La Iglesia y el mundo, con necesidad de misericordia

En su homilía, el cardenal Norberto Rivera subraya que el amor es más fuerte que el pecado.

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El cardenal Norberto Rivera bendice a los feligreses en el Domingo de Misericordia. (Notimex)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- La Iglesia y el mundo tienen necesidad de misericordia, la cual expresa que el amor es más fuerte que el pecado y que todo el mal en que está envuelto el hombre y su existencia terrena, señaló el cardenal Norberto Rivera Carrera en su homilía de este domingo en la Catredral Metropolitana.

Rivera Carrera llamó a privilegiar el ejercicio de la misericordia, el amor y el perdón porque "el amor se transforma en misericordia, precisamente cuando hay que superar la norma precisa de la justicia".

El perdón, abundó, es el momento original del amor cristiano, la expresión de esa misericordia sin la cual aun las exigencias más fuertes de la justicia humana corren el riesgo de ser injustas e inhumanas, como con frecuencia la historia, incluso reciente, nos ha hecho constatar.

Es obvio que una exigencia tan grande de perdonar no anula las objetivas exigencias de la justicia, sino que va más allá, porque "la justicia rectamente entendida constituye por decirlo así la finalidad del perdón", aseveró el arzobispo primado de México.

En el Domingo de Misericordia, indica Notimex, el prelado aclaró que en ningún caso del mensaje evangélico el perdón, y ni siquiera la misericordia como su fuente, significan indulgencia para con el mal, para con el escándalo, la injuria, el ultraje cometido.

En todo caso, la reparación del mal y del escándalo, el resarcimiento por la injuria, la satisfacción del ultraje son condición del perdón, subrayó Rivera Carrera durante la tradicional misa dominical en la Catedral Metropolitana.

La Iglesia de nuestro tiempo, abundó, deberá adquirir conciencia más honda y más concreta de la necesidad de dar testimonio de la Divina Misericordia en toda su misión, siguiendo la tradición del mismo Jesucristo y de sus Apóstoles.

El cardenal añadió que Jesucristo nos ha enseñado que el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a "usar misericordia" con los demás.

La misericordia se hace elemento indispensable para plasmar las relaciones mutuas entre los hombres, en el espíritu del más profundo respeto de lo que es humano y de la recíproca fraternidad.

"Es imposible lograr establecer este vínculo entre los hombres si se quiere regular las mutuas relaciones únicamente con la medida de la justicia", resaltó.

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