Milenio
CIUDAD DE MÉXICO.- Una sentencia de 30 años de cárcel recibieron los integrantes de una familia que explotaron a Zunduri, la joven que estuvo encadenada trabajando en una planchaduría de la colonia Lomas de Padierna, en la delegación Tlalpan.

El Juez 17 Penal del Reclusorio Preventivo Oriente dictó la sentencia a José de Jesús Sánchez Vera, las hermanas Leticia y Fani Molina Ochoa, así como Ivette y Jannet Hernández Molina por el delito de trata de personas agravado en su modalidad de trabajo forzado.

Además, estas personas deberán pagar una multa individual de un millón 49 mil 250 pesos, así como el pago de 727 pesos, más lo que se acumule por vía incidental, por concepto de reparación del daño y 58 mil 491 pesos por medidas de compensación a favor de la víctima.

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La Procuraduría General de Justicia capitalina informó que los integrantes de la familia permanecerán en prisión, ya que podrán apelar la resolución para que magistrados del Tribunal Superior de Justicia local analice la sentencia condenatoria y en su caso la confirmen, modifiquen o revoquen.

La explotación de Zunduri salió a la luz pública cuando ella logró escapar tras recibir golpes, trabajar atada con una cadena al cuello y no recibir alimentos por varios días en un local ubicado en la calle de Izamal, Lomas de Padierna.

La jovencita narró que la golpeaban hasta que sangraba del cuerpo, y cuando las heridas iban cicatrizando, le arrancaban las costras, así los peritos contabilizaron decenas de cicatrices en todo el cuerpo.

Zunduri logró escapar en abril del año pasado y denunciar los abusos a las autoridades judiciales que al realizar un cateo en el negocio y domicilio contiguo detuvieron a las cinco personas.

'Ninguna condena se compara con lo que viví'

Por su parte, Zunduri consideró injusta la condena de 30 años a la que fue sometida la familia que la mantuvo cautiva por más de cinco años.

Entrevistada por Azucena Uresti, para Milenio Televisión, la víctima dijo que aunque Leticia Molina Ochoa, José de Jesús Sánchez, Fani y Leticia Molina Ochoa, así como Jannet e Ivette Hernández Molina fueron condenados con la pena máxima para el delito de trata, ella no se siente satisfecha.

"Leticia debió recibir más castigo, pues ella era la tratante, la cabeza y la que dirigía a todos; lo que me hacía cosas cada vez con más maldad, odio, más rencor, con mucho coraje; ella realmente me quería matar, pese a que yo ya estaba muerta en vida."

Consideró que el esposo de Leticia Molina fue el peor, toda vez que solo vio y no hizo nada, no se atrevió a denunciar de manera anónima.

Recordó que las hijas de la agresora primero seguían órdenes, pero luego la maltrataban por voluntad propia. Dijo que esa forma de vida era normal para ellas.

Agregó que los sentenciados ya metieron un amparo, pero lo que preocupa a Zunduri es que se modifiquen las leyes por el delito de trata de personas, toda vez que si eso sucede, los tratantes quedarán libres.

Comentó que el nuevo aspecto que luce se debe a que ha tenido un proceso, "pero aún tengo mucho por hacer; iré con el doctor de nuevo, porque debió de pasar tiempo para que terminaran de sanar las heridas, ya que no se podían operar enseguida, como la cicatriz grande de la cabeza, las várices y otras cosas más que no se ven pero que sí afectan".