De contramaestre a constructor de barcos

Siendo casi un niño, Jorge Lara Naranjo se embarcó como grumete en la Marina; hoy es un empresario de éxito en la industria naval.

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Uno de los yates construidos en SIN, el astillero de Mazatlán que "puso a flote" un grupo de marinos mexicanos. En el recuadro, nuestro entrevistado, Jorge Lara Naranjo. (Fotos: Cortesía JLN)
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Por: Daniel Uicab Alonzo/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Los barcos siempre fueron un referente en su vida. En su natal Tlacotalpan, Veracruz, quería ingresar a la Marina y seguir los pasos de su hermano mayor, Eduardo. Pero en aquel lejano 1960 en que siendo casi un niño causó alta como grumete en el Buque Escuela Zaragoza II, Jorge Lara Naranjo no imaginaba que su derrotero lo llevaría a otro destino.

En entrevista vía Internet, Jorge recuerda que durante más de dos décadas en la Armada de México navegó en varios buques de la Armada, como el "GC Pedro Sainz de Baranda", el Transporte "Zacatecas", los guardacostas "Manuel Gómez Farías", "Ponciano Arriaga" e "Ignacio de la Llave".

Generación 1975 de Contramaestres, en el Centro de Capacitación de la Armada de México, en Veracruz.

A la par de acumular singladuras, Jorge fue subiendo de grado hasta llegar a Primer Contramaestre. Le gustaban las faenas a bordo, la convivencia con la tripulación, enseñar a la marinería las maniobras en cubierta y las tradiciones navales; también, los días de navegación en el Pacífico mexicano. Pero al paso de los años, ya casado, extrañaba el hogar, por eso, en cuanto el barco atracaba en su puerto base, corría al lado de su esposa e hijos.

Y sale a flote la anécdota: "Estando en el Guardacostas 'Ponciano Arriaga' en Mazatlán, Sinaloa, había un comandante de Flotilla que nos recriminaba el que nuestro buque estuviera en tercera situación (no apto para navegar), y cerca de la Navidad comentaba a manera de amenaza: 'Pero se me van a ir de vigilancia todo el fin de año, de eso me encargo yo, porque no tienen compasión de sus compañeros de otros barcos'. 
 

Con los cambios de base y estando en unidades operativas que continuamente realizan vigilancia en las costas nacionales, las ausencias se fueron prolongando, y entonces Jorge pensó que era hora de desembarcar para, junto a su querida esposa Ofelia, formar a sus hijos (Jorge, Xóchitl Altair y América).

Jorge Lara Naranjo, cuando era segundo Contramaestre, con su esposa Ofelia.

--En 1979 solicité mi retiro voluntario de la Armada, y en 1980 me lo concedieron; en aquel entonces estaba de base en el puerto de Guaymas, Sonora.

Y el marino se ancló en Mazatlán, su tierra adoptiva, donde echó raíces con su familia, pero Jorge no se alejaría del mar ni de las maniobras en los barcos...

--Me ofrecieron ingresar a la División Energía y Petróleo del corporativo Protexa, con un buen sueldo, pero embarcado, algo que mi esposa ya no quería, y finalmente la propuesta no se concretó.

El destino le tenía reservado algo mejor: varios capitanes de la Armada que lo conocían le invitaron a formar parte de un proyecto de gran calado: un astillero que reflotara la industria naval de México. Jorge le apostó al proyecto en ciernes que, recuerda, "no tenía ni pies ni cabeza, pero había mucho entusiasmo de todos".

Así nació, en ese 1980, Servicios Navales e Industriales (SNI), empresa hoy en pleno auge y que ofrece desde mantenimiento, reparación y construcción de embarcaciones pesqueras, chalanes, yates de recreo, lanchas rápidas, y hasta remolcadores para Pemex, uno de ellos, por cierto, fue botado recientemente y está en alistamiento final a flote.

El primero de los remolcadores que Pemex encargó a Servicios Navales e Industriales. 

Jorge agradece a los capitanes Mario Uribe Preciado, Rafael Duncan Cabrera y Luis Arturo Domínguez Gómez el haber confiado en él para poner iniciar el astillero, "lo cual me ha permitido enriquecer mis conocimientos en el mundo de la reparación y la construcción naval".

Y es que, en este astillero, Jorge ha construido no solo barcos sino también su proyecto de vida, que le ha permitido formar profesionalmente a sus tres hijos, que hoy se sienten orgullosos de este hombre que logró ser oficial de la Marina y que hoy, como supervisor de maniobras en SNI (del que también es socio), lidera un equipo que lleva al mar modernas embarcaciones con el sello de marinos formados en la Armada de México.

Ahora, aquel jovencito que a los 14 años subió por primera vez a la cubierta un barco de la Armada, solo tiene un sueño por cumplir: disfrutar de su retiro con su esposa, tres hijos y seis nietos (dos jovencitas y cuatro varones) de los que dice orgulloso: "son buenos estudiantes, realizan actividades artísticas y deportivas, y pertenecen  a los scouts".

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Palabra de marino

"Creo firmemente que cuando te propones salir adelante buscando la superación para brindarle a tu familia una vida mejor, puedes lograrlo, solo hay que trabajar muy duro".

Jorge Lara Naranjo
Primer Contramaestre Retirado

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