David Cabañas, el tío guerrillero de dos de los 43 normalistas

David Cabañas Barrientos asegura que la desaparición de los normalistas se hubiera evitado si en lugar de Iguala hubiera pasado en otra ciudad

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Imagen de David Cabañas Barrientos, quien es dirigente de Izquierda Democrática Popular. (eliteway.net)
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Jorge Moch/Milenio
MÉXICO, D.F.- David Cabañas Barrientos, dirigente de Izquierda Democrática Popular, es hermano, 11 años menor, de Lucio Cabañas Barrientos, profesor egresado de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa y conocido líder guerrillero que en las décadas de 1960 y 1970 fundó el Partido de los Pobres, organización radical armada que se levantó contra el gobierno y los poderes fácticos en Guerrero, cuya cabeza más visible era Rubén Figueroa Figueroa, político forjado en el PRI que fue senador y gobernador del estado.

Su secuestro por parte de la gente de Lucio Cabañas fue el detonador de buena parte de lo que el México de la segunda mitad del siglo XX conoció como guerra sucia y de la que dio buena cuenta Carlos Montemayor a lo largo de su obra. 

Lucio Cabañas fue abatido por el Ejército en un enfrentamiento en 1974. Tenía casi 36 años. David tenía entonces 25. El saldo para las familias Cabañas y Barrientos y vecinos es de 152 abatidos, asesinados o desaparecidos, presumiblemente por fuerzas gubernamentales o paramilitares.

Dos de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa son sobrinos suyos: Cutberto Ortiz Ramos y Bernardo Flores Alcaraz, hijos de primas hermanas. Ambos oriundos de San Juan de las Flores, Atoyac de Álvarez, Guerrero.

¿Cuándo se unió al movimiento guerrillero que lideraba su hermano Lucio?

Cuando se creó el núcleo guerrillero tenía 18 años. Lucio tenía 29. Cuando falleció yo ya tenía siete años en el movimiento.

¿Cómo nace el movimiento?, se le vincula directamente a la Normal Rural de Ayotzinapa, a una inocultable filiación marxista, ¿es esto correcto?

Hay una corriente política, una especie de línea tradicional de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, que es la que organiza y dirige la formación política del estudiantado.

¿La sede de la federación está en Guerrero?, ¿es la Normal de Ayotzinapa?, ¿o por qué Ayotzinapa es un centro neurálgico de activismo social, de insurgencia o, como dicen algunos, de agitación?

No, no. Cada escuela normal tiene su dirección colectiva vinculada a la federación. Lo que tiene que ver mucho con lo que surge allí es el Estado; la constante negación de derechos a los campesinos de la zona, los abusos cometidos contra la gente, la constante reducción de la matrícula educativa, los apoyos económicos como las becas también constantemente reducidos o negados.

"Ahora en las becas cada estudiante tiene algo así como 44 o 50 pesos al día para vestir, comer, transporte, algunos útiles escolares. Los estudiantes viven allí, pero no tienen recursos para ir a hacer sus prácticas como maestros a las comunidades de la sierra a las que les toca ir como parte del programa de la escuela, simplemente no hay con qué..."

De otros movimientos guerrilleros, quizá el más obvio sea el cubano. Pero en México no, acá todo siguió para mucha gente prácticamente igual, en el campo, por ejemplo...

El campo no está igual. Creo que el campo está peor. Nosotros éramos campesinos y diría que en aquellos años nos obligaron a tomar las armas. Dadas las condiciones económicas, políticas y sociales, en este caso de Guerrero, pero no quisiera ubicarme nada más en Guerrero porque es un problema nacional; mientras luchábamos legalmente allá en Guerrero por educación y en eso va incluida la falta de escuelas y la falta de maestros, y por trabajo, por salarios dignos y con justicia... Tengo 68 años y la mayor parte de los hombres de mi tiempo y región no fuimos a la escuela. En casi todos los lugares donde me tocó vivir, Cacalutla, Ixtla, La Vainilla y San Martín de las Flores no había escuela. Había en Cacalutla y Atoyac, pero insuficiente y precaria.

¿Hasta qué nivel había escuela?

Era muy chico y no sabía qué era primaria o secundaria. Ni siquiera sabíamos lo que era el kínder. Vine a saber que existía el kínder hasta que ya era adulto. El mundo donde nací y medio crecí, porque soy muy chaparro, era donde veía cantinas, prostíbulos, militares, policías, balazos y muertos.

"Las fuerzas del gobierno, como hoy, solamente ponían orden cuando les convenía. Cuando no, siembran el desorden, lo cultivan. Eso es lo que ahora llamamos narcoestado. Ahí está El Chapo. Solamente en cabeza de enajenados cabe creer que se fugó. Lo "fugaron", las dos veces, ¿no? El problema de fondo y es algo que he reiterado siempre, es que en México no existe un verdadero estado de derecho. Hay uno de pura forma, urbano y en partes, pero real y verdadero, no.

