'¡No toques, güey!' '¿Qué no ves que dejas tus huellas?'...

En la colonia doctores, hay vehículos estacionados con sellos de averiguaciones previas, que la intemperie ya se encargó de romper...

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En ambos sentidos de la circulación de Vértiz hay camionetas y automóviles, algunos con impactos de bala. (Juan Carlos Bautista/Milenio)
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Ignacio Alzaga/Moisés Durán/Milenio
MÉXICO, D.F.- El cuerpo del delito apareció constantemente en la calle. Reveló investigaciones policiacas a quien no tenía interés de conocerlas, despertó curiosidad y especulación.

“¿Ya viste, qué habrá pasado?”, “¡Ay, pobre mujer!”, “¡No toques, güey!”, “¿Qué no ves que dejas tus huellas?”...

Las frases se soltaron ante un panorama que se volvió cotidiano alrededor del búnker de la procuraduría capitalina, en la colonia Doctores: vehículos estacionados en vía pública con enormes sellos y datos de averiguaciones previas por robo, violación, homicidio, delitos contra la salud, secuestro, portación de arma de fuego…

Solo había que leer la cartulina colocada en el maltratado taxi modelo Tsuru estacionado en Doctor Vértiz, esquina Doctor Lavista, para enterarse que ahí ocurrió un ataque sexual.

“Vehículo a disposición de la Fiscalía de Delitos Sexuales (averiguación previa) FDS/FDS-2/T2/…/15-09. Violación y robo”.

La lectura de la nota roja, lo que cuenta la gente o la imaginación deslizaron la escena del crimen y “la forma en que ocurrieron los hechos”:

“Era de noche, estoy seguro, una mujer tomó el taxi, estaba sola, claro está. Le dijo al taxista por dónde se metiera, pero atrás venían otros güeyes siguiéndolos en otra nave.

“Entonces este cabrón taxista se para con cualquier pretexto, uno de sus cómplices abre la puerta de atrás y entra al taxi, amenaza a la ñora con fogón: ¡gritas o haces algo y valistes madres!, así debieron ocurrir las cosas, porque siempre pasan así.”

La situación de los vehículos relacionados por delitos que se observa en la vía  pública se repite afuera de las agencias del MP en las 16 delegaciones del DF

Lo imagina Esteban, quien caminaba por Vértiz y se detuvo para ver el número de indagatoria y husmear dentro del taxi vino y oro, matrícula B05874.

Y lo dice cuando se le pregunta, ante su interés, qué cree que ocurrió en el Tsuru con bandera “Libre” y del que se podía observar el nombre del chofer: Luis Alfredo, CURP (…) Tipo B, servicio de conductor: servicio de pasajeros.

El taxi era parte de más de una docena de vehículos que permanecían en la calle, en inmediaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), principalmente sobre avenida Vértiz, Doctor Lavista y General Gabriel Hernández, y que comenzaron a ser retirados.

Aunque jurídicamente incorrecto, la gente se refería, coloquialmente, a estos automóviles, camionetas y camiones como el cuerpo del delito, algunos con rastros de polvo en colores verde, blanco y anaranjado de los reactivos aplicados para revelar huellas, manchas de sangre y otros indicios.

Esto como parte de proceso para “fijar” evidencia mediante este y otros métodos (fotografía) con el fin de “obtener un registro perenne de lo observado, así como de las condiciones en que se encuentra el material analizado”, dice con todo docto un perito de la procuraduría.

En ambos sentidos de la circulación de Vértiz había camionetas y automóviles, algunos con impactos de bala, como un Jetta que tenía los orificios en vidrios que no estallaron. Estas unidades no duraban mucho en vía pública, aunque eran los que más curiosidad despertaban entre transeúntes y automovilistas.

“Fiscalía Central de Investigación. Averiguación Previa ACI/T/132/15-10. Delito contra la Salud y P.A.F (Portación de Arma de Fuego)”, se leía en el sello de más de medio metro de largo, folio 2365, colocado al costado del Jetta GLI negro placas MUM-40-53 del Estado de México.

Enseguida, frente a varios puestos callejeros de comida estaba un BMW de vidrios polarizados, placas de circulación 734-VLM, vinculado con la misma indagatoria. “¡Narcomenudeo, estos güeyes venían juntos, haciéndose muro, traían el fifí para surtir la tiendita y a la bandota, a güevo, mi buen!”, aseguró Emir, otro peatón con aire de adivino.

Sobre Vértiz también era constante observar camiones robados con mercancía de diverso tipo. En Gabriel Hernández, una fila de al menos seis vehículos estaba afuera del estacionamiento de la PGJDF, entre estos una camioneta Chevrolet con la indagatoria vinculada con el “delito posesión de tarjetas”.

“A la persona que quebrante el presente sello, se les (sic) sancionará en términos del artículo 286 del Código Penal para el Distrito Federal”, advertía la Fiscalía Central de Investigación en la averiguación ACF/T1/131/15-10 por el delito de robo.

En muchos casos no sería necesario aplicar la pena de dos a siete años de prisión y de 100 a 500 días de multa, porque la intemperie se encargó de romper o desprender los sellos.

“Por la dimensión de los vehículos y la gran cantidad muchas veces no es posible resguardarlos inmediatamente, hallamos indicios, fijamos la evidencia siguiendo protocolos para que no se contamine; es analizada por peritos para que el MP presente pruebas al juez….pero quedan con lo que llamamos guardia fantasma o imaginaria”, asegura un servidor público de la procuraduría.

Sin embargo, la situación de los vehículos relacionados por delitos que uno observa en vía pública se repite afuera de las agencias del MP en las 16 delegaciones del Distrito Federal.

Alrededor de la demarcación Cuauhtémoc, específicamente sobre calle Juan Aldama, este tipo de automóviles forma parte del paisaje que rodea la Fiscalía Desconcertada de Investigación.

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