Crónicas Urbanas: Los peatones en territorio salvaje

El número de accidentes viales, 14 mil al año, es la primera causa de muerte entre los habitantes de la Ciudad de México.

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El 80% de la superficie del DF 'está hecha para el coche'. (Archivo/Notimex)
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Humberto Ríos Navarrete/Milenio
MÉXICO, D.F.- Los transeúntes saltan y esquivan charcos y banquetas, muchas de éstas, viejas, rotas y obstruidas por vendedores, de modo que la única alternativa es bajar hacia los arroyos, ocupados por casi 4 millones de autos, que ya compiten con ciclistas y carriles confinados para camiones y Metrobús. Y los de a pie, a la deriva.

Y habrá que estar alertas con los semáforos, que siempre dan preferencia a los automovilistas que lanzan improperios por la lentitud, según ellos, de viandantes que deben capotearlos cuando aquellos giran a la derecha o a la izquierda, según, sin importarles la indefensión de los transeúntes.

En trechos de avenida Chapultepec, Río de la Loza, Fray Servando e Izazaga, en especial frente a la estación del Metro, comerciantes cubren las banquetas y colocan tiliches sobre la ciclovía; los peatones, mientras tanto, sortean al ciclista, que exige paso sobre su espacio y acelera y provoca tropiezos entre peatones y armazones.

“A veces ellos son víctimas de los automovilistas y quieren vengarse con el peatón”

Los programas gubernamentales, asimismo, siempre olvidan a los de a pie o son ocurrencia de temporada, flor de un día o destellos, como parte de una festividad o para estar a la par de otros países del primer mundo, pero nunca como una acción permanente en el DF, donde cada año mueren mil 65 personas en accidentes viales, de los cuales 51.7 por ciento son peatones.

El periplo continúa sobre Chapultepec y Cuauhtémoc, un cruce de avenidas y carriles donde puedes ser embestido, ya sea por los que vienen o van, o los que se deslizan sobre Bucareli, de manera especial los todopoderosos tráileres que atraviesan la intersección de fuego, humo y chirridos, y se extiende a Balderas y Tolsá, Salto del Agua, Niños Héroes, Río de la Loza, Fray Servando y Anillo de Circunvalación, donde la muchedumbre se deja venir frente al mercado de Sonora.

Y hay que retroceder hacia el eje Lázaro Cárdenas y caminar sobre sus banquetas angostas, donde la gente se apelotona debido a los pretiles de las estaciones del Metro y esas vallas metálicas que encierran a viandantes, de por sí acosados por piratas que ofrecen “programas” para computadora, y tienes que caminar de lado o a saltos y capotear los trolebuses, en cuyos paraderos se apelmaza la masa.

El sofoco te lleva a la esquina de Madero, donde las multitudes aguardan —en sus marcas, listos…— en uno y otro lado, en espera de que el eterno verde del semáforo permita el parsimonioso paso de carros, y entonces emprender la carrera desordenada y acelerar el paso, con el riesgo de quedar atrapados a mitad del arroyo, pues lo que interesa al policía que arrea es dar preferencia a ese interminable río de motores.

Y es aquí, en este cruce, donde estudiosos del transporte podrían instalar un laboratorio ambulante y trasladarlo a otras vialidades, como Paseo de la Reforma —el crucero con avenida Hidalgo es uno de los 20 más peligrosos—, cuyas banquetas son invadidas por ciclistas, hombre y mujeres, que aprendieron a pedalear pero no a respetar al peatón que pretende disfrutar de su caminata.

Y la lista sigue.

Mayor infraestructura...para el auto

De todo eso y más está consciente la diputada Laura Ballesteros Mancilla, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos e integrante de la de Transporte de la Asamblea Legislativa del DF, quien enfoca sus baterías contra la abulia y defiende al peatón, por lo que elaboró una iniciativa para cambiar el nombre, primero, de la Secretaría de Transporte por el de Movilidad.

Destaca lo investigado por la experta Adriana Lobo, directora del Centro de Transporte Sustentable, quien “ofreció cifras alarmantes: de no tomar las medidas adecuadas para la ciudad, las consecuencias dentro de seis años, entre otras, podrían ser: 5 millones 600 mil autos nuevos en México y que 77 por ciento de las inversiones en infraestructura se sigan destinando a vías que priorizan el paso de auto”.

La legisladora informa que el número de accidentes viales, 14 mil al año, es la primera causa de muerte entre los capitalinos.

De ese total, 30 por ciento es por atropellamientos, y la mayoría de ese número —70 por ciento— ocurren en zonas donde no hay infraestructura peatonal; de estos, la mitad son ciclistas, y solo 5 por ciento es ocasionado por peatones.

Ballesteros es panista desde 2004 y actual vicecoordinadora de ese grupo, estudió ciencia política en el Tecnológico de Monterrey; realizó maestrías en dirección estratégica y gestión de la innovación en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad Carlos III de Madrid, con especialidad en análisis de escenarios.

Los principales temas de la diputada queretana “son derechos humanos, movilidad y transporte y espacio público…” 80 por ciento de la superficie del DF, anota, “está hecha para el coche”.

Y con la Ley de Movilidad de la Ciudad de México, que ella impulsa, propone un cambio de paradigma: poner al peatón en el centro. “Que no solo se hable de coches y de camiones —explica—, sino de personas y de su seguridad, su calidad de vida y su tiempo de traslado, pero sobre todo de libertad”.

La Secretaría de Transporte y Vialidad, “tiene que dejar de ser la Secretaría del Camión, para que sea la Secretaría del Peatón”.

—¿No exagera?

—No —responde en su oficina—, porque es la persona y alrededor de ella se tiene que articular todo el sector. Hoy es la secretaría del trámite y la corrupción. El gobierno está obligado a crear infraestructura para el peatón, la bici, el usuario del transporte público y el coche.

Dice que crearon la aplicación www.primeroelpeatón.org.mx, que sirve para reportar los peligros que enfrenta el peatón. En dos meses ya tiene 3 mil 50 usuarios.

Peatón, como perinola

Un peatón de toda la vida, que prefiere caminar largos tramos, señala uno de los cruceros más desordenados: el de Eje 1 Norte e Insurgentes.

Allí confluyen la estación Buenavista del Tren Suburbano –200 mil pasajeros diarios del Estado de México–, una estación del Metro y las líneas 3 y 4 del Metrobús, que “arrojan” a los usuarios sobre una curva.

Y allí también se forma el nudo de nunca desatar, donde el peatón queda como perinola mientras intenta cruzar y los carros se le echan encima.

Y ya sobre Reforma, en la Glorieta del Ángel, salen los carros por todos lados. “¡El turismo, carajo, les vale madres!”, dice y observa a una ciclista treparse en las banquetas. “Y hasta te echan la bici encima, como esa señora, mírala”.

—¡Bájate! —le grita.

—¡No quiero!

Y ella, sobre el sillín, sigue su ruta, sin pena, oronda, pedaleé y pedaleé, mientras él reflexiona: “A veces ellos son víctimas de los automovilistas y quieren vengarse con el peatón”.

—Hace años —rememora— había un programa del peatón del Consejo Ciudadano, que impulsó el ingeniero Joel Ortega; tenían la Unidad de Seguridad Escolar de la SSP e incluso una mascota para educar a los niños.

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