Mujer indígena fue trabajadora del hogar y hoy es maestra

Lucía Martínez Cruz abandonó su pueblo para salir adelante y con base en el estudio logró superarse.

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Lucía Martínez es un ejemplo para todas las mujeres indígenas que desean superarse. (Notimex/contexto)
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Agencias
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, Chiapas.- La poeta y escritora Rosario Castellanos describió en su obra la fuerte discriminación que imperaba en esta ciudad contra los indígenas y sobre todo contra las mujeres que se dedicaban al servicio doméstico, según publicó Notimex.

Sin embargo, la situación cambió, sostiene Lucía Martínez Cruz, una indígena que emigró de su comunidad Zacualpa, municipio de Las Rosas, para salir adelante en sus aspiraciones. 

"Lo bueno que encontré unos maestros buenos que me dieron empleo, viví en su casa, seguí estudiando y ahora vivo de mi trabajo de maestra de educación indígena", dice en entrevista en ocasión del Día de la Trabajadora del Hogar.

"Vine un sábado con mi papá a San Cristóbal, cuando tenía 16 años, y fui a una oficina a buscar trabajo, allí encontré a un maestro que me dijo que si quería trabajar en su casa y le dije que sí", destacó. 

"Acordamos cuanto me iban a pagar y le dije que vendría al siguiente sábado, pero que por favor me metieran a la escuela porque quería terminar mi primaria", relata la indígena de la etnia tzotzil. 

"Vine y cerca de la casa donde vivía está la primaria vespertina Justo Sierra, me llevaron y allí me hicieron un examen porque ya sabía escribir y leer", recuerda Lucía. 

Después de la prueba la ubicaron en el tercer año de primaria, que terminó en la misma escuela, para luego cursar la secundaria en un plantel para trabajadores.

Refiere que en todos sus estudios la apoyaron los maestros con los que trabajaba, quienes le dieron las facilidades para seguir en la escuela.

"Estudiaba de cuatro a 10 de la noche y me daban para mis libros, mis útiles escolares y la cooperación", expone.

"Dejé a mi hijo con mis papás en Zacualpa y me fui a trabajar, yo les mandaba dinero para la comida y para ayudar en mi casa"

También señala que fue objeto de buen trato donde trabajó, porque comía lo mismo que los patrones, a veces también la llevaban con ellos a pasear.

La situación cambió un poco cuando cursaba el tercer grado de secundaria, pues conoció a un paisano suyo de quien dice que se enamoró.

"Es de Huixtán, yo nací allí en la comunidad de Tzelepat, pero nos fuimos a Las Rosas porque mi papá compró allí un terreno grande para sembrar", relata la indígena.

De su relación con el joven nació su hijo, aunque "primero seguí viviendo con los maestros, pero luego tuve que salir porque terminé mi secundaria y comencé a trabajar como promotora de educación indígena".

"Mi fracaso fue con el papá de mi hijo, porque no me ayudó, no me dio nada para que lo atendiera; fue presidente municipal del pueblo, pero no se acordó que tiene un hijo, él si me trató mal, pero no lo necesito para salir adelante", lamenta. 

"Dejé a mi hijo con mis papás en Zacualpa y me fui a trabajar, yo les mandaba dinero para la comida y para ayudar en mi casa", destaca Lucía y añade que poco a poco su pequeño fue creciendo y al igual que ella también se superó con los estudios.

Expone que no sólo la igualó, sino que la superó pues llegó a ser el abanderado en la preparatoria "Fortunato Argueta Robles" de Las Rosas, donde estudió para luego iniciar su carrera en ingeniería en sistemas computacionales en la capital estatal y ya terminó.

Ella ya es maestra de grupo en educación básica y está cerca de sus padres y su hijo, tramita su titulación para obtener mejores oportunidades de trabajo, "pero creo que una cosa importante en todo fue el apoyo de los maestros", enfatizó.

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