De la milpa al call center

Guanajuato pone en marcha proyecto productivo para enfrentar los problemas asociados a la migración hacia Estados Unidos.

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En el call center, habilitado en una casa, 14 operadores atienden pedidos desde distintos puntos de EU. (Agencia Reforma)
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Evlyn Cervantes/Agencia Reforma
ABASOLO, Guanajuato.- Bárbara Cabrera Cruz descuelga el teléfono y atiende en inglés a un cliente potencial que llama desde Carolina del Norte para preguntar por los nuevos modelos de botas vaqueras de la marca "El General".

El hombre no sabe que el número que marcó corresponde a un call center instalado en una casa de la comunidad de El Varal de Cabrera, con apenas mil 500 habitantes, en donde se ha puesto en marcha un proyecto productivo para enfrentar los problemas asociados a la migración hacia Estados Unidos.

De lunes a viernes, de  8 de la mañana a las 3 de la tarde, junto con otras 14 personas -en su mayoría mujeres-, Bárbara recibe pedidos de botas fabricadas en la localidad y que se distribuyen en 800 puntos comerciales de ese país.

Cada operador dispone de un teléfono y una computadora, y todos cuentan con una tarjeta que les indica la diferencia de horario entre Guanajuato y las diferentes regiones de EU.

"Tengo una cartera de clientes a los que llamo desde temprano y les ofrezco las botas. Los mantenemos al tanto de los modelos nuevos que van saliendo. Hay dos días a la semana en la que aplicamos un 15 por ciento de descuento y ellos aprovechan para hacernos pedidos que tenemos que entregar a más tardar en unos cinco días, porque ellos tienen la idea de que estamos en Estados Unidos", comenta Bárbara.

Tradicionalmente, la vida económica de El Varal giraba en torno al cultivo de hortalizas, trigo y maíz y a la construcción.

Sin embargo, esas actividades decayeron ante la carencia de mano de obra por la continua migración hacia EU registrada en las últimas décadas.

Prácticamente todos los operadores del call center tienen familiares fuera del país.

De 30 años, Bárbara explica que desde que cumplió 9 vive en casa de sus abuelos porque sus papás emigraron a EU.

"Los veo cada fin de año y es bonito, pero a la vez triste porque se van a volver a ir. Se acostumbra uno que se tienen que ir, pero los espero siempre para Navidad y se van en año nuevo. Nada más están aquí dos o tres semanas", lamenta.

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