‘Hunden’ 320 barcos la historia de México y la Península de Yucatán

El Golfo de México y el Caribe han comenzado a revelar información importante que evidencia hechos históricos narrados en libros de texto.

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El cañón de bronce tipo media culebrina, de posible fabricación escocesa, encontrado en Cayo Arcas, está en exhibición en el museo de San José el Alto, en Campeche. (Cortesía)
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América E. García Méndez/SIPSE
CAMPECHE, Camp.- Arqueólogos subacuáticos hallaron el mar del Golfo y el Caribe 320 esqueletos de barcos de la flota de la Nueva España, hundida en 1631.

Destaca el hallazgo de unos 40 cañones de filiación inglesa y española, entre los que está  un peculiar cañón de bronce tipo media culebrina, de posible fabricación escocesa, encontrado en Cayo Arcas y puesto en exhibición en el museo de San José el Alto, en Campeche.

Bajo el acecho de tiburones, en medio de la falta de visibilidad, fallas técnicas y otros peligros, el equipo encabezado, desde 2003, por Helena Barba Meinecke, hizo uno de los descubrimientos más inquietantes en el Golfo: una embarcación con sus tejas completas -intercambiables en nuestra Península de Yucatán por el palo de tinte-, en cuya elaboración pudiera haber estar involucrado el comercio fenicio.

La azarosa travesía también sirvió para el hallazgo, en el fondo marino, de objetos de porcelana, cerámica, piedras con inscripciones, pedazos de láminas sometidos a análisis que develarían la fabricación de cañones en Escocia, España e Inglaterra.

También se encontraron vasijas, en su mayoría prehispánicas, y otros objetos curiosos que planteaban muchas interrogantes de épocas y estilos de vida, y muerte, en la península de Yucatán.

Estos hallazgos han hecho del trabajo del área de Arqueología Subacuática sede Campeche, en estos últimos 10 años, uno de los laboratorios arqueológicos más importantes de América Latina, de acuerdo con el elogio y reconocimiento a México como líder en arqueología subacuática, expresado en el World Arqueological Congress celebrado en Dublín, hace dos años.

Lo del mar el mar se lo queda

La arqueología subacuática es una rama de la arqueología que estudia los vestigios que se encuentran bajo el agua, pero no para extraerlos (a menos que estén en peligro de saqueo o sean muy peculiares) sino para sacar información que permita corroborar o conocer hechos ocurridos en el pasado.

En este caso, en Campeche, los investigadores -desde sus distintas disciplinas- encontraron lo que puede ser evidencia de la historia que citan los libros de texto, la prueba física y científica que define identidad y pasado de Campeche, cuya actividad comercial le dio auge y que, por ende, fue asolada, desde 1559, por piratas.

El proyecto en mares mexicanos comenzó en 1995 y destacó con la iniciativa de Pilar Luna, directora del Área de Arqueología Subacuática del INAH-México, quien asignara a Barba Meinecke el 15 de julio de 2003.

En lo que es territorio campechano, los intensos trabajos y el contacto con pescadores de los muelles 7 de Agosto, Dársena de San Francisco, San Román y Lerma arrojaron resultados con la ubicación de puntos estratégicos y ultrasecretos en el mar, donde puede estar alojados barcos y cañones del siglo XVIII.

Con el tiempo, los trabajos se ampliaron a los mares de Tenabo, Hecelchakán, Champotón, Ciudad del Carmen y Palizada.

Al año siguiente, ubicaron 18 sitios clave al igual que en la Dársena de San Francisco y San Román; 17, en Champotón; en Ciudad del Carmen, 44 puntos estratégicos;  ocho en Tenabo y frente a Isla de Jaina, municipio de Hecelchakán.

Desde entonces ya se habían observado las primeras embarcaciones debajo de mar; entonces, el objetivo de los investigadores era establecer ahora un análisis comparativo de los primeros hallazgos de naufragios.

