'Ser lesbiana no me define como buena madre'

Criseida asegura que su pareja e hijos han sido discriminados por la desinformación sobre las familias homoparentales.

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Ana y Criseida han enfrentado problemas en las escuelas de sus hijos por falta de preparación de las maestras. (Milenio)
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Gustavo Ambrosio/Milenio
MÉXICO, D.F.- Criseida Santos tiene 36 años, lleva 11 años de casada con Ana, y en 2006, luego de planearlo decidieron acudir a un médico para realizar una reproducción asistida y poder procrear a sus dos hijos, Diego y Santiago.

"Ana y yo tenemos 20 años de conocernos, nos conocimos en la prepa. Iniciamos nuestra relación en 2003, al año siguiente de estar en pareja y ahorrar acudimos a un médico para que con nuestros óvulos pudieran integrar a dos bebés. Ese fue nuestro proyecto de vida, siempre quisimos formar una familia", dice.

Para ella no existe una diferencia en la crianza de sus hijos por ser homosexual.

"Al despertar, lo primero que pienso es en qué van a desayunar o si está el uniforme listo. No pienso en mi preferencia sexual. Hay muchas maneras de ser madre y el hecho de ser lesbiana es parte de mi intimidad, mía con mi esposa, no es algo que me defina como buena madre", afirma.

Sin embargo, ella, su pareja y sus pequeños han sufrido de homofobia y de desinformación en las instituciones respecto a las familias homoparentales.

"Siempre ha habido una discriminación por la vía institucional. Cuando vivíamos en Nuevo León hubo una iniciativa para crear una Ley de Familia que nos criminalizaba. También, pasó que cuando Diego tenía 10 días de nacido tuvo que ser internado en el hospital y no me permitieron pasar a verlo porque no había un papel que dijera que también soy su madre fue muy difícil".

Criseida señala también que existe aún un desconocimiento por parte de los profesores para saber cómo manejar a hijos de familias homosexuales.

"Hemos llegado a tener alguna situación incómoda con la escuela, derivada de la falta de preparación de las maestras en lo que a familias lesbomaternales se refieren, que insisten en buscar un padre donde no hay u omitir a una de las dos.

"Aunque mantenemos mucha comunicación con la escuela, hace falta mucho trabajo en la sensibilidad de la comunidad escolar. Por ejemplo, el Día de la Madre, las maestras deben comprender que ellos tienen 2 mamás y que deben pensar en función de dos mamás", dice.

Premio divino

Adriana Villalobos es madre de dos pequeñas de tres años y año y medio, las tuvo con su ahora ex esposo. Sin embargo, desde hace tres años comenzó una relación con otra mujer, la cual se ha convertido en la segunda madre de sus hijas.

"Ella y yo nos conocimos por Facebook. Llevaba casada cinco años con el padre de mis hijas, pero estamos separándonos, aunque él no desatiende a las niñas. Mi pareja viene de visita casi todos los días, y mis hijas por sí solas la han empezado a llamar mamá", asegura.

Adriana dice que la discriminación por su preferencia se ha manifestado más en su familia que en la sociedad con que convive.

"Mis padres no están de acuerdo. Mi mamá me envía mensajes muy ofensivos todo el tiempo, dice que vaya a confesarme, a mi novia le dice la innombrable, y dice que me voy a ir al infierno, que salve a mis hijas y a mí del pecado. Los comentarios de la gente no me interesan, pero los de mi madre duelen mucho", asegura.

Adriana dice sentirse afortunada por ser madre de Padme y Ayden, a quienes enseña valores y a no señalar a las personas por sus errores o diferencias.

"Ser madre es ser premiado por Dios. Ser madre es lo que me ha hecho salir adelante y sentirme plena como mujer".

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