Michoacán, territorio 'medieval' de Los Caballeros Templarios

El cártel ahora dicta las leyes como si fuera un estado totalitario, ante la falta de autoridad del gobierno.

|
A pesar de la entrada del Ejército, la gente no ve resultados inmediatos. (Agencias)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Agencias
LA RUANA, Michoacán.- Tal como en la Edad Media, el estado de Michoacán está en llamas: empacadoras de frutas, aserraderos, y autobuses de transporte público fueron incendiados en lo que parece ser un territorio feudal tomado por un cártel de la droga autodenominado Los Caballeros Templarios.

Este cártel, que exige el pago de un impuesto de guerra para garantizar la protección de ganaderos y cultivadores de limones en esta entidad, esencialmente agrícola, ahora ha encontrado quien los resista: campesinos y habitantes han decidido luchar en contra ellos en los últimos meses y algunos han tomado las armas y formado grupos de autodefensa que patrullan las zonas agrícolas y ganaderas.

Alejandro Ayala, un trabajador que recogía limones, no eligió ese camino. Prefirió buscar una salida a esta situación dentro de la ley. Él y decenas de trabajadores viajaron el pasado diez de abril a una reunión con el secretario de Gobernación, Jesús Reyna, ahora gobernador encargado del estado, para hablar de sus problemas y pedir ayuda. Viajaron en sus camiones mientras eran escoltados por la Policía Federal y así cumplir la cita.

Entonces, los almacenes de limón habían sido clausurados por los Caballeros Templarios en su guerra contra las autodefensas y él se encontraba desempleado, según relata AP.

Ayala, de 41 años de edad y padre de dos niños pequeños, fue al encuentro desarmado, y sólo pedía el regreso de la paz a la región para poder trabajar, dijo su esposa Martha Elena Murguía Morales.

"Lo único por lo que peleamos es por el trabajo, la libertad y que haya paz", dijo Murguía. "Fueron a pedir apoyo para que abrieran las empacadoras. La única fuente de trabajo que tenemos es el corte de limón, aquí no hay nada más, el corte de limón o nos morimos de hambre".

Cuando regresaba de la reunión, la caravana fue emboscada por los narcotraficantes en dos ocasiones. Ayala y otras nueve personas perdieron la vida.

"Lo llamé no una sino dos veces, yo le hablé, y me dijo nos tiraron (dispararon) pero estamos bien", dijo Murguía. "Y ya al rato, le volví a hablar, y ya no me contestó. Los habían matado, como a la una y media de la tarde. El diez de abril los mataron en los Girasoles".

Primer round

Tuvo que pasar casi un mes para que las tropas del Ejército se desplazaran a la zona y empezaran a restaurar el orden público en una ofensiva militar que inició el domingo pasado. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto anunció el martes que iba a quedarse en Michoacán hasta que cada ciudadano sintiera que el lugar había recobrado la paz.

Pero la ofensiva, encabezada por el Secretario de Defensa, general Salvador Cienfuegos, se parece mucho a los operativos puestos en marcha por el antecesor de Peña Nieto, el presidente Felipe Calderón, en lo que parecía ser el primer round de muchos asaltos contra el crimen organizado, en 2006, poco después de que asumiera el cargo.

Calderón dijo en aquella época que estaba combatiendo a los carteles de la droga para evitar que se arraigaran en las zonas como un para-estado que controla todos los aspectos de la vida social.

Desde entonces, el cartel en Michoacán no sólo se ha hecho más fuerte sino que ahora dicta las leyes como si fuera un estado totalitario.

En Tierra Caliente, un distante valle agrícola, los incendios han sido la estrategia de guerra preferida por los Caballeros Templarios. Esta semana, en la carretera que comunica a los poblados de Coalcomán y La Ruana, las cenizas de tres aserraderos incendiados por el cartel, todavía ardían.

