Ernesto Zedillo, discreto y distante

Luego de entregar el poder a Vicente Fox, el ex mandatario se dedicó a una agenda privada lejana a los asuntos políticos de la Nación.

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Zedillo nunca hizo comentarios sobre sus sucesores en la Presidencia. (Notimex)
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Carole Simonnet/Agencia Reforma
MÉXICO, D.F.- Con un semblante adusto, Ernesto Zedillo expresa su optimismo sobre el futuro de la economía mexicana pese a los "graves problemas" que sufre el entorno mundial.

Lee su discurso en un teleprompter pero levanta la cabeza para mirar a los alrededor de 400 invitados que el 20 de noviembre pasado asistieron a la cena del Centro de Estudios Espinosa Yglesias con motivo del 30 aniversario de la expropiación de la banca privada.

Es el orador principal de la noche, pero su presencia no despierta reacciones entre el público. De antemano, advierte que hoy como lo ha hecho en los últimos 12 años, no hará ningún comentario sobre sus antecesores o sucesores.

"Fue como siempre, un discurso largo y aburrido, con tecnicismos económicos. Se esperaba que contestara a Carlos Salinas de Gortari porque hace dos años en el mismo foro su antecesor lo criticó y durante una hora buscó enaltecer su propia gestión; pero no, fue una reflexión académica sobre la economía global", resume uno de los asistentes consultados que, además de lo tedioso de la presentación, tuvo que aguantar el frío que se colaba por el patio del Museo Nacional de Antropología.

En los últimos 12 años Zedillo ha sido un ex presidente ocupado y distante de las grillas políticas nacionales. Al entregar la Presidencia al PAN, se mudó a la residencia de la calle Agua en Jardines de Pedregal que adquirió en 6 millones de pesos en el último año de su gestión y aseguró a reporteros que se convertiría en "freelance" y mandaría su currículum por internet.

Pero su búsqueda de trabajo como simple ciudadano no duró ni dos semanas. El 15 de diciembre de 2000, el entonces director de Naciones Unidas, Kofi Annan, le pidió encabezar una comisión para financiar el desarrollo de países pobres.

Un año después, se incorporó como miembro consultor de la gigante estadounidense de transporte, Union Pacific. Y fue su designación en mayo de 2002 como director del Centro de Estudios de la Globalización de la Universidad de Yale -donde se graduó como doctor en economía- lo que lo llevó a residir definitivamente en Estados Unidos.

Zedillo se ha caracterizado por tener una agenda repleta de compromisos privados, y suele cobrar por participación como conferencista al menos 50 mil dólares de honorarios, según estimaciones de especialistas.

Desde 2010, es consejero del grupo económico Citigroup (dueño de Banamex) y del grupo español de comunicación Prisa. Ingresó también en la última década a las juntas de directores de Daimler Chrysler, Procter & Gamble, la fundidora del Aluminio Alcoa y se desempeñó como asesor del director de la Organización Mundial del Comercio, Mike Moore y del área internacional del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York.

Sus polémicas

El 11 de febrero de 2009 ocurrió una de esas pocas cosas por las que Zedillo ha captado la atención: con los ex presidentes de Brasil, Henrique Cardoso, y de Colombia, César Gaviria, y otras 14 personalidades, se pronunció a favor de despenalizar el consumo de la mariguana en un documento.

Zedillo declinó "por motivos de agenda" asistir a la rueda de prensa  que realizó la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia en Río de Janeiro para dar a conocer los resultados del polémico documento, pero confirmó posteriormente su posición en varias entrevistas. 

Este año, al prologar el libro Repensando la Guerra, publicado por el Centro que dirige, Zedillo abogó por la modificación de la estrategia mundial de lucha contra las drogas basada en un enfoque de seguridad, y llamó a ver el tema como un asunto de salud pública.

La discreción con la que ha manejado su vida se vio truncada el 16 de septiembre de 2011 por la demanda civil por 50 millones de dólares que interpusieron en un tribunal de Estados Unidos 10 sobrevivientes de la masacre de 45 indígenas tzotziles en Acteal a manos de paramilitares. Los hechos ocurrieron a mitad de su mandato, el 22 de diciembre de 1997.

Los quejosos, apoyados por el reconocido bufete de abogados Rafferty Kobert Tenenholtz Bounds & Hess, solicitaron mantener el anonimato por motivos de seguridad, lo que generó sospechas sobre si existen motivos políticos detrás de la demanda.

Zedillo no intentó defenderse públicamente de los hechos, pero cabildeó con el gobierno de Felipe Calderón y sus contactos de alto nivel en Estados Unidos para obtener inmunidad diplomática.

El 4 de septiembre de 2012, el embajador Arturo Sarukhán envió una carta diplomática al Departamento de Estado en la que solicita dicha inmunidad.

"Un proceso como el que se pretende sustanciar en contra del ex Presidente afectaría la relación bilateral entre México y Estados Unidos, al desestimar la actuación de diversas autoridades nacionales en respuesta a los acontecimientos ocurridos en la localidad de Acteal, Chiapas, en diciembre de 1997", mencionó la misiva que en un primer tiempo el gobierno mexicano buscó reservar por 12 años.

El Departamento de Estado de Estados Unidos atendió la petición mexicana tres días después. El pasado 13 de noviembre, Zedillo pidió en una carta al juez federal de Connecticut, Alvin Thompson, desechar en definitiva la demanda.

"El gobierno de Estados Unidos ha pedido a esta corte otorgar inmunidad al ex jefe de Estado de México, y bajo precedentes obligatorios de la Suprema Corte de Estados Unidos, este tribunal debe cumplir dicha petición de manera expedita, sin que le sea posible juzgar las conclusiones diplomáticas del Departamento de Estado", escribió.

Amigo de Peña

Pero el proceso sigue abierto en Estados Unidos y en México, donde las víctimas presentaron una demanda de amparo contra el gobierno federal por considerar que no tiene competencia para solicitar la inmunidad ni procede ésta. La demanda por Acteal no generó críticas hacia Zedillo por parte de los liderazgos del PRI.

Al contrario, el pasado 6 de noviembre el presidente Enrique Peña Nieto compartió con él la mesa de honor en la cena inaugural del Consejo Nacional de Banorte-Ixe en el Alcázar del Castillo de Chapultepec y nombró en el gabinete a su ex secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, como titular de Educación.

"Fue notorio que Peña Nieto quiso aprovechar su presencia para retratarse con él", señala el ex consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, uno de los invitados al convivio.

Ese día, Zedillo departió sonriente con el presidente del Grupo financiero, Guillermo Ortiz; dos miembros del actual gabinete de Peña Nieto, Emilio Lozoya e Ildefonso Guajardo, y los invitados internacionales Felipe González, ex jefe de gobierno español; Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos; Michel Camdessus, ex director del FMI y el financiero Alan Stoga.

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