Rogelio Agustín/Milenio
GUERRERO.- Pese a la prohibición de la Procuraduría General de la República (PGR), integrantes del colectivo Los otros desaparecidos reiniciaron los trabajos de búsqueda de cuerpos en fosas clandestinas localizadas en la periferia de Iguala, Guerrero.

A las 11:30 horas alrededor de 30 integrantes del colectivo, custodiados por elementos de la Policía Federal, arribaron al punto conocido como Tijeritas, en los cerros del lado sur del municipio.

A las 12:20 horas, tras escarbar menos de un metro de profundidad, dieron con una osamenta. Mario Vergara Hernández, hermano de Tomás —un taxista de 42 años desaparecido desde 2013— descubrió lo que a simple vista parecía la tibia y peroné de un cuerpo amarrado con un mecate.

"Así es como amarran a nuestros familiares", dijo, mientras limpiaba con cuidado la parte que permitía observar con claridad las piezas a las que se refería.

"Por hacer esto puedo ir a la cárcel, pero no me importa, porque estos huesos podrían ser los de mi hermano y nosotros necesitamos encontrarlo. Si no lo hacemos, mi madre morirá sin volver a saber de él", mencionó.

El de ayer a mediodía es el cuerpo 105 que hallan los integrantes del colectivo, que se fundó en 2014.

En ese lugar, los familiares de los desaparecidos localizaron a simple vista nueve probables fosas clandestinas, aunque por la dimensión del terreno y la cantidad de indicios los buscadores independientes señalan que se puede tratar de un cementerio clandestino.

El grupo realizó una oración por el cuerpo hallado y pidió que una vez en manos de los especialistas se identifique rápidamente para que pueda regresar a casa.

Aunque anticipan una reacción severa por parte de la PGR, los familiares reclaman la puesta en marcha de un plan nacional de búsqueda, pues durante cinco meses esperaron que se hiciera un anuncio formal al respecto; sin embargo, eso no sucedió y por eso decidieron regresar a los cerros.

Campamento abandonado

En el punto conocido como Los naranjos hallaron dos fragmentos de huesos; no son lo suficientemente grandes para considerarse una osamenta más.

Unos 500 metros atrás hallaron lo que parece un campamento abandonado por delincuentes, entre los matorrales hay muchos envases de bebidas energetizantes y latas de cerveza.

Uno de los hombres mencionó que en ese punto ubicó una insignia del 27 batallón de infantería, por lo que asumen que también la milicia deben tener elementos desaparecidos.

"Nosotros solo queremos encontrar a nuestros desaparecidos, ya no queremos justicia. Nos hemos olvidado de ella", aseguró.