"Nosotros no teníamos hospitales. Hoy hay alguna casita de salud o clínicas, pero en las ciudades más importantes, como Atoyac o Tixtla, porque son zonas urbanizadas, pero en la sierra no había nada y todavía en muchos lugares no hay.

"Por suerte éramos medio sanos, pero en el pueblo de mis padres, San Martín de las Flores, no había ni médico, ni clínica, ni dispensario ni casa de la salud. La escuela que hay, que se llama Vicente Guerrero, la construimos nosotros. Allí cursé el tercer año de primaria, a partir de los 14 años. Esa fue la primera vez que fui a la escuela. Como te digo, las personas de ese tiempo, de mi edad, no iban a la escuela. La mayoría de mis primos, tíos o vecinos no sabían leer y escribir y muchos nunca fueron a la escuela, como mis primos Obdulio y Moisés. Obdulio está desaparecido desde 1974..."

¿Estaba en el movimiento?

Sí y no. No estaba comprometido como Lucio y como yo, pero simpatizaba y era pariente nuestro. Eso fue suficiente. También Abelardo, al que le decíamos El Lucio de abajo, también está desaparecido. Desde el 7 de agosto de 1974. Se le vio en el Campo Militar 1, desde allá nos mandó una carta a través de Carlos Bonilla Machorro, que hacía de intermediario entre la familia Figueroa y la guerrilla. Bonilla fue a verlo al Campo Militar, Abelardo (Rammel) tenía las costillas rotas, no podía estar sentado ni acostado por el dolor de las fracturas, y a saber si también tenía lastimadas las extremidades. Digo esto porque pasé por eso. También fui torturado.

"Cuando me detuvieron estuve desaparecido 10 días en manos de mis torturadores, desnudo, vendado, amarrado y sujeto a lo que ellos quisieran: descargas eléctricas, apagarme cigarrillos en el cuerpo mientras contestaba todo lo que ellos no querían que contestara... que si conocía a fulano, que si el domicilio de mengano y yo no iba a decirlo."

¿Qué corporación te detuvo?

Me detuvo la policía judicial del DF, el 12 de junio de 1990, y desde ese momento y durante 10 días fui torturado. Me salvaron de ser desaparecido mis compañeros de lucha, a bombazos: volaron una Nissan en Oaxaca, ametrallaron casas de cambio en el DF y volaron también las oficinas de turismo de Acapulco. En realidad hasta los bombazos la policía supo a quién tenían, porque no les dije mi nombre. Eso fue lo que dio lugar a que me presentaran ante el MP y ante un juez de consigna, el cuarto penal, que recibía los casos de los que el gobierno quería que fueran condenados, porque a mí me iban a desaparecer.

¿Cómo se llamaba ese juez, lo recuerda usted?

Mario Bermúdez Molina.

¿Y alguna vez denunció esas irregularidades, por ejemplo a la Comisión de la Verdad?

No (ríe). La verdad es que con la Comisión de la Verdad tuvimos y tenemos relación y cercanía, pero pues no pasó nada...

¿Cuál fue el error de la guerrilla, en qué se equivocó, por qué perdió la guerra?

Creo que tuvieron que ver mucho las condiciones que nos obligaron a hacernos guerrilleros. La indignación y el enojo popular nos hicieron dar pasos en ciertos momentos políticos que no eran los adecuados. Creo que buscar un cambio, como proyecto político, era algo positivo. Los hechos eran que teníamos bases (sociales) en cinco municipios y eso prueba que estábamos acertando: Tecpan de Galeana, San Jerónimo, Atoyac, Coyuca de Benítez y Chilpancingo. Casi todas esas regiones las recorrimos a pie. Pero decía yo que dimos pasos que no debimos dar. Empezamos la guerra antes de lo que debimos. Ahí fue. No creamos una estructura político-militar con una adecuada inteligencia. 

Dicen que no son los soldados los que ganan la guerra, sino la inteligencia. Nuestra inteligencia (espionaje e infiltración) no estaba desarrollada. Allí estuvo el error y de todos los núcleos guerrilleros que surgieron en el país en aquellos años, aunque nunca nos faltó base social.

"El tener como partido cinco municipios bajo nuestra influencia no hubo otro movimiento guerrillero que durante esos años la tuviera igual. Por ejemplo, las organizaciones guerrilleras urbanas no tenían una base política. Como lo estoy diciendo: la "regamos" en iniciar la ofensiva antes de estructurar inteligencia político-militar. Nos faltaron cuadros."

¿El movimiento guerrillero nunca infiltró a las fuerzas armadas, pero sí en sentido contrario?

Sí. Prueba de ello es que está muerto Lucio.

¿Diría usted que la guerra la ganó Rubén Figueroa?