Sus propietarios habían dejado de pagar la cuota de protección de diez dólares (126 pesos) por cada metro cúbico de madera que vendían. Es decir, el equivalente a unos 10 centavos de dólar por cada tabla usada en la construcción de dos por cuatro pulgadas.

Los Caballeros Templarios también piden dinero a los productores de aguacate: unos 160 dólares (poco más de 2 mil pesos mexicanos) por cada hectárea sembrada de aguacatales. Los propietarios se negaron a seguir pagando y los almacenes de los productores fueron quemados este mes por hombres armados.

Tierra 'amarga'

Pero para ver el corazón de un conflicto cuando una mafia abiertamente establece las reglas y el gobierno se encuentra ausente en gran medida, es necesario ir más allá de las vastas plantaciones de limón que cubren las llanuras onduladas y calientes que se extienden por kilómetros y kilómetros en un paisaje sin fin poblado de árboles que cargan el fruto amarillento, que cae a montones sin que nadie los recoja del suelo.

México es uno de los mayores productores de limón del mundo. La mitad de la producción se exporta y buena parte se va a Estados Unidos, según el Departamento de Agricultura de México. Michoacán y el estado vecino de Colima son los productores más importantes. Michoacán produjo casi 475,000 toneladas de la fruta en 2012, la mitad en Tierra Caliente.

El limón es tan popular en México que todos escurren un poco de su jugo para condimentar desde un taco hasta un paquete de papas fritas.

A finales del año pasado, los Caballeros Templarios no pedían extorsiones a cambio de protección a los productores y empacadores de limón. Sólo habían comenzado a cobrarles la cuota de dinero a los campesinos recolectores, que devengaban entre 10 y 15 dólares por día trabajado bajo un inclemente sol.

Los grupos de autodefensa comenzaron a aparecer en febrero. El cartel cerró los depósitos de la fruta, les prohibió a los intermediarios comprar y les quitó la fuente de trabajo a los recolectores que se habían sublevado.

Luciendo su sombrero de paja, Carlos Torres Chávez, que compra limones directamente de los productores, observó el martes pasado cómo miles de frutos verdes, frescos, fueron vertidos a través de los toboganes de una empacadora de almacenamiento a un camión de 37 toneladas de capacidad que los transportaría a una planta de procesamiento.

"Quieren controlar todo, te quieren controlar económicamente, moralmente, hasta en el pensamiento"

En ese momento, Torres era testigo del primer embarque de limones que se hacía con plena libertad en los últimos dos meses, tras el arribo de las tropas del Ejército.

Su negocio es vender limones maduros, de segunda categoría, a empresas agroindustriales que producen aceite de limón.

Pero en la desesperación de los productores por hacer dinero, Torres compró limones verdes y frescos a 8 centavos de dólar por kilo, porque los productores no pueden vender su producto en la ciudad de Apatzingán, a pocos kilómetros de distancia, donde les pagan tres veces más por kilo.

"Lo vendieron nada más para sacar para comer", dijo Domingo Mora, de 54 años, al referirse al desespero de los productores. "La gente quiere comer, por eso lo echa con todo y todo. Es un desperdicio, mira esta es pura perdida".

Su hijo de 24 años de edad, Daniel Mora Torres, fue arrestado en marzo junto con otros 50 jóvenes que hacían parte de un grupo de autodefensa de La Ruana y fue enviado a una prisión al norte de México.

Las autoridades los acusaron de llevar fusiles de asalto, cuyo porte está prohibido, y dijeron que algunos miembros del grupo tenían vínculos con un cartel del estado de Jalisco llamado Nueva Generación; acusación que ellos niegan. El gobierno federal considera a los grupos de autodefensa un enemigo tan peligroso como los carteles de drogas.

Mora ve el problema en términos más simples: su hijo es recolector de limón, no podía trabajar y alimentar a su familia después de que los Caballeros Templarios prohibieran la venta de la fruta.

Entre tanto, en Ciudad de México, el gobierno federal se declaró en emergencia por la escasez de limón: los precios se duplicaron a un dólar y medio por kilo. Para obtener una fruta tan importante para la cocina mexicana, ciertamente se trata de una crisis.

