a El Limón, los marinos hallaron dos pequeñas pistas clandestinas de tierra, una de las cuales habría sido usada por el capo para aterrizar en avioneta cuando voló desde San Juan del Río, Querétaro, una vez que se fugó del penal del Altiplano en el Estado de México. Son pequeños espacios de unos 200 metros de terreno irregular a los que se accede solo a pie y en los cuales solo pueden aterrizar pilotos muy diestros, según oficiales de la Marina consultados.

Después de constantes vuelos de avionetas y aeronaves no tripuladas (drones) sobre ambas poblaciones grupos de tropas descendieron a rapel desde helicópteros y revisaron varias casas y campamentos rudimentarios en donde hallaron ropa, medicamentos y equipos de comunicación radial y satelital. El Chapo había huido de nuevo.

La Marina ha confirmado a este diario que desde la semana pasada hubo al menos dos enfrentamientos, dos intercambios de disparos desde tierra (los criminales) y desde el aire (los marinos) pero sin bajas de ningún lado, ya que ambos episodios ocurrieron por la noche. Fue posteriormente a estos intercambios cuando los efectivos bajaron a tierra y recorrieron los lugares.

A consecuencia de los operativos federales y de las operaciones del líder del cártel de Sinaloa, 600 personas (con 250 jefes de familia al frente, ya sean hombres o mujeres) procedentes del municipio de Tamazula, Durango, se han refugiado en la cabecera de Cosalá, confirmó en entrevista con Milenio el presidente municipal de este último lugar, Samuel Lizárraga.

Los desplazados radican en 16 pequeñas comunidades de la zona, de acuerdo con el listado que recabó este diario entre los desplazados y con información del gobierno municipal. Se trata de:

  • El Limón.
  • El Verano.
  • El Águila.
  • La Sierrita.
  • La Lagunita.
  • La Borrega.
  • Rancho Viejo.
  • Rancho Las Carreras.
  • Jacale.
  • La Piedrosa (o Las Piedrosas).
  • La Lima.
  • Los Limones.
  • Los Remedios.
  • La Calera.
  • La Iguana.
  • El Sauce Viejo.

Las brechas para llegar a la zona de conflicto son de muy difícil acceso. Entre Cosalá y El Verano solo hay 50 kilómetros pero el recorrido lleva cuatro horas. Solo pasan vehículos 4x4. El sendero está roto en dos tramos que son cruzados por dos ríos, uno de los cuales tiene alrededor de 100 metros de caudal. El área está desierta, las casas abandonadas, los animales deambulan solitarios por todos lados. Algunos cerdos, por la ausencia de sus dueños que se extienda ya a una semana y media, han muerto.

Antes de reunirse con el presidente municipal de Cosalá para pedirle ayuda, una mujer con dos niñas, una de brazos, que recién llegaba del área de Rancho Viejo contaba que los helicópteros de la Marina volaban día y noche: "Nos asustamos y nos salimos. Los niños comenzaron a gritar y llorar de miedo. Los marinos no nos molestaron pero queremos regresar a ver cómo quedó todo".

Samuel Lizárraga, alcalde de Cosalá, explicó que desde el viernes por la noche de la semana antepasada recibieron a los primeros desplazados y a través del DIF municipal organizaron un albergue permanente que no fue necesario utilizar ya que la mayoría de la gente serrana tiene familiares en este lugar.

"La gran mayoría llegó a pie. Los que llegaron en carros son los que están en las zonas más próximas a Cosalá. Hubo quienes duraron cuatro o cinco días en llegar. Llegaron con días sin comer, deshidratados, cansados. Les dimos primeros auxilios cobijas, colchonetas y despensas", comentó el alcalde priista.

La gente que acude al DIF para recibir ayuda cada día tiene miradas de espanto. Tardan horas para que tomen confianza y hablen. Lo mismo ha percibido el alcalde. A los marinos sí los mencionan, pero de los criminales nada dicen.

"Mira, su comunicación ha sido muy parca, muy limitada. Les dimos ayuda sicológica en el caso de los que lo requerían. Están en un estado de nervios y de mucha angustia algunos de ellos. Ellos dicen que tuvieron que salir por problemas que tuvieron de invasión de sus terrenos y de sus casas por personal de la Marina. Eso es lo que aducen ellos, no alcanzan a entender que están haciendo su trabajo con los operativos. Es muy difícil que entiendan eso".

El alcalde asegura que la gente serrana del área de conflicto no ha sido cooptada por criminales y que no forman parte de la llamada base social del narco. Eso sí, toda la gente con la que se platica en el lugar acepta que jóvenes de Cosalá, muchos de ellos, sobre todo los que tienen fuertes raíces campesinas, una vez que concluyen su secundaria emigran cada año a las zonas serranas para sembrar estupefacientes durante tres meses, donde les pagan no menos de 200 pesos diarios, alrededor de 20 mil pesos por temporada, "suficiente" para gente acostumbrada a vivir de autoconsumo y programas sociales, según explican.

Los hombres también trabajan en la minería (oro, plata y zinc) y en el turismo ya que Cosalá es un Pueblo Mágico con 18 mil habitantes.

En el refugio del DIF un matrimonio joven con dos hijos muestra raspones y pequeños golpes por su andar en el camino. Y sobre todo, muestra tímidamente los pies en huaraches que están lastimados.

"Empezó el helicóptero a andar arriba de las casas, casi nos tumbaban las láminas de los techos. El jueves corrimos por el monte con los niños. Pasando agua, arroyos, sin comer. No dormimos toda la noche del jueves, estábamos escondidos, y el viernes en la mañanita salimos. Teníamos miedo. Estábamos llorando".

Ninguno de los desplazados acusa a los marinos de golpearlos o robarles, pero varios refieren que hicieron disparos desde el aire, cosa que la Marina ha negado. No hay denuncias por heridos ni muertos o desaparecidos hasta el momento. Del otro lado, todos niegan que en esa zona haya criminales, o que sea área de amapola, mariguana o laboratorios. Lo de las pistas, eso sí lo aceptan. Unos dicen que ni se acercan a éstas cuando descienden avionetas

Pa' qué, oiga —comenta un viejito.

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