Diría que la ganó el Estado, porque Figueroa era un fiel representante caciquil del Estado, fue uno de los caciques más poderosos de Guerrero, o el más poderoso, porque nunca dudamos que también estuviera metido en el narco. Quizá desde antes de que naciera nuestro movimiento. Sus negocios oscuros quién sabe desde dónde venían...

¿Como miembro de una familia de campesinos, tenía conocimiento de quiénes se dedicaban al cultivo de la amapola y/o al trasiego de drogas en la sierra de Guerrero?

Fíjese que no. Tuvimos conocimiento de eso después. Tuve conocimiento como hasta los 18 años, ya que andaba con la guerrilla en 1967. Porque nosotros, entre otros, fuimos los que descubrimos al recorrer la sierra (de Atoyac) los cultivos de amapola y mariguana.

¿Y de quién eran?

Esos eran "anónimos", porque a quien encontrábamos cultivando estos plantíos no nos decían quiénes eran, y a nosotros la verdad es que no nos interesaba quiénes eran. Lo que nos importaba es que también ellos eran objeto de persecución del enemigo que nos perseguía a nosotros. Ahí lo que nos interesaba era no convertirlos en nuestros enemigos y tampoco hacernos sus aliados; a nosotros finalmente lo que nos interesaba era que sus condiciones de vida eran como las nuestras. Lo que hubo fue una especie de acuerdo de discreción, nosotros no los denunciamos y ellos se callaban si nos veían por allí a campo traviesa; nos descubrimos mutuamente a veces, y nos dábamos cuenta de que era gente humilde.

¿Quién estaba detrás de ellos?, ¿quién era el patrón allí?

Se hablaba de un estadounidense. A mí me tocó ver a tres amapoleros en tres momentos diferentes, entre 1967 y 1970, que fue cuando creció nuestro movimiento. Después de eso vimos algunos plantíos de mariguana. Eso tiene algo así como 45 años, aunque ahora tengo entendido que eso está cundido. Pero el problema no son los cultivadores, los de abajo, esos son los de menor importancia, los más importantes son como José Luis Abarca, el ex alcalde de Iguala, esos son los importantes, los que "caciquean", los intermediarios, los que si nos vamos a esa región de Guerrero, hicieron de la sierra de Atoyac, entre la costa y la montaña, un área apropiada para el cultivo de mariguana y amapola. Y no se diga parte de la serranía de Tecpan, de Coyuca o de la misma Chilpancingo y Petatlán. Toda la cordillera.

¿Cree que los gobernadores de Guerrero a lo largo de estos años tuvieron conocimiento de esto?

Así es. Existe el narcotráfico gracias al poder (político) que le ha permitido desarrollarse.

¿Cuál fue el error de los normalistas de Ayotzinapa en los hechos ahora lamentablemente conocidos?

Quizá el problema fue no haber advertido que Iguala es un municipio muy peligroso. Ya había habido hechos terribles, el 11 de junio anterior, y otro hecho, la ejecución de un activista que tenía que ver con comunidades autóctonas de la región y apareció asesinado junto a otras dos personas. 

También había un profesor de una organización que se llamaba Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, era maestro pero ya no ejercía como tal, lo conocí en alguna reunión en la Ciudad de México. Se llamaba Raymundo Velázquez Flores. Ese señor fue levantado en Iguala y luego apareció muerto en Coyuca de Benítez, con huellas de tortura. Era de origen humilde, pero parece que se había dedicado a movilizar a campesinos de la región. 

Está también el caso de unas personas que habían estado en una movilización, una marcha de protesta, y los capturaron cerquita de Iguala y los mataron. Se dice que al líder lo mató personalmente José Luis Abarca (se refiere al asesinato de Arturo Hernández Cardona, líder de Unión Popular de Iguala, asesinado por el ex alcalde según testimonio de Nicolás Mendoza Villa, sobreviviente del ataque que involucra también al ex secretario de seguridad pública de Iguala, Felipe Flores, aún prófugo). O sea, los muchachos debieron tener en cuenta que en ese municipio había problemas muy serios. La lógica me lleva a pensar que la juventud no los hizo pensar muy bien las cosas.

¿Quién dirige a los normalistas cuando se movilizan para tomar autobuses o cerrar casetas?

No estoy cercano a esos movimientos, pero se sabe que son ellos mismos, su Comité de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas y no es cosa de los maestros de la normal, como luego se dice. Es un organismo autónomo de estudiantes. Independiente de maestros y del director. Creo que definitivamente se hubiera evitado esto si en lugar de Iguala hubiera pasado en otra ciudad. Así no hubieran ocupado ese quinto camión... Hay muchas versiones y no voy a meter las manos a la lumbre por nadie, pero sí debo decir que aquí el entramado entre gobierno estatal, federal y municipal y el narco es lo que dio lugar a estos resultados tan lamentables, dolorosos, tristes, indignantes. 

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