Un líder de Templarios que vestía bien: Gucci, Luis Vuitton, Cartier...

Un periodista tuvo acceso a la casa de Enrique Plancarte, uno de los dirigentes del grupo armado.

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Uno de los guardias civiles que mantiene labores de vigilancia posa en una recámara. (Milenio)
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Juan Pablo Becerra-Acosta/Milenio
MICHOACÁN.- Ahí yacen, abandonadas en enormes clósets, decenas de cajas de zapatos Luis Vuitton y Gucci. De ropa Chanel, Chistian Dior y Burberry. De joyas Cartier. No se las llevaron en su huida. Quedaron abandonadas, junto a una tercia de fotos, una en la que el jinete monta un enorme caballo Percherón. Ahí quedaron, junto a correspondencia con ese apellido que suena muy conocido por aquí… “Plancarte”.

Es la casa de Enrique Plancarte Solís en Nueva Italia, en el municipio de Múgica, en la Tierra Caliente de Michoacán. De acuerdo con información de Inteligencia, el cártel de los Caballeros Templarios ha tenido tres líderes principales: Nazario Moreno González, El Chayo o El más loco, quien supuestamente murió durante un enfrentamiento con la Policía Federal en el sexenio pasado, cosa que niegan las autodefensas y cualquier persona que usted tope en esta zona. Otro, Servando Gómez Martínez, La Tuta, huido en la sierra. Y el último, Plancarte.

Cuando se levantaron en armas las autodefensas de Nueva Italia, apenas el domingo pasado, de inmediato se dirigieron a este domicilio, donde ya sabían que vivía Plancarte y su familia. Por supuesto, él y los suyos ya no estaban.

La casa asemeja a las de las colonias más pudientes de México, Monterrey o Guadalajara. 
Cuenta con una alberca de 25 metros de largo, bar, asoleadero, siete habitaciones, cuatro de proporciones considerables, dotadas de amplísimos vestidores y baños, uno de ellos con jacuzzi.

Tiene una sala y un comedor, televisiones de pantallas planas, largos pasillos, algunos de doble altura, dos salones para ver televisión, terrazas que dan a la sierra y a la avenida principal del lugar. En el estacionamiento caben seis vehículos. 

Los acabados son impecables, como las maderas, telas y metales de los muebles y la cocina. La decoración no es rebuscada, como suele suceder con casas incautadas a narcotraficantes.

Por lo pronto, ahí están las autodefensas en su interior vigilándola, quienes le franquean la entrada a MILENIO.

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