Por eso, la semana pasada el gobierno anunció que iba a eliminar los aranceles de importación y la prohibición de importar limones de Brasil. El gobierno atribuye la escasez a plagas de los cultivos y a "fluctuaciones estacionales" en la producción.

Sergio Ramírez, presidente de un grupo que comercia limón, dijo que la medida fue el resultado de la ignorancia del gobierno y de la codicia de los distribuidores de la fruta que quieren ganar más. Dijo también que no hay escasez. Pero su explicación no corresponde a la realidad de Tierra Caliente.

"Qué ironía que en Mexico se va a importar limón de Brasil porque no hay mucho abastecimiento, y aquí se está tirando, dejando la producción, porque no nos dejan (comerciar) los señores Caballeros (Templarios)", dijo un ranchero que lucía una gorra de béisbol mientras se recostaba en su silla, en la sede de un grupo de autodefensa en Tepalcatepec.

El ranchero, al igual que la mayoría de los miembros de autodefensa, no está dispuesto a dar su nombre por temor a represalias. Él conoce el precio de vivir bajo el imperio de un cartel que solía pedirles hasta 80 dólares por cada cabeza de ganado que tenía. Se trata de una cuota equivalente a la utilidad que logra por cada cabeza.

Caballeros contra Familia

El patrullaje de las tropas del ejército mexicano en Apatzingán no ha producido resultados aunque el Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, ha prometido que la ofensiva militar tendrá una mejor coordinación, cooperación e inteligencia para conseguir resultados.

La última vez que el gobierno federal verdaderamente persiguió y desarticuló un cartel fue en 2010 cuando acabó con La Familia. La policía federal dio de baja a su líder, Nazario Moreno González, en un tiroteo. Michoacán estalló en llamas y hubo tiroteos semanas después del operativo en diversos lugares.

El resultado fue el desmantelamiento del liderazgo de La Familia, lo que permitió que ese cartel mutara en los Caballeros Templarios, que pronto tomó control del estado.

El cartel opera de manera relativamente abierta. Un hombre que se asemeja a su líder, Servando "La Tuta" Gómez Martínez, apareció recientemente en un vídeo de YouTube, y pidió al gobierno federal hacer su trabajo y dijera que las autodefensas eran hombres enviados por carteles rivales provenientes de fuera de Michoacán.

De manera regular, Gómez Martínez describe a los Caballeros Templarios como 'Robin Hoods' de Michoacán, que le quitan el dinero a los ricos para dáselo a los pobres y para defender al estado de la invasión de otras bandas de narcotraficantes.

El cartel incluso construyó capillas a la orilla de carreteras públicas en honor de su líder muerto, "San Nazario". Grupos de autodefensa han destruido algunas de ellas.

El grupo narcotraficante puede aglutinar a miles de partidarios, ya sea amenazándolos, persuadiéndolos o dándoles dinero en ciudades como Apatzingán, donde cientos de personas se han manifestado en contra de los grupos de autodefensa.

La mayoría de los escuadrones de autodefensa desaparecieron esta semana con el arribo del ejército, pero prometieron retomar las armas tan pronto los soldados se vayan. Pero las patrullas del ejército continuaban apostados en el poblado de Buenavista, donde uno de sus miembros, un joven recolector de limón, de mandíbula cuadrada y que lucía un sombrero de paja, cargaba una escopeta calibre 16 en un retén en la calle. Él describió a los Caballeros Templarios de la siguiente manera:

"Quieren controlar todo, te quieren controlar económicamente, moralmente, hasta en el pensamiento, es un monstruo, tiene muchos tentáculos, le cortas uno y le sale otro", dijo. "Preferimos que nos maten los soldados a que nos llevan los templarios, a que nos torturen, nos mochen un dedo, nos mochan un pedazo de piel, las narices".

Lo más leído

skeleton





skeleton