Comandante 'Lupillo', orgulloso policía a sus 74 años

A su edad y con dos infartos en su haber, José Guadalupe Villalobos se niega a firmar su renuncia como agente de tránsito.

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Lupillo confiesa que está perdiendo la visión en un ojo. (imagenzac.mx)
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Agencias
AGUASCALIENTES, Ags.- José Guadalupe Villalobos, mejor conocido como el comandante "Lupillo", tiene 46 años ininterrumpidos como elemento de Seguridad Pública, y 74 de edad, pese a que lleva dos infartos, no ha querido firmar su renuncia por recomendación de su médico.

"Mi cardiólogo me dijo, Lupillo, tu cerebro y tu corazón están preparados para choques, colisiones, incendios, persecuciones, fuiste judicial, lanza cuetes, artillero, has sido un ejemplo, oye Lupillo, ¿de quién es la estatua de bronce que está en el cuartel de Policía?

"Es mía, señor, me la obsequio el alcalde Gabriel Arellano", recordó, con la voz entrecortada. Sobre su estatua realizada a tamaño natural en el pasado trienio, ubicada en el Complejo de Seguridad Pública del Municipio de Aguascalientes, compartió que el día que la vio, lloró mucho.

"Cada vez que voy, le doy un saludo y le tomo su mejilla, aunque mis compañeros se burlen, es increíble que alguien en vida tenga una estatua y eso soy yo", señaló.

Expuso que hacer lo que le corresponde le ha provocado tener algunos enemigos dentro de la corporación, lo cual, dijo, no le importa, porque su lealtad está con México y con sus ciudadanos.

"Yo le soy fiel a mis funcionarios, al Ejército, a la Iglesia, a los medios de comunicación que llevan más allá de nuestras fronteras, el saludo de un servidor público con las manos limpias, hay gente que me pregunta ¿Oiga Lupillo, usted agarra dinero?, y les contesto, sí, ¿Cómo? me preguntan asombrados, el que me depositan cada 15 días en mi tarjeta", rompe en carcajadas.

En sus vacaciones, Lupillo aprovecha para salir a cuidar la vialidad afuera de un jardín de niños

Lupillo, se negó a decir cuánto gana, pese a plantearle la pregunta una y otra vez, lo más que se atrevió a compartir es que vive en un departamento de alquiler en José María Chávez 450, departamento 2 en la zona Centro, el cual habita junto con su esposa.

Portando siempre su uniforme de gala, impecable, con casco, y zapatos relucientes de limpios, guantes blancos, silbato en mano, cuida religiosamente su esquina, ubicada en la calle doctor Jesús Díaz de León y Hornedo, donde nos concedió una entrevista, mientras dirigía el tránsito y respondía el saludo de todo aquel automovilista y transeúnte que pasaba.

El comandante Lupillo aplica el reglamento de vialidad, así sean políticos o gobernantes, periodistas o personajes, no permite que nadie se estacione en raya amarilla, roja, en doble fila, y mucho menos que se estacionen en zona de discapacitados, esto le es reconoce la población, mientras que otros (los menos), lo tiran de "loco", cuando lo único que hace es realizar diligentemente su trabajo, según refirió.

Dijo que como estudiante de primaria en la escuela pública Doctor Jesús Díaz de León, conocida como "La Tipo", veía cuando en la antigua cárcel de varones en la calle Colón, los policías con sus rifles, hacían el cambio de guardia y todo el protocolo de entrega de armas, desde entonces anheló algún día ser policía.

"Me gustaba mucho ver como hacían una ceremonia de entregarse las armas, me gustaba la forma en que se jugaban las armas, se jugaban el rifle, las carrilleras", señaló.

Lamentó no haber tenido la oportunidad en la infancia de ingresar al Colegio Militar, al indicar con orgullo que dio su servicio militar los 365 días del año, en 1957.

"Entonces, los militares me decían, Lupillo, tú tienes un sentido de retener las cosas en tu cerebro, aprovéchalo y sé un buen servidor público, fui abanderado y comencé a saber el manejo de las armas, y me sentía muy orgulloso de ser de la escolta de la bandera en mi servicio militar nacional, los desfiles deportivos, o 16 de septiembre", señaló.

