Todos escucharon el ruido de la construcción del túnel de El Chapo

Se escuchó en un video con perfecta nitidez el ruido de taladros y martillos para romper el piso de concreto de la celda número 20.

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El comisionado de Seguridad, Renato Sales, niega que se trate de ocultar información. (Agencias)
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Francisco Garduño/Milenio
MÉXICO, D.F-. Desde una semana antes de la fuga de Joaquín Guzmán Loera, los presos del mismo sector en el penal del Altiplano escuchaban los ruidos de los trabajos de la construcción del túnel para el escape de El Chapo, pero no denunciaron porque, dijeron, estaban amenazados.

MILENIO verificó que el día de la fuga, el 11 de julio de 2015, se oía con perfecta nitidez el ruido de taladros y martillos para romper el piso de concreto de la celda número 20 desde las cinco y media de la tarde y no cesaron sino hasta las ocho de la noche con 52 minutos, segundos antes de que el capo comenzara su espectacular escape.

En un video difundido por Carlos Loret de Mola en Primero Noticias se observa que poco después de las cinco y media de la tarde cuando acompañado por un custodio, El Chapo salió de su celda para reunirse con su abogado en otro sector de la prisión, y desde ese momento se aceleraron el martilleo y el taladrado.

Fue hasta las siete de la noche cuando Guzmán Loera regresó a su celda y de inmediato, sin esperar a que el custodio se alejara, se dirigió velozmente al área de la regadera, en donde, luego de mirar de reojo al guardia que se alejaba, quitó una toalla que tapaba el piso y la puso en el pretil, entre la ducha y la letrina.

A partir de ese momento se puso a ver durante una hora y 50 minutos, a todo volumen, la televisión en su tableta. Pero ese sonido no amortiguó los martillazos y el taladrado, que se intensificaron desde su regreso, tras el encuentro con su defensor. 

Diez minutos antes de las 9 de la noche, El Chapo se levantó de la cama y se dirigió a la regadera, donde una voz que provenía de lo que ahora sabemos era un túnel preguntó: “¿Patrón…?”, a lo que Guzmán responde un: “Te ayudo”, tras lo cual se agacha y parece maniobrar algo que sugiere ser la loza que sus cómplices botaron del piso. Tras desaparecer del registro de las cámaras, a las 20:52 horas, El Chapo tardó 28 minutos en completar su fuga, contando los 19 minutos que le llevó recorrer los mil 425 metros del túnel que sus secuaces tardaron 10 meses en construir para su escape.

Y mientras el capo se alejaba, fue hasta las nueve con 18 minutos de la noche cuando un custodio se asomó a la celda, luego de llamarlo tres veces por su apellido.

—¡Guzmán! ¡Guzmán! ¡Guzmán Loera! Ante la falta de respuesta, se acercó a los barrotes y dijo: “Se movió pa’delante y no lo vi”. Luego se alejó de la celda.

Dos minutos después llegaron dos custodios más y uno reportó a su jefe:

—Comandante, ¡hay un hoyo en la regadera!

—¿De qué tamaño?

—¡Grande, comandante!

—¿Y el cliente está ahí?

—No, comandante, ¡no está Joaquín!

Los custodios se alejan y dos minutos después, a las nueve con 24 minutos, los otros reclusos de la sección donde estaba el líder del cártel de Sinaloa comienzan a hacer ruido y gritar, pues pensaban que el capo había tenido algún problema de salud y querían llamar la atención para que se llamara a un médico.

“¡Oficial, se trata de una pinche emergencia!”, “¡No se hagan pendejos, no sean culeros!” y “¡Ya chingó a su madre, ya es difunto!” son algunos de los gritos de los otros reos que se escuchaban, acompañados con un continuo golpeteo a los barrotes.

Un minuto después un custodio pidió que le abrieran la celda número 20, sin obtener respuesta.

Fue hasta las nueve con 29 minutos cuando, finalmente, entraron dos guardias de seguridad a la celda; 37 minutos después de que El Chapo desapareciera por el túnel, y de inmediato, desde que se descubrió “el hoyo”, pidieron una lámpara y se introdujeron en el agujero (lo que al parecer rompe con los protocolos de seguridad previstos para estos casos).

El largo lapso que tuvo Guzmán Loera desde que entró al túnel hasta que finalmente los custodios abrieron la puerta de su celda le dio un margen de 9 minutos para alejarse lo más posible de la prisión, junto con los cómplices que le ayudaron a escapar, entre los que al parecer figuraba uno de sus cuñados.

Recorrió el túnel a bordo de motocicletas, especialmente habilitadas para correr sobre rieles.

Según las investigaciones, El Chapo y sus cómplices llegaron en camionetas hasta algún lugar de Querétaro y abordaron dos avionetas, una voló hacia Culiacancito, en Sinaloa, y otra con rumbo desconocido.

Algunos de los reos, compañeros de sección de El Chapo, afirman que los tenían “amenazados” con trasladarlos a otras cárceles si hablaban sobre los ruidos que durante varias semanas hubo en el subsuelo de esa ala del penal del Altiplano.

Otro de los hechos interesantes es que semanas antes de la fuga, se autorizó la impermeabilización del techo de la sección donde estaba detenido el líder del cártel de Sinaloa.

Aclaración

La PGR reprobó la filtración de los videos y señaló que dicho material había sido aportado por esta representación social como parte de las evidencias para sustentar la acción penal ejercida contra varios servidores públicos involucrados en este caso.

En tanto, el comisionado de Seguridad Nacional, Renato Sales Heredia, negó en entrevista con Radio Fórmula que se tratara de ocultar información sobre la fuga,  al abundar en que habrá que analizar el video y someterlo a diversos análisis técnicos para separar los ruidos “en el contexto de la averiguación previa”.

La Marina va tras de El Chapo

El gobernador de Sinaloa, Mario López, informó que el operativo de la Secretaría de Marina en Tamazula, Durango, tiene como objetivo la ubicación y recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán.

En entrevista con medios locales en Mazatlán, Malova fue parco al hablar del tema.

—¿Ya se sabe por quién va la Marina? —le preguntaron.

—Ustedes ya lo saben —respondió.

—¿Es El Chapo?

—Sí.

En tanto, el alcalde de Cosalá, Samuel Lizárraga, dijo que a este municipio han arribado unos 250 desplazados por el temor de la incursión naval en comunidades como El Limón y El Verano. Desde el pasado 6 de octubre, la Marina mantiene un cerco con el presunto objetivo de cerrar la pinza a los escondites de Guzmán Loera, quien el 11 de octubre cumplió tres meses de haberse fugado.

(Con información de: Cynthia Valdez/Sinaloa)

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