La Lengua Materna que Cecilia aprendió a amar

Cecilia Bello Munguía, quien es sorda, aprendió de su madre la Lengua de Señas Mexicana.

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La Organización de las Naciones Unidas conmemora hoy el Día Internacional de la Lengua Materna, incluyendo lenguaje de señas de los sordos. (Notimex)
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Haydeé Torres Vargas/Notimex
MÉXICO, D.F.- La Lengua Materna de Cecilia Bello Munguía es la Lengua de Señas Mexicana (LSM). Ella nació con sordera profunda hace 35 años, sus padres son sordos por lo que "desde bebé lo primero que empecé a ver fueron las señas de mi mamá", dice y expresa su "mucho amor" por esta posibilidad de comunicarse.

Llegar a la casa grande y blanca donde se realizaría la entrevista fue complicado, una laberíntica colonia de Iztapalapa en la que el sosiego llegó cuando Quetzalli, una niña de 12 años y la única oyente en ese hogar de cuatro integrantes abrió la puerta y recibió a Notimex con una sonrisa.

Un poco más allá estaba Cecilia, la entrevistada; también una mujer mayor acercándose con andar lento pero seguro, con la vista extraviada y el tacto como guía a falta de visión. Dejándose tomar las manos hasta posarse en las de Ceci y empezar a señar.

Una comunicación cierta que fue posible apreciar cuando la madre de Cecilia empezó a responder también en lengua de señas, dio la bienvenida a su casa y expresó su gusto por la visita.

Yo defiendo mi lengua, la amo mucho, lo hago siempre, dice Cecilia Bello Munguía

En entrevista para Notimex narra cómo su mamá la sentaba y le enseñaba sus primeras palabras en señas: "agua", "tocar", "papá", "mamá", y al hacerlo ratifica el amor que desde sus primeros años le despertó ver la expresión de sus manos.

"Ahí comenzó a fundarse mi conocimiento de la lengua de señas, mi meta de aprenderla, desde entonces mis padres me estuvieron apoyando en el aprendizaje".

Y es que la LSM no se limita a un movimiento de manos, no basta la configuración y posición adecuadas. Lo que más vale es la expresión, en el rostro, los ojos, los labios y hasta la nariz; sí, también los hombros, el torso, la cabeza, levantar una ceja puede hacer la diferencia. Inflar los cachetes, fruncir el entrecejo; también la firmeza o suavidad del movimiento, hay toda una expresión corporal que ayuda a dejar claro lo que se quiere comunicar, expresar.

Cecilia Bello explica lo que para ella significa haber aprendido LSM primero y luego Español, ser bilingüe. Relata que primero estuvo en una escuela especial con grupos integrados, donde enseñaban a sordos y oyentes, así cursó jardín de niños, primaria y secundaria.

Pero el cambio vino al ingresar a la preparatoria: "entonces yo era la única sorda, todo era diferente porque yo no escuchaba".

A los compañeros les pedía prestados los apuntes, y era difícil porque los oyentes siempre conocen más palabras, "yo quería aprenderlas y entonces mi hermana y mi hermano -ambos oyentes- me apoyaban para tener más comunicación y aprender más y más palabras en español. Así fue como concluyó los estudios de bachillerato.

Ahora es su hija Quetzalli Cecilia quien le apoya al interpretar lo que dicen otros oyentes, o en cualquier situación de emergencia.

"Cuando a veces mis hermanos o mi hija no pueden acompañarme, porque también están ocupados, yo puedo integrarme sola y convivir con otras personas", expresa con confianza. A veces, agrega, "no entiendo lo que me dicen, no puedo leer los labios porque hablan rápido, pero pido que me escriban".

Comparte su experiencia cuando terminó el bachillerato en diseño arquitectónico y el certificado que recibió, cómo quería ingresar a la universidad, ser maestra, pero es muy difícil lograrlo, lamenta.

Cecilia acusa que siempre la han discriminado, porque sus papás son sordos, tienen "un nivel básico de aprendizaje", pero para ella son un estímulo.

"Siempre me decían estudia, termina tu carrera, valora la vida", ahora "les doy las gracias por apoyarme, me siento agradecida porque siempre me han motivado, por eso doy gracias a mis padres".

"En realidad yo tengo un sentimiento con la Lengua de Señas, fue la primera, mi Lengua Materna", dice al rememorar cómo empezó a ver eso desde bebé, "con mis padres, me siento tan bien con esa comunicación, con mis hermanos, siempre me he sentido muy contenta".

Recuerda con pena cómo ha visto a algunos niños sordos con padres oyentes sufrir mucho porque a estos niños los han obligado a oralizar, a leer los labios por fuerza, prohibiéndoles usar la Lengua de Señas, "los he visto sufrir porque no había comunicación con su familia".

En cambio, dice Cecilia, "yo siempre me he sentido bien, mis padres me protegen, porque siempre hemos tenido la misma comunicación, y cualquier cosa que me pasara siempre mis padres me aconsejaban".

"Veíamos la televisión, mis padres leían el periódico, me explicaban, me decían que me cuidara, que viera las noticias, sobre todo lo que pasaba, incluso los peligros, los asaltos. Hasta ahora yo tengo todavía mucha comunicación con mis padres, ellos siempre preguntándome, ¿cómo estás, cómo te fue?, por eso yo me siento muy feliz, emocionada, agradecida", ratifica con gusto.

Nunca estoy triste, me siento en igualdad con los demás. Defiendo mi lengua, mi expresión con la Lengua de Señas Mexicana, pero los oyentes no saben mi lengua. A ellos les falta conocer nuestra cultura de la lengua de señas, nuestra Cultura Sorda, sentencia.

Yo defiendo mi lengua, la amo mucho, lo hago siempre, externa Cecilia Bello Munguía, cuya sonrisa se ilumina cuando evoca esos días en que aprendió aquellas primeras señas de su Lengua Materna.

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