Dijo que en el año de 1964, venía caminando por el centro comercial el Parián, cuando se encontró al entonces gobernador Enrique Olivares Santana, al cual saludó.

"Yo lo saludé, venía de lavar las patrullas, de barrer, de tirar la basura, allá en la antigua inspección de policía, donde ahora es el mercado de comida entre Álvaro Obregón y Morelos, me dijo, Lupillo, Señor gobernador buenos días ¿De dónde viene Lupillo?, Vengo de hacer el aseo de la inspección de policía", relató.

Ese encuentro cambió su vida, ya que se atrevió a decirle al entonces mandatario que su más grande sueño, era ser policía.

"Le voy a hacer una observación Lupillo, un policía no se hace lavando patrullas, ni barriendo, cuando no tiene el empleo correspondiente, prepárese porque lo voy a mandar en unas semanas a El Paso, Texas, para que observe y se capacite, y aprenda con qué disciplina se hace todo aquello", recordó.

Admirado por ser policía

Refirió que le dieron su plaza en 1965, con el rango de teniente radio patrullero, en aquel entonces vivía en la calle Hornedo (crucero que vigila con pasión en la actualidad) y que le daba mucho orgullo que sus amigos, su familia, hermanos, y vecinos lo admiraban por su profesión.

"Yo venía a la hora de comer y dejaba mi patrulla frente a la puerta de la casa y fue una satisfacción saber que los amigos de la esquina, los vecinos todos, decían, Lupillo es patrullero, va a ser nuestro amigo, Lupillo ayúdenos en todo lo que necesitemos, le deseamos lo mejor, nunca deje de ser servidor público", compartió.

Con nostalgia recordó que la primera vez que se puso el uniforme de policía fue uno de los días más felices de su vida, "lloré, y me saque una fotografía que por ahí debe estar guardada, traía yo ropa limpia y nueva, traía unos calcetines, unos botines, mi pantalón de paño, mi chaquetilla de paño, con mi casco", relató.

Agregó que en 1965 fue el primer radio patrullero con casco de pasta, con barbiquejo, guantes blancos y con su arma.

"Entonces hice un juramento, proteger la seguridad de mis vecinos, de la ciudad de Aguascalientes, los comercios y respetar a las instituciones que tuvieran que ordenarme algo como policía, me di a conocer muchísimo y desde entonces fue una cosa tan agradable, que me ha dado muchas sorpresas", indicó.

Compartió que en 1968 el mandatario Enrique Olivares Santana lo mandó de refuerzo a las Olimpiadas. "Me dijo el gobernador, prepárese porque lo voy a mandar a México, ¿A mí?, sí, A usted, va a ir a un entrenamiento, se va a reportar para que haga su servicio a la Policía del Distrito Federal", narró.

"Por allá estuve varios años, estuve en patrullas, me dieron la placa 7356, luego la 6201, fue una satisfacción tan grande saber que de Aguascalientes estaba sacando adelante un entrenamiento en plena capital del país", expuso.

Lupillo, a sus 74 años de edad, confiesa que ya no ve muy bien de un ojo, pero su memoria está al ciento por ciento, y compartió que en estos 46 años de servidor público, se desempeñó como policía judicial, bombero, patrullero, escolta del después secretario de Gobernación, Enrique Olivares Santana, y también cuando se desempeñó en la Cámara de Senadores y comandante de tránsito.

Compartió que a principios de este año, sufrió su segundo infarto al miocardio y fue atendido exitosamente en la clínica uno del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

"Mi agradecimiento al grupo de cardiólogos, internistas, enfermeras de la clínica uno del Instituto Mexicano del Seguro Social, ya es el segundo ataque, por problemas de la presión que se siente cuando uno ve que se alteran las reglas de seguridad en la vialidad", indicó.

Cuenta que en su periodo de vacaciones aprovecha para salir a la calle a cuidar la vialidad afuera de un jardín de niños y proteger a los escolares a la hora de entrada y salida.

"¿Oye, que no estás de vacaciones?, le preguntan, "sí, pero me gusta no perder el tiempo leyendo revistas pornográficas, o viendo películas de Walt Disney, yo prefiero la calle para ver y saludar a los amigos, voy a la puerta de un kínder, esas son mis vacaciones", afirma, con agradecimiento.

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