Prostitutas trabajan con amparos en el DF

Dos trabajadoras sexuales hablan de ese beneficio, sus miedos, de cómo se gestó el trámite y su enfado por 'tanta extorsión' de la policía.

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Años de lucha han rendido frutos para quienes ejercen la prostitución en el Distrito Federal, ahora se protegen de las redadas con amparos. (Imagen de contexto: animalpolitico.com)
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Humberto Ríos Navarrete/Milenio
MÉXICO, D.F.- Esperaron 25 años. Eso dicen. El miedo, mientras tanto, se acumulaba, pues eran víctimas de atropellos. Han pasado cuatro meses de que una juez federal dictaminó que deben ser consideradas trabajadoras no asalariadas.

Hablan dos de 35 prostitutas y transgéneros que ganaron. Mérida, de 47 años y 30 en el oficio, habla de sus temores y del acoso policiaco; Alma Delia, un transexual, recuerda “los años de lucha” y de cómo los clientes también son extorsionados por policías.

—¿Qué les hacían?

—Nos extorsionaban —dice Mérida— y ya estábamos hartas de tantos encierros y operativos. Por eso me amparé.

—¿Y por qué los operativos?

—Supuestamente por la trata de personas, y que porque estás cometiendo una falta administrativa; pero una cosa es la trata y otra cosa es el trabajo por voluntad propia, por necesidad. Sigo realizando el trabajo sexual, pues ya no estoy jovencita y ya no gano como antes ganaba, y no alcanza.

Ella sabe que continuarán en el mismo trabajo, ahora sin el estigma de siempre, y hacer una definición de su nuevo estatus.

—Con el amparo ya quedamos libres —asegura Mérida, entrevistada en la calle de Corregidora—, ya dejamos de ser las mujeres de una esquina, las mujeres del talón, del tacón dorado, como nos exhiben; ahora pasamos a ser como cualquier trabajadora, como una secretaria, como una maestra, como una arquitecta.

—Pero sigue la explotación.

—Sí, hay personas, tanto mujeres como hombres, que manejan una cuadra, dos cuadras, tres cuadras, se puede decir que toda la colonia donde trabajan las compañeras, donde ellas tienen que pagar una cuota, ya sea por día, por semana, por quincena o por mes.

—Eso ya está penado.

—Pues sí está penado pero sabemos que la ley protege todo este tipo de explotaciones.

La mujer, quien desde jovencita fue traída mediante engaños del estado de Morelos, habla de lo que podría considerarse un salvoconducto, y muestra su alegría por la obtención del amparo.

—Estoy feliz;  no fue fácil —acepta—, pero sí un paso importante haber logrado este documento, esta credencial famosa, para poder trabajar más tranquilas.

Y recuerda:

“Un tiempo tuve miedo, tuve miedo porque pensé que no nos escuchaban, porque no ponían atención a nuestras peticiones, pero pues ahora veo que sí; fue una gran sorpresa la que nos dio la juez, ella ordenó que se nos otorgarán las credenciales y que se reconozca nuestro trabajo”.

Y vaticina:

“Todas las trabajadoras sexuales van a estar amparadas, y van a estar amparadas porque,  te vuelvo a repetir, están hartas de tanta extorsión, de tanta explotación, de tanto hostigamiento…”

***

Uno de los antecedentes que llevó al amparo, refieren dirigentes de la organización Brigada Callejera, es la redada del 11 de septiembre de 2013, en La Merced, pues se violaron sus derechos humanos.

Ese día, según el boletín oficial, un grupo de agentes encubiertos llegó a los alrededores de un inmueble de la zona y se llevaron a varias prostitutas.

El texto describe que “rescataron, mediante operativo, a 28 víctimas de explotación sexual, y detuvieron a dos mujeres y un hombre como probables responsables del delito de trata de personas. Los implicados acondicionaron una bodega para que ahí ejercieran el sexoservicio”.

Los presuntos culpables fueron detenidos “en flagrancia” por “el posible delito de trata de personas en su modalidad de explotación sexual por prostitución, que se ejercía en la mencionada bodega donde improvisaron 11 cubículos, un baño y un espacio para guardarropa para las víctimas”.

Dos días después, Brigada Callejera convocó a las que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal calificó de víctimas para que aportaran  testimonios, pues en las calles proliferaron quejas por la violación de sus derechos, y narraron la forma en que las interrogaron. Dijo una de ellas: “nos hicieron decir lo que ellos querían escuchar”.

Otra comentó:

“Yo sí, la verdad, tengo miedo porque soy mamá y papá. Y porque en el papel pusieron el nombre del padre de mi hija y estamos peleando la patria potestad…”

Después de la reunión este reportero describió: “Hay de diferentes edades. Nacieron en nueve entidades del país. Desde hace tiempo se dedican al sexoservicio.

En ocasiones se arrebatan la palabra y entonces la reunión tiene visos de tragicomedia. Surgen anécdotas, bromas y recelos, pues piensan que policías sin escrúpulos pueden hacer uso de sus datos. Entre ellas está una, originaria del DF, que ni siquiera sabe leer ni escribir y solo colocó sus huellas en la declaración ministerial”.

***

Tuvieron que pasar “25 años de lucha” para que se les dieran su lugar. Lo dice Alma Delia, de 56 años y 40 de éstos en la prostitución, quien es integrante de una cooperativa formada por 160 transgéneros y transexuales.

—¿Y qué pasaba?

—El gobierno decía que no se podía reconocer ese trabajo, porque era un trabajo ilícito. Y muchas veces,  cuando hay una redada de  este tipo, lo quieren manejar como trata de personas, pero sabemos que no; no estamos en contra de la ley de trata, pero si que se distinga qué es trata y qué es trabajo sexual.

—¿Ustedes deben traer el amparo en la calle?

—No es tanto como traer el amparo, pero sí la credencial donde nos identifica como trabajadores no asalariados  en diferentes zonas; yo, por ejemplo, que me muevo de un lado a otro, pues soy trabajador sexual semifijo, a veces no gano en el rumbo de La Merced y  me voy al rumbo de Tlalpan, porque también los clientes a veces se fastidian siempre ver lo mismo en una, igual nosotras.

—¿La credencial era imprescindible para el trabajo que realizan?

—Pues creo que sí, porque de esta manera estamos demostrándole al gobierno, aparte de haber ganado el reconocimiento, que ya no tan fácil va a poder extorsionarnos la policía, porque el policía llegaba y te extorsionaba a ti y al cliente…

Y, sin embargo, hay policías que no reconocen el amparo, asegura Alma Delia, quien cree conveniente aclarar:

—Esto no nos hace inmunes a que cometamos una falta administrativa o de carácter judicial, y que crean que no nos van a poder hacer nada; no, están en todo su derecho, pero que realmente estemos incurriendo en algún delito.

—¿Es histórico este reconocimiento o ha habido permisos?

—Bueno, así como permisos, no, pero había acuerdos con los jefes delegacionales, aunque muchas veces éramos objeto de extorsión por parte de los camioneteros… Es histórico, sí, porque han sido años de lucha…

Son solo dos ejemplos, pero, amparadas o no, todas tienen historias similares, mismas que pueden escucharse en diferentes zonas de la ciudad, sobre todo en La Merced, donde varias siguen atadas a sus explotadores.

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