Medicina contra influeza no funciona: Centro Cochrane

Asegura que esos medicamentos son un fraude, pues no tienen mayor efectividad en personas que padecen influenza.

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El Centro Cochrane Iberoamericano declaró que el Tamiflu y Relenza no tienen mayor efectividad que una aspirina. (newsonwellness.com)
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Blanca Valadez/Milenio
MÉXICO, D.F.- Xavier Bonfill, director del Centro Cochrane Iberoamericano, descalificó la efectividad de los antivirales Tamiflu y Relenza para combatir la influenza; sin embargo, la Secretaría de Salud mexicana dio a conocer que al menos el primero ha demostrado su valía, pues ha ayudado a un alto porcentaje de pacientes a mejorar cuando han sido detectados a tiempo con esa enfermedad.

Luego de reunirse con académicos de la UNAM y del Tec de Monterrey, funcionarios del IMSS, Issste, Secretaría de Salud y de gobiernos locales, Bonfill aseguró que esos medicamentos son un fraude, pues no tienen mayor efectividad que una aspirina.

También acusó de fraude a las farmacéuticas encargadas de fabricarlos: GlaxoSmithKline y Roche.

Sin embargo, la Secretaría de Salud consideró en que el Tamiflu  tiene efectos positivos en los pacientes que están en las primeras etapas de la enfermedad.

“Desde nuestra experiencia, el uso del Tamiflu sí ha modificado los cuadros clínicos de los enfermos, sobre todo cuando se presentan los primeros síntomas”, aseguro Francisco Navarro, director general de la Coordinación de Hospitales Federales de Referencia de la Secretaría de Salud.

El especialista en neumología y ex director del Hospital General de México estableció que cuando alguno de los pacientes se presenta con la enfermedad en un grado más avanzado, se emplea otro tipo de medicamentos para ayudarle, pero reiteró que el Tamiflu es la gran alternativa para hacer frente a la influenza cuando es detectada a tiempo.

Según Bonfill, el “fraude” se reveló cuando el Departamento de Salud de Inglaterra, junto con la matriz del reconocido Centro Cochrane Collaboration y la Agencia Europea de Medicamentos, exigieron durante cuatro años y medio a GlaxoSmithKline y Roche trasparentar los resultados de sus respectivas investigaciones. Fue hasta 2013 cuando obtuvieron parte de la información.

Se hizo una revisión exhaustiva de 46 ensayos (20 de oseltamivir y 26 de zanamivir), que involucró la participación de más de 24 mil personas y generó 160 mil páginas de documentos normativos que dieron como resultado que dichos antivirales “no tienen mayor valor que una aspirina” y “no vale la pena darlos para el control de la influenza estacional habitual, epidemia grave o pandemia, incluyendo la aviar”.  

En entrevista con Milenio, Bonfill dijo que “las revisiones científicas generadas en diversos idiomas comprobaron que se trata de medicamentos poco efectivos y que no justifican la compra que hicieron en todo mundo.

“Estos gobiernos lo hicieron, porque en aquel momento no estaban disponibles todos los resultados de las investigaciones, los ensayos clínicos, puesto que las compañías farmacéuticas que disponían de estos estudios los ocultaron durante cuatro años y medio, hasta que ya se había realizado esta compra para que las decisiones de los gobiernos fueran favorables a sus intereses”, detalló.

El disenso

Entre los temas polémicos que presentó Bonfill a la comunidad científica mexicana es que “después de que se analizaron todas las investigaciones, se llegó a la conclusión de que no existe ninguna diferencia entre haber dado el antiviral contra no haberlo dado” y lo grave es que detrás de estas compras se escondieron “conflictos de intereses” de médicos y funcionarios de la OMS que promovieron su uso como alternativa exclusiva para evitar tanto síntomas, efectos y como muertes en plena pandemia.

“La OMS, en este caso concreto, para realizar la recomendación del Tamiflu, se basó en los informes de algunos expertos que tenían conflictos de interés muy importantes. Con lo cual la recomendación de la OMS ha sido muy criticada (...) las revistas más importantes en el mundo, como la British Medical Journal, han denunciado cómo la OMS no estuvo a la altura de las circunstancias, conforme a las evidencias científicas.

“Hizo una recomendación prematura, sin contar con todos los datos, sin hacer más presión a las farmacéuticas para que liberaran la información; la industria lo hizo cuando ya se habían tomado las decisiones para proteger los derechos de los ciudadanos”.

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