Prefieren que se 'apague' su pluma y no su vida

El crimen organizado le gana la batalla al periodismo mexicano.

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Periodistas al marchar el 5 de julio de 2010 en Chilpancingo por agresiones sufridas. (EFE/Archivo)
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EFE
MÉXICO, D.F.- Cada vez más periodistas entierran su pluma en México, asustados por las amenazas de los cárteles del narcotráfico y los ataques a sus periódicos, una situación que, según expertos, deja a la sociedad sin un derecho básico, el de la información.

En la última semana, el diario mexicano El Siglo de Torreón, ubicado en el norteño Estado de Coahuila, sufrió tres ataques contra sus instalaciones, en los que murió una persona y otras dos resultaron heridas.

Horas después de los ataques, su director editorial, Javier Garza Ramos, aseguraba a Efe que pese a su preocupación se seguirá informando con "calidad y veracidad", aunque extremarán las precauciones.

Muchos otros rotativos de la zona hace tiempo que dejaron de escribir sobre temas de seguridad, como El Mañana de Nuevo Laredo (Tamaulipas), que en julio de 2012 anunció que dejaba de "reproducir hechos violentos producto de la guerra entre grupos delictivos", luego de que sus instalaciones sufrieran un ataque con granadas, el segundo de ese año.

"Es más que comprensible porque casi se les pide que ejerzan una profesión suicida, si no tienen un solo respaldo por ningún lado. No hay recursos, no hay un buen sueldo, no hay protocolos de auto protección para los periodistas, no hay una organización entre los medios para a proteger a los trabajadores, dijo a Efe Adriana Solórzano, profesora de Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Según la organización de defensa de la libertad de prensa, Artículo 19, cada vez son más los periódicos de estados como Chihuahua, Tamaulipas o Michoacán en los que los medios dejan de informar en aras de la supervivencia.

Y no es para menos, pues según datos publicados recientemente por la asociación Campaña Emblema de Prensa (PEC, por su sigla en inglés) desde 2000 unos 93 periodistas han sido asesinados en México, 78 desde fines de 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó una lucha frontal contra los carteles de las drogas.

Sólo Afganistán, arriba de México

Como alertó hace unos meses la ONG Reporteros Sin Fronteras, México es el segundo país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, detrás de Afganistán.

"El problema es el grado de impunidad, porque si no tienes garantías para ejercer tu profesión (...) se da un silencio forzado, una autocensura porque sabes que no tienes el respaldo de las autoridades, ni el de tu propio medio, ni recompensas económicas suficientes", apuntó Solórzano.

Un periodista que prefirió mantener reservada su identidad dijo a Efe que hace meses dejó de escribir sobre temas de seguridad, luego de que recibió una amenaza que hizo que huyera por un tiempo de la ciudad donde trabaja, ubicada en Tamaulipas.

"A partir de allí, jamás he realizado una sola nota para publicarla en los medios en los que trabajo en Tamaulipas", contó el informador, quien aseguró que después de analizar las pérdidas y ganancias de su labor decidió que tenía más que perder.

"Prefiero pasar por miedoso o prudente y no jugar al héroe. Yo ya tuve un grave problema y no me gustaría tener otro más", manifestó.

Aseguró que todos los periódicos de Tamaulipas han dejado a un lado la información relacionada con el crimen organizado y solo publican algo en situaciones excepcionales y siempre sobre el grupo delictivo que no opere en esa ciudad.

"Una buena información siempre ayuda porque la gente (...) se siente menos vulnerada, menos aterrada y sabe enfrentar mejor lo que se está viviendo. Una mala información genera (...) especulaciones, el aumento de los rumores" y que la gente se sienta insegura en todas partes, explicó Solórzano.

Estado inexistente

"El sentirnos tan vulnerados, que el Estado no nos proporcione seguridad, te hace pensar en un Estado débil, fallido, inexistente o inepto", aseveró la experta, quien consideró que tampoco beneficia "la falta de información, ni la tergiversación que a veces se da en las redes sociales".

Por ello, estimó necesario dar garantías a los periodistas y promover un Estado "muy respetuoso de los derechos humanos" y que ponga fin a "la impunidad" porque, insistió, "es el gran problema" en este país. 

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