Rodolfo Montes/Milenio Novedades
MÉXICO, D.F.- Sobre una superficie de 13 mil 846 metros cuadrados se yerguen 70 lienzos de acero, que en su conjunto conforman el llamado Memorial de Víctimas de la Violencia.

Pero en ninguno de esos muros de acero está escrito un solo nombre de quien haya perdido la vida durante la guerra contra los cárteles de las drogas.

Y no se tiene grabado nombre alguno, porque no hay una cifra oficial, real, mucho menos cercana de la pérdida de vidas, reconoció el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien finalmente encabezó la inauguración de este memorial sin nombres, sin rostros, sin fechas.

Por lo pronto, en alguna parte de esos muros de acero incrustados sobre el césped del Bosque de Chapultepec, justo a un costado del Campo Marte, han quedado grabadas frases alusivas al dolor, al llanto y a la muerte.

Lo mismo de Gabriel García Márquez que de Mahatma Gandhi y de muchos más como Carlos Fuentes: “Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”.

Por eso el encargado de la política interior del país sostuvo que este memorial “nunca debió existir” pero ahora, dijo, servirá para marcar un antes y un después en la estrategia de la lucha contra el crimen organizado, porque “la violencia no se puede combatir con más violencia”.

“Se requiere de una nueva ruta y pasar de la reflexión a la corresponsabilidad entre autoridades y ciudadanía”, aseveró.

Antes, Isabel Miranda de Wallace, representante de la asociación civil Alto al 
Secuestro, adelantó que si bien este fue un acto oficial para inaugurar el memorial, en días próximos habrá otro en el que solo estén los familiares de los inocentes caídos.

Aunque no haya escrito un solo nombre en esos muros de acero, Miranda de Wallace manifestó que es en este sitio en donde ahora se instala el dolor, donde se da sentido a la pérdida de seres queridos.

“Por eso este memorial es importante, porque abre un espacio para el respeto, la reflexión, la reconciliación, el perdón y la paz, porque no podemos vivir en un país confrontado y dividido”, expresó Miranda de Wallace.

Pocos familiares

Pocos fueron los familiares de las víctimas que se dieron cita a esta inauguración, y es que todo fue tan de prisa, según la activista, que no hubo tiempo de contactar a casi nadie, por eso había más funcionarios de Gobernación que gente de a pie.

De los pocos ciudadanos que han perdido a un ser querido, estaba el presidente de la asociación México SOS, Alejandro Martí. Micrófono en mano, el empresario consideró que este memorial no es solo para las víctimas de la guerra, sino para todos los mexicanos, “ya que los ciudadanos hemos sido víctimas de la incapacidad del gobierno para proteger a la población”.

Por eso, dijo, debemos negarnos a que esta obra, que costó 32 millones de pesos y que ahora es vigilada por integrantes de la Policía Bancaria e Industrial, “sea un baúl de recuerdos de víctimas o solo un motor para la memoria. Debe de ser una provocación para reflexionar sobre lo que deben hacer los mexicanos”.