Luis Raúl Mazón: '¿A mí de qué me pueden acusar?'

Quien será el próximo alcalde de Iguala dice que estudia todos los libros de leyes que le envió el Congreso local para entender cuál será su trabajo.

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Luis Raúl Mazón llegó a Iguala a mediados de los noventa, y a la política, 'por casualidad'. (Sael Bravo/Milenio)
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Érika Flores/Milenio
Iguala, Guerrero.- Luis Raúl Mazón Alonso será el nuevo presidente municipal de Iguala, Guerrero, en cuanto el Congreso local de Chilpancingo ponga fecha para su toma de protesta.

Por extraño que parezca, este hombre moreno, cincuentón, de hablar mesurado, es en realidad un perfecto desconocido en la localidad. Un maestro de secundaria que asegura tener un sueldo de cuatro mil 300 pesos quincenales, desempeñándose como un supervisor de secundarias técnicas que está a punto de jubilarse.

Cómo explicar entonces que de ser de docente se convertirá en presidente municipal de una localidad cuya situación, en este momento, es delicada en términos políticos y de seguridad.

La historia del profesor Mazón comenzó hace poco más de dos años, cuando el ahora alcalde prófugo, José Luis Abarca (considerado probable responsable de la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa) estaba llenando los documentos electorales para postularse a dicho cargo. “Y que me dicen ¿traes papeles? Yo siempre los traigo, dije. Y si me los pides aquí están, al fin que es para el puesto de suplente y yo he sido suplente de regidor en alguna administración y no ha pasado nada”, cuenta en entrevista para MILENIO.

“Fue una casualidad, porque la persona que iba a ser suplente no tenía sus papeles y urgían en ese momento”. ¿Quién era esa persona? “Sinceramente no recuerdo, en ese momento se estaban barajando varios perfiles”, señala.

Fue así como la mancuerna Abarca-Mazón (bajo la coalición Guerrero nos Une) apareció en la boleta electoral triunfando con un total de 21 mil 546 votos. No obstante, su relación con Abarca no era nueva.

“Somos conocidos, porque yo llegué a Iguala a mediados de los noventa procedente del Distrito Federal. Lo conocí como un empresario de la joyería y cuando se hizo candidato nos integramos a la campaña”.

—¿Entonces no es su amigo?

—No, no es nada mío.

En Iguala todos saben dónde viven los Mazón. Su casa —herencia de su madre— está ubicada junto a la de su hermano, el doctor Lázaro, exsecretario de Salud, quien hace unos días debió renunciar a su cargo, alcanzado por el escándalo que provocó el alcalde Abarca.

“Y ahorita, la verdad, me tiene sorprendido esta situación, me pregunto ¿Y esto? El Congreso apenas me notificó entre el jueves y viernes pasado, me enviaron un documento y me dijeron que iban a tomar las medidas necesarias para realizar la toma de protesta”, explica.

Pero lejos de que ese día llegue, solo ha sido pospuesto. Que si el sábado, que si el martes, que el miércoles no por la marcha de los normalistas, que seguro el jueves.

“Los diputados dicen que no han podido venir, porque andan fuera del estado o que no han recibido instrucciones. Yo tenía entendido que el secretario municipal y el cabildo pueden tomar la protesta, pero que al parecer no”, dice.

Ante la incertidumbre, el profesor Mazón parece relajarse con la sabiduría que le han dado los años o, quizá, su inexperiencia política. “Si se da, se va a dar. Y si no, ¿qué podemos hacer? Nada. Pero yo sí quiero”, subraya.

“No lo conocemos”

El hombre que dirigirá el destino de Iguala es un completo desconocido en el ayuntamiento local. En este momento Humberto Villalobos lleva sobre sí el peso de ser el secretario de Gobierno de Iguala.

Trabaja en coordinación con el síndico Óscar Chávez, quien desde finales de septiembre es la cabeza de mando en el municipio. Ambos coinciden en algo: no conocen al profesor Mazón.

“Los datos que tengo es que es un maestro que trabaja en un área educativa, muy alejado de las actividades administrativas. Él nunca ha sido funcionario. De hecho no tenemos la certeza de que vaya a aceptar el cargo, no nos lo han confirmado”, señala Villalobos.

Chávez complementa: “Es un profesor de esta ciudad, es el suplente, pero en nuestra comuna tenemos de todo. Hay muchos ediles que es su primera vez, pero esto no quiere decir que no podemos con el cargo”, y se pone a sí mismo como ejemplo.

La realidad es que Chávez no se ve feliz, pues en su tono de voz denota ser el primer interesado en que el maestro Mazón asuma ya sus funciones.

De maestro a alumno

La experiencia política de Luis Raúl inició cuando apoyó a su hermano en actos de campaña. Su perfil, describe, era bajo: pintando bardas y piedras en carreteras durante las épocas electorales. Por eso, dice, no hay una sola fotografía en la que aparezcan juntos en aquellos años.

“Somos cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres. En las dos ocasiones en que Lázaro fue presidente municipal de Iguala, nunca ocupamos cargo alguno, él siempre cuidó no incluirnos en la plantilla laboral”.

Quizá con ese antecedente, el viernes pasado el diputado Bernardo Ortega (presidente del Congreso de Guerrero) le envió un singular paquete de documentos.

“Estoy estudiando lo que me dejaron los diputados. Mire, es la Ley Orgánica del Municipio Libre y el bando de policía y buen gobierno. Un bonche de hojas, y allí veo las obligaciones de los cabildos y las mías. Me  pusieron a estudiar, así que aquí estamos estudiando nuevamente”, explica.

Cuando tome protesta el maestro quiere trabajar en conjunto con el cabildo y regular el comercio. En los próximos 11 meses se ve a sí mismo desempeñando actividades meramente administrativas y delegando al Mando Único Policial aquellas relativas a la seguridad y el tránsito municipal.

El caso Ayotzinapa

Mazón confía en que su interlocución con ellos sea buena, dado que, afirma, su vida quedó marcada por el movimiento estudiantil de 1971 en el Distrito Federal.

Por si las dudas, el Congreso guerrerense le envió un documento más, el tercero. Es un informe que elaboró sobre el caso y que se compone de un total de 241 páginas, mismas que el profesor lee día y noche.

“Mi hermano y yo nos queremos mucho, él lo único que me dice: ve bien las cosas, si no tienes antecedentes que te causen un problema, adelante. Y si no, no te metas. Entonces, digo: ¿A mí de qué me pueden acusar? De nada que yo sepa, aunque todos tenemos un prietito en el arroz”, señala.

La ausencia del expresidente municipal José Luis Abarca cambió la vida de dos hermanos. A uno (el doctor) le cerró la carrera política.

Al otro (al profesor) se la abrió, aunque sea como suplente. Luis Raúl reflexiona esta idea por unos segundos y remata: “¿Sí, verdad? Cosas de la vida”.

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