Uno de los grandes resultados fue el fascinante hallazgo del barco más antiguo (del Siglo XVIII y filiación inglesa), a 10 metros de profundidad y a 22 kilómetros de la ciudad de Champotón; y, en el mismo lugar, cañones de seis tipos diferentes con tecnología del siglo XVIII.

Se utilizaron métodos como los que aplican una escena de crimen

Los arqueólogos subacuáticos realizaron sus estudios in situ, fieles a la Convención de la Unesco Sobre la Protección del Patrimonio Cultural Sumergido, que asienta que el hecho de extraer un objeto u objetos de estudio en el fondo del mar, se justifique en caso de que sea saqueable  (lo cual ocurre con suma frecuencia) o que su conservación corra peligro.

Los investigadores, en su encuentro con las escenas del pasado, extrajeron información hasta entonces secreta utilizando métodos similares a la investigación de una escena de crimen: toma de fotografías, videos y dibujos de lo que encontraran para elaborar ahora la película que el pasado proyectaba en la corriente oceánica.

Sin embargo, el gran reto para ellos fue la misión en el Río Palizada: a tan sólo cinco metros de profundidad la exploración parecería algo fácil, pero las aguas lodosas del Palizada complicaban la visibilidad en la búsqueda.

La oscuridad no dejó otro remedio que el recurso del tanteo que a su vez perfeccionó la imaginación de los expertos que hicieron dibujos “a ciegas”. Decenas de vasijas, jarrones, objetos de ornato y embarcaciones fueron encontradas a escasa profundidad, lo que hacía pensar que los pobladores de este sitio solían arrojar sus pertenencias al río.

Por otra parte, el encuentro con el barco más antiguo en aguas de Champotón expandió la sed de los expertos hasta las aguas de Yucatán y Quintana Roo. A pesar de los peligros, exploraron desde la bahía del Espíritu Santo, en Quintana Roo, hasta Holbox, justo entre los límites de Yucatán y Quintana Roo.

La exploración trajó más éxitos: el hallazgo de los pesqueros “Animas de la victoria” (Bahía del Espíritu Santo), “Hanan”, en Cozumel; “Los Señores del Abuelo”, frente a Puerto Morelos”; “Cañones del gato”, en San Felipe, en Yucatán, otro barco (camaronero) de 100 metros de largo en Isla Mujeres, todos ellos con las mismas características que el barco encontrado en aguas de Champotón.

Otros hallazgos curiosos en Campeche fueron los de Triángulos Arenas, Cayo Nuevo y Cayo Arcas, donde se encontraron 30 carracas españolas del siglo XVI jaladas por remos, y el cañón de bronce tipo media culebrina, único en su tipo.

En los trabajos de ampliación del Centro de Convenciones Campeche XXI, los investigadores encontraron un cañón de hierro y, junto a él, un esqueleto de tortuga; el cañón se localiza en el Parque de las Banderas, hoy Parque de las Américas, el cual pretende recuperar el Área de Arqueología Subacuática para restaurarlo y conservarlo.

Pese a estos logros, aún Meinecke, con el extenso equipo de arqueólogos, biólogos, restauradores, buzos, espeleólogos, historiadores, etnohistoriadores, geógrafos, y el reconocido apoyo de pescadores, pretende abarcar aún las inexploradas aguas de Río Lagartos hasta Celestún; la costa oriental de la Riviera Maya, desde Chetumal hasta Isla Contoy, y si fuese posible, todo el misterio de las 200 millas náuticas del territorio nacional.

Uno de los retos más importantes de hoy, es la búsqueda del navío Nuestra Señora del Juncal, uno de los barcos pertenecientes a la Flota de la Nueva España hundida en 1631, que pereció en aguas del Golfo cuando se dirigía vía Veracruz hacia España; el buque habría naufragado en otoño con un importante cargamento de plata, palo de Brasil y otros productos importantes para la época.

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