México pide ayuda al G20 para revertir empleo informal

El secretario de Trabajo y Previsión Social mexicano pide apoyo a agentes del G20 en Moscú para regularizar a empleados.

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Alfonso Navarrete (d) conversa con el titular de la Unidad de Asuntos Internacionales de la Secretaría del Trabajo, José Luis Stein Velasco (c). (EFE)
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EFE
MOSCÚ, Rusia.- El secretario de Trabajo y Previsión Social mexicano, Alfonso Navarrete Prida, se reunió este jueves con los agentes sociales del G20 en Moscú para pedir su cooperación en la formalización del empleo en México, un país que se esfuerza en superar el reto de regularizar al 60 por ciento de sus trabajadores.

"Cada vez que el país avanza diez pasos, en realidad avanza sólo cuatro porque seis representan una carga que no le permite moverse. No hay reforma posible que pueda hacer de México un país viable dentro de la economía del siglo XXI" con un 60 de empleo informal, subrayó Navarrete en una entrevista a Efe.

El ministro mexicano cree que "cualquier política en el ámbito económico tiene que tener como finalidad la creación de empleo" para superar no sólo la falta de ingresos fiscales que genera la opacidad del mercado laboral, sino también las desigualdades sociales que conlleva.

"La informalidad acrecienta las desigualdades. Una empresa informal tiene una capacidad de producción un 45 por ciento inferior que una empresa formal", advirtió.

Al mismo tiempo, "los programas de asistencia social dirigidos a esa población informal se comen los pocos recursos que genera una población formal reducida, que es la que paga impuestos", agregó el secretario de Trabajo.

El Gobierno de México ha articulado una política encaminada a regularizar las relaciones entre empresarios y empleados y que se basa en cuatro ejes fundamentales: impulsar la creación de empleo, democratizar la productividad, salvaguardar los derechos de los trabajadores y conservar la paz laboral.

Compromiso conjunto

Empresarios y trabajadores deben adoptar compromisos en un momento histórico en el que "las fricciones entre los factores de la producción van a ser evidentes", apuntó Navarrete.

"Los grupos empresariales van a pedir mayor flexibilidad laboral y abaratamiento de los costos laborales, mientras que los sindicatos van a pedir la recuperación del poder adquisitivo", subrayó el ministro mexicano.

En este contexto, mientras que la banca debe ofrecer un crédito barato que permita a las empresas "modernizarse e incrementar su productividad", los trabajadores deben comprometerse con la capacitación y certificación de las habilidades "que les permitan acercarse a la modernización de la empresa", dijo el secretario.

Además, la política laboral mexicana pretende que los sectores más fuertes y ricos de la economía redistribuyan sus beneficios en inversiones dirigidas a fortalecer otros sectores económicos y a la población más vulnerable.

Navarrete explicó que México trabaja en una reforma fiscal orientada a premiar la formalización del empleo, de manera que "los incentivos de la política fiscal estén de lado de la migración hacia la formalidad en el empleo, y no como hoy en día, del lado de la informalidad".

La política fiscal actual del país, según el ministro de Trabajo, hace que "la gente no quiere salir de su zona de confort, que representa recibir seguro popular sanitario, recibir prestaciones sociales".

Equilibrado

Con la Unión Europea desgarrada entre los que apoyan la disciplina fiscal a cualquier precio y los que piden más inversión pública en lugar de los recortes, México quiere adoptar un modelo de desarrollo equilibrado que tenga en cuenta ambas variables.

Navarrete considera que una economía sana es fundamental "para tener controlada la inflación", pero no al precio de perjudicar a la población.

"No se necesita un crecimiento económico sin que éste repercuta en beneficios para la sociedad con el fin de hacerla más igualitaria. No puede haber crecimiento económico donde se concentre el capital en manos de unos cuantos", manifestó el secretario de Trabajo mexicano.

Navarrete señaló que éstas son sólo algunas de las cuestiones que debe resolver el G20, que agrupa bajo el mismo paraguas a las economías más desarrollados y a las más pujantes del mundo.

Las grandes preguntas para la comunidad internacional actual, según el ministro, son el incremento de las desigualdades sociales, la brecha cada vez mayor entre "el avance tecnológico que se aleja de la capacitación de la gente" y el conflicto entre las grandes empresas, que piden el abaratamiento de los costes laborales, y los trabajadores, que pierden poder adquisitivo.

"Son temas que se deben ventilar en el G20, que representa el 80 por ciento del PIB mundial y el 90 por ciento del comercio internacional", concluyó Navarrete. 

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