Muerte digna, solo al alcance de los ricos

Muy pocas personas han decidido realizar un trámite de esa naturaleza; en abril de 2014 había tres mil 064 casos firmado ante notario.

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Son pocas las personas que se han acercado a hacer su voluntad anticipada. Esta ley generalmente son personas que pueden pagar el trámite notarial y la medicación. Imagen de una anciana apoyada en una enfermera. (Archivo/Agencias)
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Mónica García Ramírez/Milenio
MÉXICO, D.F.- Confusiones, vacíos legales y un deficiente sistema de salud hacen de la voluntad anticipada o muerte digna una medida no aplicable en México. Este es un medio legal en el cual una persona enferma, que se encuentra en etapa terminal, manifiesta su deseo -de manera consciente- sobre la forma que quiere ser tratada médicamente.

La doctora Elvira Llaca García señaló que hasta el momento existe una gran confusión en este tema, sobre todo en el sector salud: "Es una ley que se aplica a pacientes en ortotanasia, es decir, terminales", lo que la convierte en una ley muy local.

Son pocas las personas que se han acercado a hacer su voluntad anticipada; hasta abril de 2014 se documentaron tres mil 64 documentos firmados ante notario, lo cual es realmente bajo "porque no representa los valores del mexicano, es una ley importada de EU y no es muy común en el país".

Llaca García destacó que quienes se acogen a esta ley generalmente son personas que pueden pagar el trámite notarial y la medicación, "por lo mismo es inoperante". Debido a ello buscan proponer a los legisladores que se evalúe para, en un momento dado, "poner la ley en su verdadera perspectiva, tomando en cuenta que somos una cultura diferente de los lugares en donde se ha implantando".

Puso como ejemplo a España, donde se ha trabajado e invertido en la misma ley de voluntad anticipada; sin embargo, destacó que antes de hacerlo lo más conveniente es valorar si es viable invertir en una situación que es polémica en México.

Temor de aplicarla

Alejandra Romo Dávila, directora del Instituto Nacional de la Defensa Médica, considera que la voluntad anticipada es un gran paso; sin embargo, México no está preparado para ello por cuestiones ideológicas, toda vez que siempre "se futuriza queriendo creer que nunca vamos a morir", cuando es lo único seguro que se tiene.

Señaló que además se necesita capacitar a todos los profesionales de la salud como a la sociedad civil, explicarles de lo qué se trata y que no se debe tener temor ante la posibilidad de tomar esta decisión "sobre cómo se desea morir, cuándo ya no tienen remedio".

Señaló que el médico, a pesar de velar por el bienestar de un paciente, cuando se trata de una enfermedad terminal sufre por la calidad de vida en la que se encuentra el enfermo; sin embargo, no aplican la voluntad anticipada porque teme ser demandado y perseguido, por lo que trata de no involucrarse o no actuar.

Esto a pesar que no solo la ley, sino los mismos lineamientos médicos y normas oficiales mexicanas van dando pautas para saber si se está en presencia de un paciente que no tiene opción.

Destacó que además de capacitar hay que modificar infinidad de leyes y crearlas de manera que sean óptimas para la sociedad mexicana, ya que hoy en día hay muchas lagunas, contradicciones, y al final es una tapadera de vacíos legales.

Solución extrema

Ricardo Páez Moreno, doctor en bioética y sacerdote, destacó que para poder implementar la voluntad anticipada es necesario crear un sistema de salud igualitario y con cobertura universal, y con una calidad básica de la que "México carece", destacó.

Externó su preocupación a que la decisión "vaya a estar afectada por el bolsillo", pues si se cuenta con los ingresos suficientes se puede tener acceso a cuidados paliativos "que en el país son escasos"; en caso contrario cuestionó las garantías con que contaría el paciente.

Además dijo que la decisión no debe estar influia en si se tiene dinero o en no ser una carga para la familia.

Al también profesor de la UNAM señaló que es un tema preocupante ya que en el país no se tiene una cultura de la prevención en testamentos; como ejemplo puso el número de los que "mueren intestados" y una voluntad anticipada es eso, "un testamento dónde dejamos dicho hasta donde queremos que se nos trate.

"El punto es que la muerte sea con el menor dolor posible, que tenga un sentido y no sea sufrir por sufrir (...) que se pueda acompañar en esos momentos", finalizó.

La doctora Llaca García hizo hincapié en favorecer la relación entre médico y paciente, toda vez que es lo más importante y "lo que es la medicina, todo lo demás es accesorio". Como bioeticistas lo que se pretende es ver por el bienestar de la persona, pensando en que en todo momento, del principio al fin de la vida es un ser digno y "que como tal lo tenemos que tratar".

Señaló que una mejor inversión podría ser en educación médica que en leyes de voluntad anticipada: "Hoy en día hay mucha tecnología, pero no para prolongar una vida (en ciertas condiciones). Hay que entender que somos seres mortales y hacer entender a la persona, dejarla fallecer cuando su reloj biológico lo determine", concluyó.

El Dato
  • La voluntad anticipada es el conjunto de preferencias que una persona tiene respecto del cuidado futuro de su salud, de su cuerpo y de su vida, y que decide cuando está en pleno uso de sus facultades mentales, en anticipación a la posibilidad de que en algún momento en el futuro se encuentre incapacitada para expresar esas preferencias y tomar decisiones por sí misma.

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