No tienen casa, pero sí carrera y hasta hablan inglés

Son mil 200 personas, de las que 52 % habla inglés, 34 % estudió la primaria y la secundaria, y 23 % la preparatoria, señala un estudio.

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El espacio que ya no ocupa el Río Tijuana sirve de espacio para vivir a unas 1,200 personas que intentan o intentaron llegar a EU. Ahora muchos de ellos simplemente dejan que se los lleve la corriente... (NTX)
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Eugenia Jiménez/Milenio Digital
TIJUANA, Baja California.- A unos metros de la línea fronteriza que divide a México de Estados Unidos se localiza El Bordo, un canal seco del río Tijuana, donde viven migrantes deportados, indigentes y adictos.

Son cerca de mil 200 personas que duermen en casas construidas con desechos y entre olores fétidos provocados por las aguas negras y la basura.

La población de ese lugar se dedica principalmente a limpiar parabrisas, reciclar basura y hacer trabajos de albañilería; sin embargo, 52 por ciento habla inglés.

El estudio El Bordo de Tijuana, elaborado por las investigadoras Laura Velasco y Sandra Albicker del Colegio de la Frontera Norte, resalta que 34 por ciento estudió la primaria y la secundaria, 24 por ciento la preparatoria, tres por ciento la universidad, y solo seis por ciento habla una lengua indígena.

El texto describe que 96 por ciento de los habitantes es masculino, 72 por ciento no tiene ningún documento de identidad y 69 por ciento es adicto.

También, señala que 93 por ciento han sido detenido al menos en una ocasión, ya sea por no portar identificación, por deambular por la ciudad o por su aspecto y vestimenta.

Alejandro Molina, de Guerrero, explicó que su mayor temor es la policía.

Los 1,200 habitantes de El Bordo intentan ganarse de la vida en trabajos que no les permiten generar ingresos para poder abandonar el lugar

"No nos dejan en paz, nos detienen si salimos de esa zona (El Bordo), porque no tenemos papeles. Si les caemos mal, al salir del Ministerio Público nos vuelven a detener; también nos llegan a plantar droga", narró.

No obstante las constantes redadas y el presunto maltrato de los agentes de seguridad, los habitantes de El Bordo se niegan a salir de ahí.

Algunos aún tienen la esperanza de cruzar a Estados Unidos, pese a que han sido deportados en varias ocasiones.

Tal es el caso de Félix Aguilar Torres, quien fue deportado hace tres meses después de ser capturado en Fresno, California.

Ha intentado cruzar a Estados Unidos en otras ocasiones, pero sin éxito.

Aguilar no trabaja, porque no encuentra empleo en Tijuana; se alimenta de la comida que "nos trae la gente que es solidaria con la raza", o en el desayunador del padre Chava.

Muy pocos, con ayuda, han lograron salir de El Bordo, como Ignacio David Esposo, quien gracias a un sacerdote de dicho desayunador consiguió trabajo.

Ahora imparte pláticas a los que viven en el río Tijuana, le cuenta su experiencia, que "si se puede, que ahora tiene dos trabajos y paga un departamento".

El sacerdote Óscar Torres Hernández, director del centro comunitario, reconoció que la población de El Bordo no debe estar ahí, porque es una zona federal.

"Ellos lo saben, pero no tienen otro lugar a donde ir después de que son deportados; sin dinero ni identificaciones", expresó.

Por eso, llamó a las autoridades a que respeten los derechos humanos de esas personas.

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