En gestión de Calderón desertaron menos militares

En 2006 dejaban las filas del Ejército hasta 18 mil efectivos; en 2011 la cifra bajó a tres mil.

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En el sexenio pasado los militares mejoraron sus salarios y prestaciones. (Archivo Sipse)
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Rubén Mosso/Milenio
La deserción en el Ejército y la Marina se redujo 85 por ciento de 2006 a 2012, gracias al aumento del presupuesto a las dos dependencias, que canalizaron los recursos para brindar un mejor salario a su personal y elevar el número y calidad de prestaciones de la tropa y los suboficiales.

Mediante incrementos anuales que en conjunto sumaron 124 por ciento en términos nominales hasta 2011, las instituciones castrenses incluyeron programas para becar a hijos de militares para que fueran aceptados en universidades privadas, además de créditos hipotecarios y acceso a medicamentos.

De acuerdo con Íñigo Guevara y Moyano, investigador y maestro en seguridad internacional de la Universidad de Georgetown y graduado del Centro de Estudios para la Defensa Hemisférica de la Universidad Nacional de la Defensa, la retención del personal “no es un logro menor”.

En un estudio publicado en el Atlas de la Seguridad y la Defensa de México 2012, denominado Las fuerzas armadas mexicanas en 2012, comentó que la permanencia de los elementos permitirá al país profesionalizar el servicio.

Íñigo, quien de 2008 a 2012 se desempeñó como asesor de la Secretaría Técnica del Consejo de Seguridad Nacional, aseguró que el aumento del presupuesto de defensa creció en términos reales cerca de 50 por ciento entre 2006 y 2012.

“Estos avances, complementados con mejores filtros en las etapas de reclutamiento y adiestramiento, llevaron a que la deserción en el Ejército disminuyera de 17 mil 859 en 2006 a 2 mil 929 en 2011, una reducción de 85 por ciento.”

Asimismo, a partir de 2007 se autorizó en el Instructivo de Honores Fúnebres la entrega de una bandera y una salva de fusilería para los efectivos caídos en combate, lo que representa una prestación más por estar en campaña.

Indicó que con el incremento de operaciones por el combate al crimen organizado se detectó la necesidad de expandir, en cantidad y calidad, la presencia de las fuerzas armadas en el territorio nacional, por lo que ambas secretarías comenzaron a aplicar programas para crear infraestructura permanente en zonas donde había poca o nula presencia del Estado.

El sexenio 2006-2012, explicó el investigador, se caracterizó por una clara inclinación a la compra de equipo nuevo, mientras en gobiernos anteriores se prefirió el de segunda mano, que era reacondicionado o modernizado.

Así se adquirieron vehículos blindados, aviones de transporte, helicópteros, patrulleras misileras, barcos de guerra anfibios y fragatas, todos adquiridos a Rusia, Bélgica, Francia, Ucrania, Rusia, Israel y Estados Unidos entre 1994 y 2006.

De hecho, en 2009 y 2010 se adquirió una nueva generación de equipo militar diseñado para conflictos de baja intensidad. 

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