Es mamá, abuela y socorrista de la Cruz Roja

Elizabeth se dedica a salvar vidas en peligro, sin dejar de dar tiempo al hogar.

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El esposo de Elizabeth es chofer de una ambulancia, y a veces coinciden. (Notimex)
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Agencias
VILLAHERMOSA, Tabasco.- Elizabeth López Yan está casada, tiene tres hijos y un nieto, y además de dedicarle tiempo a su hogar, por las noches se sube a una ambulancia y presta ayuda a gente lesionada como socorrista de la Cruz Roja.

López Yan presta sus servicios en la base de Cunduacán, municipio enclavado en la llamada Chontalpa Chica, distante a unos 30 minutos de Villahermosa y punto intermedio en el corredor a Comalcalco y Paraíso.

Desde hace un año, recuerda, la mujer de 38 años comenzó a prepararse con cursos de capacitación hasta adquirir los conocimientos necesarios para ser socorrista, según cita Notimex.

"Cuando subí por primera vez a la ambulancia, sentí una emoción fuerte porque ya iba a tratar con una vida, con una persona que estaba lastimada y ahí sale a relucir lo que vamos a hacer, nuestro conocimiento", narra.

La base Cunduacán comenzó a operar en noviembre de 2012 y al mes siguiente su coordinador le indicó a Elizabeth que estaba lista para subir a una ambulancia.

"No fue tan severo el lesionado (que atendió) la primera vez, pero me ha tocado ir también con otros que están muy lastimados, pero tratamos de cuidarlos", añade.

La originaria de Cunduacán dice que está preparada para colocar una férula, fijar un cráneo, subir al lesionado a la tabla y trasladarlo.

El tramo que le corresponde atender, mismo que comunica a Cunduacán con Comalcalco es de los más transitados, razón por la cual hay muchos accidentes, sobre todo con heridos por derrape de motocicletas y choques.

"Más que nada me dio el deseo de servir en la Cruz Roja por la gran necesidad que hay de humanismo", refiere, sobre su decisión de enlistarse en esta actividad.

Afirma que el servir al prójimo le ayuda a ser más fuerte, más humana y también la motiva a compartir sus conocimientos básicos en talleres que "se imparten a chicos y chicas que buscan integrarse y en el futuro apoyar a los ciudadanos que lo requieran".

Su turno de servicio, explica, variable, pues como ama de casa en los ratos que está desocupada acude a la base, aunque por lo general es la jornada nocturna la que cubre.

A Elizabeth no se le ha presentado ningún obstáculo en esta actividad, refiere, "eso se lo forma una. Hay que pensar en qué se puede hacer, siempre me ha gustado, cuando me preguntan si puedo ir a suplir a alguien, voy".

De la relación entre su trabajo y su familia, expone que sus hijos ya son mayores y les gusta saber que su mamá "anda acá, y me apoyan. El apoyo ha sido siempre la comunicación, el hablar".

De su esposo, agrega que es operador de ambulancia en la misma base Cunduacán y a veces coinciden en algún llamado de auxilio.

"A los dos nos gusta y por eso creo que no tenemos ningún problema de cómo nos llevamos en el hogar. Está hablado, está dicho, a mis hijos les gusta y ahí vamos", afirma.

Por último, indicó que le gusta estar en la Cruz Roja, "allí estaré hasta que pueda o hasta que me digan: ya no".

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