En la Marina encontró su vocación y al amor de su vida

El teniente Francisco Cilias encontró una 'Solución' para tener un retiro placentero al lado de su amada Graciela.

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Francisco y Graciela en un desfile; abajo, con el teclado, y a la derecha, en un momento agradable en su casa, en Veracruz. (Cortesía)
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Daniel Uicab/SIPSE.Com
Mérida, Yuc.- Los marinos saben que la travesía empieza en un puerto, mas no en dónde atracará la nave, pero eso lo hace más interesante. Francisco Cilias González lo sabía al embarcarse en aquel lejano 1974 como infante de marina en la Armada de México.

Aunque ya había estado tres años en Guardias Presidenciales, quería conocer otros lugares y así fue: estuvo comisionado en Veracruz, Acapulco, Ensenada, Progreso, Campeche, y Coatzacoalcos donde finalmente, en el año 2000, causó baja para disfrutar de un merecido retiro al lado del amor de su vida...

Durante su carrera naval, a Cilias le nació el gusto por la música. Parte de su equipaje era una guitarra (y si no la traía, la conseguía) para amenizar los días de franquicia o los ratos de ocio en las partidas y destacamentos. "Les cantaba a los compañeros, que me animaban y decían que lo hacía bien", recuerda. Su afición fue creciendo al grado de que en lugares donde había oportunidad cantaba "e incluso pagaba por hacerlo", comenta.

Con el transcurso de los años, fue enviado a los cursos de formación en el Centro de Capacitación de la Armada (Cen-Cap), en Veracruz, paso obligado del personal de Escala de Mar. Durante el curso Preliminar, para ascender a Maestre, conoció a una guapa oficial que fue su maestra de Español. El flechazo para él -recuerda- fue instantáneo, pero en seis meses de su estancia no pudo vencer su timidez para acercarse a Graciela.    

"Me  fui y no regresé sino años después para el curso Avanzado para oficiales, donde Graciela fue mi maestra de técnicas para hablar en público, y durante un año tampoco le dije nada, además ella tenía un grado más que yo y eso me intimidaba más". La tercera fue la vencida, porque  después regresó al Cen-Cap como profesor militar "y ahí poco a poco fui conquistándola hasta que la hice mi esposa".

El retiro y la Solución...

Después de 29 años de servicio, Francisco y Graciela se retiraron de la Marina; él con el grado de Teniente de Fragata, y ella, uno más, Teniente de Navío, y entonces sí, encontraron una "Solución" para disfrutar del retiro en Veracruz de una forma más placentera...

-Ya retirado aprendí a tocar el teclado,  me di cuenta que tengo oído musical, pues no he estudiado música. Primero fui vocalista de un amigo y de ahí nació la idea de armar mi propio espectáculo, así que empecé a comprar mi equipo, y con un poco de práctica comencé a cantar para mis amistades y luego decidí hacer tarjetas de presentación y al repartirlas me empezaron a buscar.

Pero faltaba un nombre artístico. "El primero fue Do, Re, Mi Tropical Romántico, hasta que un día me dijo mi esposa: "cambia el nombre, imagina que alguien requiere música para su fiesta y tú dices yo soy la solución tropical que necesita" y así surgió "La solución tropical Cilias". 

-Yo solo hago el show. Mi esposa me acompaña y también canta, a veces lo hacemos a dúo, pero ella como solista lo hace mejor.

Francisco recuerda que en una ocasión, cuando tocaba en un evento, un señor le preguntó a Graciela cuánto costaba contratarlo; ella le dijo el precio y el señor contestó, "pero usted también cantaría", ella le dijo: "no, yo solo canté hoy,  mi esposo es quien lo hace", y el señor respondió: "si usted no va no tiene caso". 

-Claro que de todas maneras me contrató, pero de ahí en adelante ella me acompaña ya que también es agradable escuchar la voz de una dama. 

"La solución tropical Cilias" ha tocado en el Casino Naval de Veracruz para amenizar eventos sociales de algún capitán o almirante, y donde lo contraten ya sea para bodas, quince años, cumpleaños, etc.

Ha grabado tres discos sencillos "para nosotros y para regalar a nuestras amistades: Graciela canta balada romántica y yo, balada romántica y tropical".

Con un hijo y una nieta, Francisco Cilias González y Graciela Peralta Ramírez se asumen como "muy felices, gracias a Dios", y es que encontraron una pasión que comparten y que aviva su amor: la música.

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